Vallespín atribuye el auge tecnócrata a la lógica bipartidista y la falta de una política supranacional


El catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid Fernando Vallespín atribuyó hoy el auge que está experimentando la tecnocracia a dos lagunas de la política: la lógica de la dicotomía entre Gobierno y oposición y la ausencia de un ámbito político supranacional.
Según el diagnóstico que trasladó a Servimedia, "el problema no es el reforzamiento de la tecnocracia sino la impotencia de la política para resolver los problemas en las situaciones de presión, debido a la falta de acuerdos".
En este sentido, recordó que el encumbramiento de Lucas Papademos y Mario Monti como jefes de Gobierno en Grecia e Italia vino motivado por la falta de consenso para elegir a un político.
"No es que desearan un tecnócrata sino que no hubo otro remedio", subrayó, recordando el empeño de la oposición griega en que abandonara el Ejecutivo su ex primer ministro, Giorgios Papandreu y, a otra escala, el voto en contra del PP al plan de ajuste del Gobierno español, pese a que ahora defienda su necesidad.
"La democracia tiene un elemento perverso donde el código Gobierno- oposición impide tomar las medidas que necesita un país en un momento de crisis", concluyó a este respecto, añorando que, si esta situación se hubiera producido en Alemania, "inmediatamente habría habido un gobierno de coalición".
PROBLEMA DE ÁMBITO
En segundo lugar, Vallespín percibe "un problema de ámbito de la democracia", porque ésta surgió para el nacional, y ahora todos los estados del mundo son interdependientes y dependen a su vez de las decisiones que se toman en los círculos económicos. "No tenemos una instancia que resuelva los problemas comunes", lamentó.
Como consecuencia de lo anterior, prosiguió, en la actual sufrimos "un equívoco conceptual: pensar que la accion política sigue siendo posible" y "capaz de imponerse a todo". Muy al contrario, ocurre que "una serie de imperativos sistémicos condicionan la acción, igual que el malestar físico del cuerpo humano hipoteca la libertad a la hora de tomar decisiones.
"Ésa es la gran novedad", indicó el catedrático de la Complutense. "Antes la política tenía cierta autonomía, y podía propiamente gobernar. Ahora se conecta a decisiones que se toman en otros ámbitos y condicionan sus acciones". Por todo ello, Vallespín concluyó que se hace necesario "reinventar el sistema democrático".

Mostrar comentarios