Encuentro Jackson Hole

Powell resiste a la presión del 'tapering' y se enroca en su visión más cautelosa

El presidente de la Fed insiste en su tesis de que la recuperación no se ha completado para aparcar para futuras reuniones del banco central el inicio de la reducción de estímulos monetarios

Jerome Powell, presidente de la Fed.
Jerome Powell, presidente de la Fed.
L. I. / Fed/ Archivo

No es momento de echar las campanas al vuelo. El gobernador de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha vuelto a insistir en que la recuperación económica no estará completa mientras el mercado laboral no consiga cerrar la herida que tiene abierta desde el estallido de la pandemia de Covid-19 en 2020. Con buena parte de sus colegas en el banco central lanzando mensajes sobre una inminente puesta en marcha del 'tapering' (reducción de estímulos monetarios), el rector de la política monetaria de EEUU sigue pensando que todavía no ha llegado el momento de ponerlo en marcha. "Tenemos mucho camino por recorrer para alcanzar el máximo empleo", aseguró en su discurso previo al encuentro de Jackson Hole (Wyoming).

La cautela de Powell vuelve a ejercer de contrapeso frente a la presión creciente de algunos de sus colegas en el seno de la Fed, que han insistido durante los últimos meses en la necesidad de actuar ante el riesgo de inflación. “Sigue siendo posible un anuncio de reducción gradual de septiembre, pero es fundamental una sólida cifra de puestos de trabajo el próximo viernes”, apunta James Knightley, economista de ING. El empleo en EEUU se mantiene aún con 5,7 millones de personas menos trabajando que en febrero de 2020, aunque en su punto más bajo llegó a ser de 22,4 millones, una situación que centra toda la atención de la Fed.

La prudencia quedó remarcada por otro de los mensajes clave de su presentación. Según Powell, "un movimiento de política inoportuno ralentizará innecesariamente la contratación y otras actividades económicas y empuja la inflación por debajo de lo deseado". En un entorno de dudas con el mercado laboral, esto podría ser "particularmente dañino" para la recuperación económica. "Las condiciones del mercado laboral están mejorando pero son turbulentas, y la pandemia sigue amenazando no solo la salud y la vida, sino también la actividad económica. Muchas otras economías avanzadas están experimentando condiciones igualmente inusuales”, aseveró el mandatario en su retransmisión vía Youtube.

Sin embargo, el rector de la Fed dejó la puerta abierta al inicio de la reducción de estímulos monetarios en el último trimestre de 2021. El banco central mantiene un ritmo de compras de activos de 120.000 millones de dólares entre bonos del Tesoro y deuda hipotecaria, pero el famoso ‘tapering’, la progresiva bajada de este importe, está a la vuelta de la esquina. "En la reciente reunión del FOMC en julio, yo opinaba, al igual que la mayoría de los participantes, que si la economía evolucionaba ampliamente como se anticipó, podría ser apropiado comenzar a reducir el ritmo de compra de activos este año", señaló.

Powell vino a decir también que la economía ha llegado a un punto en el que ya no necesita tanto apoyo de la político monetaria, lo que significa que empezará a recortar la cantidad de bonos adquiridos cada mes antes de fin de año, siempre que continúe el progreso económico. La cuantía y velocidad temporal de ese esperado movimiento marcará la reacción de los mercados y agentes económicos en lo que queda de año. Buena parte de los expertos espera algún tipo de anuncio para la reunión de finales de septiembre, si bien otros economistas consideran que, dada la elevada cautela mostrada por Powell, el anuncio del 'tapering' no tendría lugar hasta noviembre y comenzaría a implementarse en diciembre.

En cierta forma, Powell se está quedando solo dentro de la Fed, y también fuera de ella, en su tesis de que el repunte de la inflación es transitorio. Los ‘halcones’ (aquellos que defienden un endurecimiento monetario) están ganando fuerza y adeptos frente a las ‘palomas’ (en la jerga financiera, los partidarios de una política más suave) a la hora de emprender en el camino de salida de los tipos de interés cero.

Sobre esto último, el mensaje que surge de Jackson Hole es cristalino y contundente: que nadie espere subidas de tipos repentinas. “El momento y el ritmo de la próxima reducción en las compras de activos no tendrán la intención de transmitir una señal directa con respecto al momento del despegue de los tipos de interés, para lo cual hemos desplegado un test diferente y sustancialmente más estricto”, aseguró. 

Dicho de otra forma, una cosa es reducir los estímulos y otra bien distinta será comenzar a restringir la política monetaria. De hecho, la Fed pronosticó en su última previsión de junio que hasta finales de 2023 no aparecen movimientos de tipos en su radar. No obstante, el calendario se adelantó 12 meses y en septiembre podría suceder lo mismo. Hay quien señala que se podría adelantar a finales de 2022, “una opinión compartida por 7 de los 18 funcionarios de la Fed en junio”, recuerdan en ING.

No obstante, las restricciones en los suministros industriales en algunos sectores (chips, automoción), así como la tensión por la retirada de tropas de Afganistán ejercen presión para mantener el ‘statu quo’ monetario. “La creciente demanda de bienes y la velocidad de la reapertura han provocado escasez y ‘cuellos de botella’, dejando el lado de la oferta restringido y que no pueda mantenerse al día. El resultado ha sido una inflación elevada en bienes duraderos, un sector que ha experimentado una tasa de inflación anual muy por debajo de cero durante el último cuarto de siglo”, advirtió Powell y se enroca en que el repunte de los precios no está echando raíces en la economía. Es un riesgo, sí, pero el oráculo de la Fed no lo ve y vuelve a pedir paciencia ante una economía que sigue patas arriba.

Los inversores se creyeron al pie de la letra esta tesis con un resurgir del apetito por el riesgo en Wall Street volvieron a verse subidas generalizadas en acciones pese a que los principales índices (Dow, Nasdaq, S&P) ya se encuentran en zona de récord. Durante las últimas semanas se había creado un clima de ansiedad en la escena financiera por si la Fed se decidía a pasar a la acción para contener la inflación. Las valoraciones bursátiles de las empresas se verían resentidas si esto sucede, aunque los mayores temores se centran en el comportamiento de la deuda o del sector inmobiliario, que está registrando crecimientos de precios no vistos en lustros.

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