Semana clave en las bolsas

El efecto colateral de la Fed: el pico de los tipos empuja la volatilidad al alza

Los mercados afrontan un cierre de 2022 y un arranque de 2023 marcado por la incertidumbre sobre el crecimiento económico, la inflación y las expectativas de tipos de interés.

Rueda de prensa de Jerome Powell (Fed) en noviembre.
Rueda de prensa de Jerome Powell (Fed) en noviembre.
Fed vía La Información

Gran parte de la agitación en los mercados financieros en 2022 respondió en gran medida a los tipos de interés, y la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos ha sido la que ha marcado la pauta. Los inversores de todo el mundo se sienten como pasajeros en un viaje con muchas turbulencias tratando de aguantar el tirón mientras anticipan el próximo movimiento de la Fed. Pero, aunque es importante mantenerse centrados en el largo plazo, sería un error pasar por alto las señales del entorno.

La economía estadounidense sigue funcionando y la resistencia económica es buena para los consumidores y las empresas. Además, la Fed querrá ver una bajada en la inflación y una economía estadounidense notablemente más lenta antes de rebajar los tipos. “Los mercados podrían reaccionar mal si la Fed se mantiene firme incluso después de que baje la inflación, pero eso podría ser una oportunidad para aprovechar caídas de corto plazo”, explica Matt Toms, director de inversiones de Voya Investment Management.

El ciclo económico es una realidad, así que no debería sorprendernos ver una leve recesión en Estados Unidos en algún momento de 2023. Las cifras de empleo podrían empeorar un poco (aunque posiblemente no lo suficiente como para justificar un recorte de los tipos) y los beneficios de las empresas están preparados para contraerse.

“Esta evolución, en última instancia saludable, podría preparar la siguiente fase del ciclo y contribuir a limitar la gravedad de la corriente descendente de la economía, siempre que no se produzcan desequilibrios significativos (burbujas) en la economía estadounidense”, asegura Toms.

Queda mucho que decir sobre la búsqueda de un flujo de ingresos estable durante un período de volatilidad, y los inversores en renta fija pueden obtener mayores rentabilidades por un menor riesgo general. “Los activos de alta calidad que generan ingresos son un buen lugar en el que estar en estos momentos”, ahonda el experto de Voya IM.

Más factores con los que ser prudente

Los márgenes de beneficio de las empresas aún pueden bajar más, aunque a los mercados financieros no les guste. Tras la reciente compresión de la ratio precio-beneficio (PER), la calidad del beneficio en esta ecuación va a ser cada vez más importante. Lo que hemos visto hasta ahora es un reajuste de los precios de los activos impulsado en gran medida por los tipos, y no por el temor a una caída drástica de la economía.

El dólar se ha convertido en una moneda de alta rentabilidad, ya que la Reserva Federal ha intentado en repetidas ocasiones frenar la inflación con una política monetaria estricta. Esperamos que el dólar se mantenga fuerte, pero si los tipos a largo plazo alcanzan su punto máximo, eso podría eliminar un factor clave que impulsa tanto el valor del dólar como la volatilidad del mercado.

El atractivo de los bonos

Para los inversores en renta fija, existe un aspecto positivo en la gran desbandada de los bonos: más rentabilidad por menos riesgo. “Estamos viendo rentabilidades atractivas y duraciones cortas en los valores respaldados por activos (incluidos los préstamos para automóviles y las tarjetas de crédito) y los valores respaldados por hipotecas (respaldados por prestamistas de titularidad gubernamental, como Fannie Mae)”, dice Toms.

Las empresas con grado de inversión también han vivido ventas masivas, lo que ha hecho subir sus rentabilidades, mientras que su menor duración las hace menos volátiles. Los inversores deben tener en cuenta que la inversión en bonos no gubernamentales implica un riesgo de crédito, incluido el riesgo de impago. “Y todos los bonos incluyen algún grado de riesgo de tipo de interés, que va aumentando a medida que aumenta la duración de un bono. La volatilidad de los mercados de renta variable está creando oportunidades tanto en las grandes como en las pequeñas empresas estadounidenses”, concreta Toms.

Las empresas más grandes suelen resistir mejor la inflación prolongada y tienen flujos de beneficios más duraderos, mientras que las de escasa capitalización cotizan con descuento respecto a las de gran capitalización y podrían repuntar si se disipan las condiciones de fuerte sobreventa actuales.

Por supuesto, cualquier inversión en acciones puede tener volatilidad, como han demostrado los mercados en repetidas ocasiones. “Esto es especialmente cierto en el caso de las pequeñas compañías, cuyo valor tiende a fluctuar más que el de las grandes”, añade el experto de Boya IM. Si miramos más allá de Estados Unidos, otras regiones parecen menos atractivas en comparación con la fortaleza económica relativa de Estados Unidos, incluso con múltiplos de valoración reducidos.

¿El resultado final? Aunque esperamos ver un periodo prolongado de volatilidad en los mercados de riesgo hasta que los tipos de interés se estabilicen, las estrategias de inversión de mayor calidad que generan ingresos puede que sean capaces de ofrecer rentabilidades atractivas.

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