Vinculación de narcotráfico a pandillas es una estrategia, según padre Toño

  • El sacerdote español Antonio Rodríguez, conocido en El Salvador como padre Toño o como el cura de las maras, asegura que "vincular el narcotráfico a las pandillas es una estrategia para reventar la región centroamericana".

Ciudad Real, 10 sep.- El sacerdote español Antonio Rodríguez, conocido en El Salvador como padre Toño o como el cura de las maras, asegura que "vincular el narcotráfico a las pandillas es una estrategia para reventar la región centroamericana".

En una entrevista con Efe tras regresar a España, después de su paso por el país centroamericano, donde ha trabajado los últimos 15 años directamente con las maras, afirma que el narcotráfico lo controlan "empresas y grupos económicos y políticos de gran calibre", por lo que vincularlo a las maras sólo responde a una "estrategia premeditada".

Afirma que él nunca ha visto a un pandillero "con grandes casas, con grandes cuentas bancarias y viajando", y apunta que sólo ha visto "pandilleros matados o matando a otros pandilleros y viviendo en chabolas".

Para el padre Toño, que es muy crítico con el papel que el Estado ha jugado en los últimos años en El Salvador, parte de la culpa del cambio de la pandilla a una estructura más criminal la ha tenido el propio Estado, que "ha participado en la venta de armas y en la criminalidad y ha convertido la violencia en un negocio".

En este sentido, asegura que en este tiempo en El Salvador "han crecido las empresas de seguridad privada" y apunta que a la gente le interesa "tener una sociedad llena de miedo para vender empresas de seguridad, servicios de seguridad".

Se muestra igual de crítico con la ausencia de regulación de armas de fuego que hay en el país, donde se calcula existen más de 400.000 armas.

"Tocar las estructuras que retroalimentan el fenómeno de las pandillas y la violencia es tocar estructuras económicas y políticas que se nutren de la tragedia diaria que vive Centroamérica y El Salvador", sostiene.

Según este comprometido sacerdote, acusado de colaborar con las maras, las pandillas no tendrían el nivel de criminalidad que hoy tienen "si no hubiera habido una participación activa de instituciones del Estado o de instituciones publicas y privadas, económicas que han convertido en un negocio esta realidad".

Respecto a la situación que ha vivido en el último mes en El Salvador, donde ha estado 37 días retenido antes de ser condenado a 30 meses de prisión por colaborar con las maras, dice que este mes ha sido "el más largo" de su vida.

"Han sido duros por tener que estar en una bartolina, tirado en el suelo, con la impotencia de sentirme inocente y de sentirte enrejado sintiéndome libre", admite.

Admite que no se ha sentido bien tratado el tiempo que ha estado detenido, especialmente los últimos veinte días, que pasó en la División Antinarcóticos de El Salvador, donde le tuvieron aislado en un cuarto.

"Me dijeron que era por privilegio, pero luego me di cuenta de que era para que no tuviera contacto con autoridades y tener así mayores restricciones, porque los fiscales decían que podía interferir el proceso", explica.

Sobre el trato recibido por la embajada española, lo califica de "excepcional" y asegura que el Gobierno español hizo todo lo que podía hacer, dentro del margen que tenían, tras recordar que él goza también de nacionalidad salvadoreña y que por lo tanto debía responder ante la Justicia como un ciudadano más de ese país.

Recuerda que cada vez que la embajada española quería ir más allá, el Gobierno salvadoreño les ponía freno, diciendo que era salvadoreño y tenía que ser juzgado como salvadoreño en la Justicia salvadoreña.

La embajada, el embajador, el cónsul y todo su equipo, ha afirmado, "se han portado excelentemente" y con ellos se ha sentido "muy querido". "Incluso, han hecho más de lo que debían por mí, cosa que les agradezco de corazón". EFE.

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