Desde las soleadas Canarias hasta las cercanas Baleares, pasando por Extremadura, Andalucía o Cataluña, España está cuajado de Parques Nacionales, áreas protegidas, relevantes por su fauna y por su flora, que además tienen una especial importancia para el ecosistema.
Así encontramos en nuestro país hasta 15 ejemplos, que incluyen ambientes tan diversos como parques nacionales de alta montaña, litorales marinos, importantes humedales, ejemplos de bosque mediterráneo o legados de bosques tropicales. Todos ellos, visitables en cualquier época del año, poseen encantos naturales que servirían para descubrirlos en todo momento pero hoy nos vamos a centrar en parques que, por la importancia de su flora, son especialmente bellos cuando se visten con los colores de la primavera.
Parque Nacional de Doñana, Huelva, Sevilla y Cádiz.
Considerado el mayor humedal de España, este Parque Nacional es una de las joyas naturales de Andalucía, que comprende una impresionante cantidad de marismas costeras y de dunas móviles, perfectas para descubrir con los benignos climas de primavera o durante el otoño. La ventaja de hacerlo entre los meses de marzo y junio es que la importante vegetación del parque, compuesta principalmente por pinares, alcornoques y plantas sabulícolas, ofrecen al viajero espectaculares panorámicas repletas de color, en las que la floración de especies como la rosa, la lavanda, la sabina o la linaria ofrecen su repertorio cromático. Además, cuenta con el sello Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
Parque Nacional del Teide, Santa Cruz de Tenerife.
Ascender en pocos kilómetros desde el nivel del mar hasta la mayor altura de España es un lujo que sólo el icónico Teide nos puede permitir. Considerado el volcán más alto de Europa, este monte aún guarda en primavera algunas nieves en sus cotas más altas, convirtiéndose en una vista única del archipiélago canario. Sin embargo, no sólo nos atrae aquí su formación volcánica. A lo largo de toda la ascensión descubrirás ejemplos únicos de endemismos de las islas, como el tajinaste rojo, así como alhelíes, retamas y violetas, que desvelan durante la primavera una impresionante y colorida panoplia. Del mismo modo que Doñana, este Parque Nacional también cuenta con la catalogación de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Parque Nacional de Picos de Europa, Asturias, León y Cantabria.
Cambiamos de registro para irnos al otro extremo del país pero sin abandonar la alta montaña. Compartido entre tres comunidades autónomas, los Picos de Europa son el perfecto reflejo del clima atlántico de montaña. Aquí se encuentra un impresionante legado glaciar, surcado a través de los materiales cársticos que componen el Parque, en el que abunda una vegetación a base de prados y frondosas, en especial robles, hayas y acebos. Además, en Posada de Valdeón se encuentra un impresionante bosque de tilos, que luce sus mejores colores durante el período primaveral.
Parque Nacional de Monfragüe, Cáceres.
Si eres de los que crees que Extremadura es una comunidad autónoma seca, la primavera te demostrará que Monfragüe es un auténtico vergel en el corazón de Cáceres. Caracterizado por dos perfiles de flora muy concretos, como son el bosque mediterráneo y la dehesa, los extensos campos del parque se tiñen de colores verdes, violetas, amarillos y rojos con las numerosas flores que abren sus pétalos con las lluvias. Además, cruzado por ríos como el Tajo y el Tiétar, Monfragüe ofrece paisajes de marcado carácter fluvial, a los que también se suma su perfil de roquedales. Eso sí, no te vayas de aquí sin levantar la vista, ya que sus cielos están poblados de numerosas aves, entre las que destaca el excepcional buitre negro.
Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, Madrid y Segovia.
Desconectar de la gran ciudad, descubrir montañas que rondan los 3.000 metros de altura y comprobar que a una hora en coche de la capital puedes disfrutar de una naturaleza única son los reclamos de la Sierra de Guadarrama. En este Parque Nacional, con evidentes síntomas de glaciarismo, encontrarás importantísimas poblaciones de coníferas como el pino (imprescindibles sus formaciones de pino albar, o pasarse por el pinar de Valsaín) y el abeto pero también muchos robles, que cobran fuerza durante la primavera, ofreciendo un impresionante contraste a través de diferentes gamas de verde. Por si fuera poco, sus extensos prados también se cubren de amapolas y lirios, que se suceden según vamos ascendiendo por crocus y narcisos.
Islas Atlánticas de Galicia, Pontevedra y La Coruña.
Cualquier momento del año es bueno para disfrutar de las costas gallegas, que tienen en este Parque Nacional el mejor reclamo natural para los amantes de los ecosistemas únicos. Comprendido por las islas de Ons, Cíes, Sálvora y Cortegada, este parque no es el más variado morfológicamente pero sí es perfecto para descubrir sus poblaciones de laureles y sobre todo para disfrutar de los primeros rayos de sol de la temporada, que acarician sus costas con calidez a partir del mes de abril y mayo. Aunque no será su flora terrestre la única que nos atraiga. Con un fondo marino compuesto por más de 200 especies de algas distintas, buceadores y curiosos encontrarán en las claras aguas de estos archipiélagos el lugar ideal para descubrir un mundo de contrastes submarinos.
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