Impacto económico

Inflación, guerra... y de nuevo Covid: la cadena de suministros suma otro riesgo

La política de 'Covid cero' en China ha obligado al cierre de numerosas fábricas, lo que afecta a las cadenas de producción, en especial del sector tecnológico. 

Cola para someterse a las pruebas de Covid en Pekín, China
Cola para someterse a las pruebas de Covid en Pekín, China
EFE

La invasión rusa de Ucrania dio por finalizada la pandemia, al menos a nivel económico. Con los principales países desarrollados avanzando en su tasa de vacunados y la enfermedad mitigando su gravedad, las economías mantienen ahora la atención en el conflicto bélico para lograr la recuperación que iniciaron con la vuelta a la normalidad. Sin embargo, China es la excepción. El Gobierno de Xi Jinping impuso la política de 'Covid cero', que obliga a duros confinamientos si hay nuevos contagios y que ahora, con un repunte de casos, vuelve a situar a la pandemia como un riesgo para la economía, en especial para la cadena de suministros

El país registra en los últimos días sus mayores tasas de contagio en dos años. Pese a que la cifra todavía es mínima en comparación con su elevada población, la viceprimera ministra china Sun Chunlan calificó la nueva ola de "grave y complicada", e instó a las autoridades sanitarias locales a que hagan todo lo posible para controlar la transmisión del virus. Una petición que se ha traducido en estrictos confinamientos en varias ciudades, incluidas áreas urbanas claves para las cadenas de producción. El cierre de estas fábricas afecta a los envíos globales de diferentes componentes, en especial de aquellos necesarios para el sector tecnológico.

El avance de los contagios ha obligado ya a confinar a los 17,5 millones de habitantes y a cerrar toda actividad no esencial en Shenzhem durante al menos una semana. La ciudad ubicada al sureste de China es la sede de gigantes como Huawei y Tencent y de numerosas  fábricas, proveedores a su vez de Apple o Samsung. Además, Shenzhen cuenta con algunos de los puertos más grandes del mundo y es una terminal importante en el comercio entre EEUU y China. Su cierre el año pasado ya provocó una acumulación de envíos que tardó meses en recuperar su ritmo habitual. 

La compañía taiwanesa Foxconn, con dos fábricas en la ciudad, es uno de los nombres clave de la nueva crisis tras suspender de forma temporal las operaciones en sus dos fábricas en la región, aunque han ajustado su línea de producción "para minimizar el impacto potencial". Foxconn es el mayor ensamblador mundial de los iPhone y también fabrica pantallas para Samsung.  La provincia nororiental de Jilin también está confinada, afectando a la actividad de la ciudad de Changchun, donde automovilísticas como Toyota o Volkswagen, a través de Faw Group, cuentan con plantas de producción que han cerrado de manera temporal.

Estas interrupciones complican la cadena de suministros mundial, que ya lastraba las consecuencias de los confinamientos anteriores por la pandemia. En concreto, las alteraciones en la cadena provocaron retrasos y escasez de determinados materiales que continúan aún hoy en día y para lo que la guerra de Ucrania no ha ayudado. Además del freno en el comercio de materias primas como el trigo, que proviene en gran medida de Ucrania, o el petróleo y gas, ante las sanciones de Occidente a Rusia, grandes navieras también se sumaron al veto suspendiendo el tráfico de contenedores con Rusia, lo que altera las rutas habituales de comercio. Todo ello añade presión a la inflación que, a su vez, en un círculo vicioso, complica el acceso a ciertos productos por sus elevados precios. 

Ante este escenario, Bruselas ya ha avisado que teme consecuencias económicas en Europa si el confinamiento impuesto en China se prolonga. En concreto, el comisario europeo del Mercado Interior, Thierry Breton, afirmó este lunes que "si dura, tendrá repercusiones", destacando el potencial de las ciudades de Shenzen y Cantón para la actividad en electrónica. El riesgo se añade al impacto de la guerra en Ucrania, que ya podría hacer perder a la economía europea un punto de crecimiento, a la vez que incrementa la inflación.

Impacto en las bolsas

El posible agravamiento de la pandemia en China pone en alerta a las bolsas mundiales porque "provocaría nuevas restricciones, como por ejemplo confinamientos que salpiquen a la actividad económica", explica Diego Morín, analista de IG. No obstante, destaca que actualmente el "problema" para las bolsas europeas está en el conflicto bélico. La guerra "podría lastrar la recuperación económica si esta se alarga en el tiempo, aunque lo más grave será el camino que está cogiendo la economía, directos a una estanflación y ahí, los bancos centrales no pueden hacer nada", añade.

El principal damnificado de los cierres en China es el propio país, cuyas perspectivas económicas se ven afectadas y amenaza con desacelerar su crecimiento. La preocupación de los inversores ya se dejó notar en la Bolsa de Hong Kong este lunes. El índice Hang Seng sufrió su mayor caída desde mayo de 2020 y se situó en mínimos de mayo de 2016. La rápida propagación de los contagios se une a varios frentes que ya lastraban a los inversores de la región, en especial los riesgos regulatorios de las tecnológicas en EEUU. De hecho, fue uno de los sectores más castigados, después de que el regulador estadounidense nombrase a cinco empresas chinas a las que podrían retirar de la bolsa americana por no cumplir con las auditorias correspondientes.

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