Zapatero no ve “urgente ni imperiosa” la reforma de la ley de libertad religiosa


El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, confirmó este miércoles que no cree “urgente” ni una “necesidad imperiosa” reformar la Ley de Libertad Religiosa, porque esa libertad se ejerce “sin problema”, no hay discriminaciones por cuestiones religiosas y el principio de aconfesionalidad del Estado “funciona con normalidad”.
Durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, el portavoz de ERC, Joan Ridao, preguntó al presidente por el compromiso de reforma de esa ley, y Rodríguez Zapatero reconoció que debe ser “actualizada”, pero será cuando el Ejecutivo entienda que existe el consenso político y social necesario, “fundamentalmente en esta Cámara”.
Ridao juzgó “paradójico, por no decir irónico”, que al tiempo que el presidente “renuncia a la agenda laicista para no pasar por anticlerical”, el Papa llegue a España “y desde las alturas le haga a usted casi responsable de un laicismo agresivo, trasnochado, que evoca casi la quema de iglesias de los años treinta, pasando por alto el nacionalcatolicismo de cuarenta años bajo palio, e incluso los años en que la espada y la cruz iban de la mano”.
Aprovechó el portavoz de ERC para apuntar que esa reflexión el Papa refleja “un desconocimiento de la realidad social” actual de España y la “nula autocrítica” de la jerarquía católica sobre sus posiciones en asuntos como el matrimonio entre homosexuales, el uso del preservativo, el aborto o el papel de la mujer en la sociedad.
La conclusión es, para Ridao, que España seguirá siendo un Estado “aparentemente” aconfesional pero que, en la práctica, en aplicación de un Concordato “casi preconstitucional”, tiene una especie de “mantenida de lujo” que es la Iglesia Católica, que cuesta al año 6.000 millones de euros, poco menos de lo que se va a ahorrar con la congelación de las pensiones y del sueldo de los funcionarios.
Todo ello, añadió, porque el Gobierno renunció a reclamar la autofinanciación de la Iglesia y porque hizo algo “que ni la derecha se atrevió a hacer, aumentar un 34% la asignación del IRPF”.
Además, denunció que los símbolos religiosos siguen presentes en la vida pública y la religión seguirá siendo una asignatura “dogmática, que no científica”, en la educación obligatoria.
Ridao dijo al presidente que reformar esa ley no tendría por qué suponer confrontación alguna y tampoco pérdida de votos para el PSOE, y el compromiso se basaba en respetar la “legítima influencia” de la confesión mayoritaria pero garantizando “una sociedad libre de dogmas” y con “plena neutralidad” de las instituciones. “A Dios lo que es de Dios, y al césar lo que es del césar”, sintetizó.
ACONFESIONALIDAD
Rodríguez Zapatero dijo a Ridao que tiene muy difícil convencer a los ciudadanos de que su Gobierno despliega una política “de entrega o devoción” hacia la Iglesia Católica y defendió que sus decisiones se basan en el respeto al principio constitucional de aconfesionalidad del Estado.
Por eso, aseguró, las leyes impulsadas por el Gobierno responden a una visión moderna de la sociedad, con el objetivo de reconocer derechos, extender libertades y cooperar con la confesión mayoritaria, algo propio de la España actual.
“Ahí estamos y ahí seguiremos, y nunca haremos caso a posturas de un lado o de otro que no contribuyen a fundamentar los buenos principios de una democracia avanzada a favor de la igualdad de todos los ciudadanos”, manifestó.

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