Siete claves para identificar a los malos clientes, con los que es mejor no tratar

  • Un mal cliente te puede quitar la energía y ser, a la larga, contraproducente para el negocio. Aprende a detectarlos antes de que sea demasiado tarde
A primera vista todo cliente es válido, pero no es cierto. / Pexels
A primera vista todo cliente es válido, pero no es cierto. / Pexels

Montar tu empresa te ha costado lo tuyo. Has invertido dinero, ilusión, esfuerzo y tiempo. Todos estos ingredientes han sido necesarios para ponerla en pie, pero ahora lo que necesitas es que el engranaje se ponga en marcha. Para esto lo único que hace falta es el carburante necesario: clientes.

Pero conseguir clientes no debe apoyarse completamente en los soportes de la necesidad. Porque no todos los carburantes son buenos. Y tras el desgaste de todos los factores personales que has invertido en este proyecto, debes tener cuidado con el carburante que eliges.

Los clientes se pueden catalogar en diferentes tipologías, pero hay dos a las que debes atender muy firmemente: buenos y clientes malos. Los segundos pueden destrozar los pilares de tus rutinas y hábitos empresariales. Te puede hacer perder ese preciado tiempo que has estado cuidando desde el inicio del proyecto, utilizando las claves necesarias para trabajar más en menos tiempo. Y el tiempo, amigo, es el valor que siempre se mantendrá en alza y que servirá para el buen desarrollo de tu empresa y el de tu felicidad.

Detectar a los que no son buenos

Jyssica Schwartz en un artículo para 'Medium' nos enseña a detectar a este tipo de clientes. Una raza que tiende a absorber toda la diversión de lo que estás haciendo, hacer demandas irrazonables fuera del alcance del propio proyecto y, bastante a menudo, generar situaciones tensas e incluso negarse a la hora de pagarte.

“Todo esto significa que, en lugar de que tengas el tiempo y la energía para desarrollar tu negocio, estés atascado atendiendo a este cliente en particular durante mucho más tiempo del que originalmente estimaste”, dice Schwartz.

Siete maneras de detectar a un mal cliente

Estos malos clientes son fáciles detectar. Solo hay que estar pendiente de los signos para mantenerse alejado de ellos.

1. Lo primero que pregunta es el precio

No nos volvamos locos. No es solo esta pregunta el indicador que los sentencia como malos clientes. Pero su comportamiento después, sí que es delatador. Ya que tu respuesta será que depende de lo que necesite en cuestión y le invitarás a charlar sobre el tema.

“Si se resisten y solo piden un número, no están interesados. Solo se preocupan por el costo, lo que es indicativo de que la calidad no es su principal prioridad y que puede que te vean solo como un medio para un fin”, dice Schwartz.

2. El rechazo de las tarifas es algo abrupto

Cuando se echan las manos a la cabeza y ponen en tela de juicio tus tarifas, no hay duda: ese cliente no es de los buenos. A veces estas personas serán arrogantes o groseras, o las dos a la vez, en cuanto a la alta calidad de la demanda de precios, por lo que no pierdas el tiempo explicando.

3. No quieren firmar un contrato

No hay mucho que desarrollar en este punto. Schwartz lo dice muy claro: “Cuando un cliente no quiere firmar un contrato, es inmediatamente sospechoso para mí. ¿Por qué no quieren firmar algo que nos protege a los dos y muestra lo que están recibiendo? La única razón por la que se me ocurre es porque no quieren un documento legalmente vinculante que diga que tienen que pagarme”.

Cliente comprando un coche (concesionario)
Hay clientes que nunca están contentos. / GANVAM - Archivo

4. No responden a preguntas o necesidades

Si mientras se está negociando, el cliente no responde a tus 'mails', ¿crees que lo hará cuando estéis trabajando y lleguen preguntas espinosas -para él- sobre pagos y demás?

5. Las demandas se incrementan irrazonablemente

Cuando un cliente te pide cosas adicionales que no están incluidas en el contrato, tienes la elección de hacerlas o no. El contrato te ampara. Si se trata de algo pequeño y se trata de una sola vez, es posible que quieras hacerlo. Pero si la cosa va creciendo, no dudes en ofrecer tus tarifas adicionales. Su reacción le hará asomar el plumero.

6. Exige cambios cuando el proyecto está casi acabado

Esto puede pasar. Puede pasar que todo haya ido bien pero que el mal cliente no dé la cara hasta el final, aprovechando huecos del contrato. Puede que te diga que cambies cosas del proyecto que difieren bastante de la realidad inicial.

Por esto, “debes indicar en tu contrato cuántas rondas de ediciones, revisiones o cambios incluyes en tu tarifa”, aconseja Schwartz .

7. No hace los pagos a tiempo

Según Schwartz, “esta es una gran bandera roja”. Si habéis establecido tiempos específicos para los pagos a lo largo de un proyecto, debes dejar de trabajar hasta que se haya realizado el pago reciente. Hasta que el primero de los pagos se cumpla.

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