Equilibrio demanda y oferta

China y Covid neutralizan la escalada de precios del petróleo en los 110 dólares

Los precios caen con los confinamientos inducidos por la pandemia en China y la creciente actividad de perforación en EEUU aliviando los temores de suministro por la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia.

Una plataforma de gas y petróleo frente a la costa de Libia en el Mediterráneo.
Una plataforma de gas y petróleo frente a la costa de Libia en el Mediterráneo.
Antonio Sempere vía Europa Press

No hay escasez de puntos de vista desde los que observar en el mercado petrolero. Del temor a cortes en el suministro por la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia, los operadores han pasado a poner más argumentos en el lado contrario de la balanza para descartar tensiones de precios: China, el Covid-19 y el aumento de la capacidad de producción de EEUU. Los precios de los barriles de referencia registraron fuertes descensos este martes -de hasta el 7%- hasta situarse por debajo de los 100 dólares (en el caso del West Texas) y de los 105 dólares (Brent) algunos momentos de la sesión, pero terminaron recuperándose de las caídas y volvieron a niveles de 110 dólares.

“El repunte del precio del petróleo de la semana pasada volvió a ser de corta duración. El enfoque del mercado pasó de las interrupciones del suministro a los bloqueos pandémicos chinos y al aumento de la actividad de perforación en Estados Unidos. Mirando más allá de estas dinámicas a corto plazo y la evolución de los acontecimientos, tenemos cierta confianza en que los precios del petróleo seguirán el patrón habitual de crisis geopolítica de fuertes movimientos ascendentes seguidos de movimientos a la baja a finales de este año”, argumenta Norbert Rücker, economista de  Julius Baer.

En su opinión, las preocupaciones de la semana pasada sobre el cierre parcial de una ruta de exportación clave del Mar Caspio debido a una tormenta se enfriaron. “Mientras tanto, la creciente pandemia pone el foco en la demanda china de petróleo. Sobre todo debido a los continuos problemas del mercado inmobiliario y la actividad de la construcción, el consumo de petróleo de China se estancó durante la mayor parte del año pasado. Los bloqueos actuales probablemente afectarán el uso de petróleo temporalmente, lo que ayuda al mercado a absorber la pérdida de suministros rusos”, asegura Rücker.

Por otro lado, la actividad de perforación en los Estados Unidos se ha acelerado y la producción de petróleo de esquisto está en camino de alcanzar nuevos máximos históricos el próximo año. “El rebote de la inversión todavía proviene más bien de empresas más pequeñas y privadas, mientras que las grandes cotizadas solo se desprenden lentamente de su prudencia con el capital. Mantenemos nuestra confianza en que el aumento del precio del petróleo sigue el patrón habitual de crisis geopolítica de fuertes movimientos al alza seguidos de movimientos a la baja en semanas y meses, no años”, añade el experto de Julius Baer.

La desaceleración de China y de la demanda

Los confinamientos masivos en China y la desaceleración de su economía han provocado en las últimas jornadas cierta contención en los precios del petróleo. El Gobierno de Xi Jinping ha fijado su previsión de crecimiento para 2022 en el 5,5% pero los expertos creen que el ritmo real estará muy por debajo. El suizo UBS estima una cifra del 5,4% pero cree que es un objetivo bastante agresivo. En cambio, el japonés Nomura considera que es difícil que se alcance esa meta y cree que un crecimiento del 2,9% es más realista debido a los parones vinculados a la política de ‘covid cero’.

Esta debilidad y el avance en las negociaciones para la paz en Ucrania han contrarrestado en las últimas jornadas los temores sobre un corte total de Rusia como represalia a las sanciones de Occidente y la negativa europea a pagar en rublos el petróleo y el gas que todavía compra al país. La amenaza supondría un cataclismo para un mercado que ya ha recuperado los niveles de demanda previos a la pandemia y el suministro global está tensionado desde que el cartel de la OPEP+, tras la crisis de precios de 2020, se vio obligada a acordar recortes de producción sostenidos en el tiempo.

Rusia sigue siendo un peso pesado en el mercado petrolero. El país que gobierna Vladimir Putin supone alrededor del 12% de la producción mundial con 11,5 millones de barriles diarios (mdpb), y el 80% de ellos se dirige a las exportaciones. A su vez, Europa (57%) compra casi dos tercios de ese crudo, mientras que China apenas representa el 18% y EEUU, el 6%, según los datos del anuario estadístico de BP correspondientes a 2019.

Alternativas al petróleo de Rusia

La agencia Fitch Ratings ha elevado su rango de precios objetivo del petróleo y el gas para 2022-2024. Para el caso del Brent pasa de 70 a 100 dólares en 2022, de 60 a 80 en 2023 y de 53 a 40 en 2024. "Refleja un riesgo significativamente mayor de interrupciones en el suministro de hidrocarburos rusos tras el conflicto en Ucrania, y la intención de Europa y algunos países no europeos, de reducir su dependencia del combustible ruso, aumentando la demanda de suministros en otros lugares y exacerbando la estrechez del mercado", advierte la firma. Los supuestos a largo plazo de Fitch no han cambiado: la transición energética seguirá en curso.

Según Fitch, hay varias fuentes de suministros adicionales y alternativas de crudo que podrían aliviar la rigidez del mercado con el tiempo y reemplazar a Rusia. En primer lugar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos tienen una capacidad disponible de unos 2 millones de barriles diarios (mbpd) y 1 mbpd, respectivamente, “aunque estos países no se han comprometido a aumentar la producción para compensar las pérdidas potenciales del petróleo ruso”.

Por otro lado, dos países sancionados podrían regresar a la escena productora cambiando las cuotas de producción a medio plazo, según Fitch. Irán podría agregar 1,5 mbpd al mercado de manera casi inmediata, en tanto que Venezuela tardaría mucho tiempo en volver a producir de manera significativa pese a sus grandes reservas. El país cuenta con escasa infraestructura por falta de inversión del régimen de Maduro en torno a la estatal PVDSA, la corrupción y nacionalización de los activos petroleros.

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