Antiguamente era más habitual comprobar que las bodegas españolas se fijaran en la viticultura francesa, más arraigada y con más tradición y fama que la que teníamos en nuestro país hasta hace unas décadas. En aquella época era impensable que unos viticultores del país vecino fijaran sus ojos en nuestras zonas vinícolas y se plantearan adquirir una bodega a este lado de los Pirineos. Pero de un tiempo a esta parte nuestros vinos están al mismo nivel que el de muchos de los mejores vinos franceses, pero con una relación calidad precio aplastante a nuestro favor. Por ello, Francois Lurton y Dany Rolland decidieron apostar por vinos hechos en España.
En La Seca, un pueblo del que muy pocos han oído hablar, salvo que tengan familiares en la zona o sean profundos conocedores del mundo del vino y unos enamorados de los vinos de Rueda, lo más normal es que no les suene de nada. En todo caso, en La Seca, se ubica una bodega singular y diferente fundada por dos franceses Francois Lurton y Dany Rolland. Unas cavas subterráneas del Siglo XVII, que gracias a sus características ambientales de temperatura y humedad controladas durante todo el año, permiten hacer grandes vinos blancos de barrica muy expresivos capaces de mostrar las características de la tierra en la que crece el viñedo.
La vinificación innovadora con la que en la D. O de Rueda elaboran sus grandes vinos blancos, permite hacer vinos de una gran expresividad, unos vinos que se muestran identitarios con el terruño. Vinos que en la boca mantienen la profundidad de un gusto prolongado. Vinos que se muestran con estructura y cuerpo determinados, con cierto volumen y con una untuosidad que le da el formato de un gran vino. Al tiempo que presenta una entidad muy definida muestra un grado de acidez justo para mostrarse fresco.
Un vino elaborado a partir de una estricta selección de uva verdejo procedentes de viñedos de entre 25 y 40 años, basado en fermentaciones alcohólicas a baja temperatura y con duración superior a la media. La finca de suelos pobres y arenosos son capaces de extraer todo el potencial del viñedo. Después, la climatología, de noches frías y días más calurosos favorecen una maduración más lenta y que se vendimian en el momento óptimo de maduración lo que producen vinos más serenos, redondos y complejos.
Campo Alegre es un vino que se ensambla de distintas fermentaciones, para dar lugar a un vino de cierta complejidad pero muy redondo y con aromas a fruta fresca. El vino fermenta en cavas subterráneas a diez metros de profundidad donde se preserva durante su maduración que, va de cuatro a cinco meses, de cualquier alteración. Como resultado final el vino crece en la copa y gana en fuerza y expresividad. Si a la vista es relativamente pálido y limpio, en nariz muestra una intensidad concentrada. En la boca es un vino redondo con mucho equilibrio y elegante. Un vino ideal para disfrutar con arroces, pescados, quesos y carnes blancas; por sólo 14€.
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