Barcelona es una ciudad de vanguardia, un lugar que primero mostró al mundo como se podía diseñar arquitectura de un modo absolutamente disruptivo con todo lo que se había hecho hasta se momento. La anulación de las lineas rectas y unas fachadas rompedoras para la época. Un urbanismo que más allá de las calles imperfectas pero bellísimas del barrio gótico, se perfeccionaba en retícula por todo el Eixample y la Diagonal. La burguesía barcelonesa contribuyó con su alto poder adquisitivo al desarrollo de la gastronomía de vanguardia. Mientras, se ofrecen soluciones imaginativas para el turista como el Hotel Bakery Praktik.
A unos pasos de la Avenida más famosa de Barcelona, la Diagonal, hace casi un lustro se abrió una panadería innovadora, con un obrador a la calle en la que se podía comprobar como desde primera hora de la mañana evoluciona un equipo de panaderos que continuamente repone las alacenas con una variedad de piezas de pan extraordinaria. Una panadería que impregna de aroma el alma de un hotel cómodo y acogedor que se levanta en los pisos superiores de un espacio tan singular como original y novedoso, que comparte una gran panadería, un lugar donde tomar algo y socializar y sobre el cual se organiza un hotel funcional y práctico.
El espacio continuo al obrador juega con una decoración de estilo escandinavo, mesas compartidas que unos utilizan para desayunar tranquilos, otros para leer y algunos para trabajar con su Mac. Sofás donde relajarse y esperar, mesas altas en las que apurar una taza de café aromático; y una pequeña terraza en la que relajarse tomando un zumo de frutas. Pero sobre todo es un espacio en el que se juega con los sentidos. El vestíbulo de cualquier hotel aquí se convierte en una panadería en donde se puede adquirir uno de los mejores panes de la ciudad.
En el vestíbulo-cafetería en el que una gran cristalera al final del salón deja penetrar la luz, completa la decoración con una pared cubierta de plantas y tiestos. Un espacio en el que a primera hora se comparten desayunos en un ambiente que abre el apetito al respirar los aromas que despide el horno donde se cuece buena bollería y mejor pan que compiten por sobresalir por encima de los propios del café.
Una panadería en la que cada pieza de pan es diferente a la otra. Todo aquí es artesanal, diferente e irrepetible, no hay dos piezas exactas. La tahona muestra su interior a través de una gran cristalera en la que se comprueba como el equipo de Anna Bellsolá trabaja la masa controla las temperaturas amasan el pan, como trabaja el horno de leña y como una vez cocido se separa por tipo de masas, cocciones y formatos. Un oficio que requiere del reposo, de un tiempo en el que como el mejor whisky o el buen vino, una masa viva de harinas orgánicas que se transforman en pan.
Y el hotel, un espacio de habitaciones blancas, minimalistas, sencillas pero más que acogedoras, en la que los tonos blancos de la ropa de cama y las maderas que visten las paredes hasta media altura, contribuyen a crear un ambiente más amplio del que realmente es. El baño contrasta con el resto de la habitación rompiendo la monotonía de los blancos, con las paredes forradas de azulejo y mosaico en tonos azules. Habitaciones más que cómodas, confortables en las que a pesar de no disfrutar de muchos metros cuadrados, es un espacio en el que apetece estar y disfrutar de un rato de descanso.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios