
No es cierto eso que dicen de que todos somos prescindibles. Al menos no del todo. Cada vez se hace más difícil encontrar buenos empleados, y mucho más encontrar a los mejores. Pero una vez los tienes en la empresa, el trabajo no hace más que empezar. Porque mantener a los mejores perfiles es un trabajo de constancia que no debes obviar.
En todas las empresas hay patrones que se repiten. Prácticas destinadas al régimen laboral para un supuesto funcionamiento favorable de la empresa. Pero cuando estas prácticas son reglas que se imponen, la estabilidad de la plantilla se tambalea, y dentro de esta inestabilidad los primeros en plantearse abandonar la empresa son los grandes empleados.
Lolly Daskal, coach especialista en liderazgo y desarrollo empresarial, explica en Medium que hay que dejar estas reglas, porque acaban espantando a los empleados ejemplares (es fácil para ellos encontrar un nuevo puesto de trabajo) y dejando a los más comunes. “Lo que queda es un grupo de personas que son mediocres en lo que hacen y en su mayoría solo aguantan por el sueldo. Y si tienes gente mediocre haciendo un trabajo mediocre, lo que tienes es una empresa mediocre”, dice Daskal.
Os dejamos cinco de las prácticas que más comprometen a los empleados de una empresa y los alientan a abandonarla:
1. El tedioso y deshumanizado proceso de selección
Si ya de por sí, la búsqueda de trabajo es uno de los procesos más duros por los que debe pasar el ser humano, las etapas que debes superar para formar parte de una empresa, acaban desmoralizando al más positivo. Además, muchos de estos procesos de selección están computarizados y se basan en palabras clave que te dejan, dentro o fuera según aciertes o no. El talento y el valor de una persona se mide en el cara a cara. Muchos de los mejores, se quedarán en un proceso mecanizado.
2. Las terribles e injustas evaluaciones de rendimiento
Las técnicas de evaluación de rendimiento son absurdas, cuando no, hirientes. Valorar en base a cinco puntos tu rendimiento no es real y es odiado por los trabajadores. Luego esta eso de alinear a los empleados y compararlos entre sí: la famosa Selección Forzada. “Alinear a tus empleados y compararlos de mejor a peor es una de las ideas más estúpidas que he encontrado como coach y consultora de negocios. ¿Por qué alguien querría quedarse en una compañía que trata a las personas de esta manera? Qué difícil debe ser confiar en tus compañeros cuando te encuentras esencialmente en una versión de oficina de los Juegos del Hambre”, apunta Daskal.
3. El horario laboral presencial
Otro error que se repite mucho es la obligación de asistencia a la oficina. En ocasiones el entorno laboral puede ser contraproducente para llevar a cabo tu labor en la empresa. Un buen trabajador, sabe que es lo que debe dar a una empresa y debe ser lo suficientemente inteligente para valorar dónde es mejor desempeñar su puesto y hay que respetar que una semana, por qué no, sea desde casa.

4. Exigir documentación y explicaciones en un día libre
Si un día te despiertas enfermo y tienes que avisar porque no puedes salir de la cama para ir a trabajar, ¿por qué hacerte salir para conseguir el dichoso justificante? Hay que confiar en los buenos trabajadores y no obligarles con burocracias tan obsoletas. ¿Y si quiere cogerse un día? Todos tenemos derecho a cogernos un día libre sin que para ello debamos pasar por una entrevista invasiva. Esto, denota desconfianza. La pérdida de confianza, probablemente sea una de las las razones que más impulsen el abandono de una empresa.
5. Eliminar el uso del teléfono e Internet en la oficina
Son pequeñeces que mellan. Que no puedas usar el teléfono por protección de la empresa, para que no puedas liberar documentos confidenciales, vuelve a incidir en la confianza en tu empleado. Error. “En las oficinas que tienen políticas de este calibre, la regla se rompe por todos, incluida la persona que la creó. Una cosa es pedir a los trabajadores que limiten su tiempo dentro de Internet o que pongan restricciones razonables sobre el tipo de sitios que pueden visitar, pero prohibir el acceso a la información es simplemente una tontería”, apunta Lolly Daskal.
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