Restaurantes

El lujo de Oriente: la cocina del chef Nobu Matsuhisha en el cielo de Barcelona

El chef japonés llegó a la Ciudad Condal tras sus trabajos en Marbella e Ibiza, en el piso 23 de la Torre de Cataluña, para coronar el Nobu Hotel.

Nobu
El chef japonés Nobu Matsuhisha ha aterrizado en Barcelona con el que es ya su tercer restaurante en nuestro país.
 
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Nobu Matsuhisha, en su nuevo restaurante de Barcelona. El chef viajó a la ciudad para la inauguración del establecimiento, el pasado septiembre.

Tras sus experiencias previas en Marbella e Ibiza, en esta ocasión su proyecto, inaugurado en septiembre, nace de la asociación con Selenta Group y va más allá de lo gastronómico, pues el restaurante corona, con sus vistas de 360 grados sobre la ciudad en el piso 23 del icónico edificio Torre de Catalunya, el nuevo Nobu Hotel.

Nobu Barcelona es el cuarto establecimiento hotelero en Europa de la compañía liderada por el propio Nobu junto al actor Robert de Niro y el productor de cine Meir Teper. Y el 41 en el mundo, lo que hace de Nobu una firma global capaz de sostener su particular propuesta culinaria en los cinco continentes. Una propuesta, por cierto, que en la Ciudad Condal lidera en su día a día el chef borgoñón Hervé Courtot.

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El hotel cuenta con 259 habitaciones, 40 de ellas suites, y un look japonés, con guiños a la arquitectura de Gaudí.

Experto forjador de equipos, Courtot ejerce como talentoso intérprete de una cocina que, sin salirse de los márgenes de una elaboración aparentemente sencilla, constituye un estilo propio reconocible en el mundo entero y se traduce sin concesiones ni complejos en una manifestación sobria, y a la vez impúdica, de placer. ¿Algunos ejemplos? Tartar de atún con caviar en salsa de soja; hamachi con pepino y jalapeños; tacos de wagyu: tempura de cangrejo real o el icónico black cod, un tipo de bacalao marinado 72 horas en miso y servido tras pasar por la plancha con miso y melocotón deshidratado…

Nobu tiene ahora 70 años. Para el gran público, su rostro puede resultar familiar porque, tras el inicio de su amistad con De Niro y el triunfo desbordado de su restaurante de Beverly Hills, en los años 90 hizo algunos cameos en películas como Casino o Austin Powers. Pero su vida es la cocina. De su nuevo proyecto barcelonés le fascinan, fundamentalmente, las inmensas posibilidades que le ofrecen el pescado y las materias primas que tendrá al alcance de su mano en una de las capitales gastronómicas de Europa. No es raro que su primera visita en Barcelona fuese a la sección de pescados de Merca Barna, el mercado central de la ciudad.

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Rockwell Group fue el encargado del interiorismo, la decoración y el mobiliario.

Nobu se formó fregando platos, yendo de madrugada a los mercados y ejerciendo como aprendiz en un restaurante de sushi hasta que un cliente le ofreció dirigir su propio establecimiento en Perú, ni más ni menos. Tenía 23 años y al llegar a Lima se encontró con un mundo nuevo en el que no disponía de dos de sus herramientas principales: ni salsa de soja ni wasabi. Acababa de entrar en el imperio, por entonces apenas conocido, de la cocina nikkei, originada en el siglo XIX cuando el primer barco de emigrantes nipones puso pie en el antiguo país de los incas. Toda una cultura culinaria que en sus manos se transformaría en el origen de lo que luego se llamó cocina fusión.

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Comenzar a trabajar con De Niro le permitió llevar su gastronomía a diferentes partes del mundo y nutrirse de las materias primas de cada región donde se establece. 

Nobu viajó después a Alaska, donde se arruinó cuando su restaurante se convirtió en pasto de las llamas al poco de inaugurarse, y se asentó luego en Estados Unidos, donde alcanzó el éxito y nació el mito. Las estrellas de Hollywood, léase aristocracia local californiana, se quejaban amargamente cuando no podían encontrar mesa en su local. A raíz de su asociación con De Niro, inició la expansión de su cocina a diferentes países del mundo, dejándose impregnar por el producto local allá donde va, pero con la clara intención de formar equipos capaces de trasladar el estilo Nobu en cada uno de sus restaurantes.

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Uno de los platos típicos de la comida japonesa, el sashimi de salmón. 

Si se le pregunta por su legado el día que deje de cocinar, se indigna, porque apenas concibe un mundo en el que la cocina no forme parte de su día a día. Con una relación estrecha con Ferrán Adrià, José Andrés y, muy especialmente, con Dani García, Nobu admira de la cocina española su búsqueda incansable del perfeccionamiento técnico. Aunque no es esa su senda: él no necesita seguir otro camino que el suyo propio. La suya es una cocina japonesa mestiza, que recorre América del Sur al Norte, desde las costas de Perú a las de Alaska, dejándose empapar por las olas de cada puerto sin alejarse de su propia esencia. Bienvenido al cielo de Barcelona, Nobu San.

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