EiDF lucha por levantar cabeza en bolsa. Su vuelta al mercado, que no ha sido todo lo buena que desearía el grupo, ha sumido al valor en la absoluta volatilidad. Pese al golpe de las últimas dos sesiones, con los que rompe una racha de cuatro repuntes consecutivos, la compañía logra remontar la cotización más de un 60% desde los mínimos de 3,76 euros que marcó a finales de agosto y consigue instalar la cotización en el nivel de los 6 euros. Al frente de esta leve recuperación se encuentra su CEO y fundador, Fernando Romero, que ha ejercido de 'cortafuegos' con la adquisición de un paquete accionarial.
El pasado lunes las acciones de EiDF se dispararon más de un 60% después de que la consultora KPMG remitiera los resultados del dictamen jurídico sobre el informe 'forensic' elaborado por Deloitte, en los que niegan la existencia "de negocios jurídicos simulados ni tampoco de forma anómala desde el punto de vista contractual y mercantil", aunque la elaboración del informe de Deloitte todavía no está acabada. Pese a ello, se antoja complicado que la firma gallega pueda acercarse al valor que marcaba antes de que su cotización fuera suspendida el pasado mes de abril, cuando su capitalización superaba los 1.700 millones, frente a los 350.000 euros en los que se mueve en el momento actual y que suponen la pérdida de casi un 80% de valor.
Ante esta sangría bursátil, Romero salió al rescate con la compra de 70.000 acciones, equivalentes al 0,12% del capital de la compañía. La adquisición se ha realizado a través de la sociedad Prosol Energía, propiedad de Romero, y ha supuesto un desembolso de 575.763 euros, según recoge BME Growth. Un proceso que ejecutó a través de dos operaciones, una primera ejecutada el día 29 en la que se hizo con 68.646 acciones a un precio medio de 8,29 euros, y una segunda producida al día siguiente en la que se hizo con 1.600 títulos por 4,18 euros.
Las dudas sobre la compañía persisten ante su choque con la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que le ha acusado de no dar información completa al mercado , así como de "omisiones muy relevantes". El organismo encabezado por Rodrigo Buenaventura también tacha de "incompleta" la información acerca de sus cuentas anuales correspondientes al ejercicio 2022 publicadas hace un mes, que pueden "inducir a confusión del público".
En mitad de esta crisis, EiDF ha iniciado la construcción de un proyecto de autoconsumo fotovoltáico industrial a 30 años con una potencia global de 22 MW en el norte de España. Desde la compañía señalan que será el proyecto de autoconsumo energético más grande a nivel nacional y uno de los más relevantes de Europa. Este nuevo proyecto se suma a la compra de tres plantas solares fotovoltaicas en la provincia de Burgos que suman un total de 238 megavatios (MWp), avanzado así en "el desarrollo de su cartera de generación con el fin de nutrir su 'pipeline' y contribuir así al cumplimiento e incremento de los objetivos de su plan de negocio", informó la compañía.
El pasado mes de agosto el grupo concluyó cuatro meses de revisión de sus cuentas tras ser reformuladas después de las discrepancias con su auditor PwC. La empresa cerró el ejercicio de 2022 con una facturación de 369,6 millones de euros, un 23,6% por encima de la prevista en su plan de negocio, publicado en junio del año pasado, y un 91% superior a los 193,85 ingresos proforma de 2021.
La reformulación de las cuentas ha ido acompañada de una renovación en la cúpula con el nombramiento de cuatro consejeros. Se trata de Laura Bravo Ramasco, Guillermo Poch Sala, Laura Zendrera Roig y Tiago Moreira da Silva Trinidade Salgado, que serán ratificados en la junta general de accionistas convocada el próximo día 21 de septiembre, para "proporcionar su experiencia y conocimiento en la nueva etapa de crecimiento de la compañía". Con ello, eleva de seis a diez, y hasta un máximo de 11, su número de miembros del órgano rector.
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