Antes de que Donald Trump haga su mudanza a la Casa Blanca, el director de Inteligencia Nacional de EEUU, James Clapper ha presentado por sorpresa su renuncia, en una carta al Senado.
Muchos esperaban que Clapper, teniente general retirado de la Fuerza Aérea, a sus 75 años, se hiciera a un lado ante la llegada del presidente electo Donald Trump, que se dispone a nombrar a sus propios funcionarios.
Los analistas creen que, con su renuncia, Clapper (que llegó al cargo el 9 de agosto de 2010) está enviando una señal a la administración Trump para que acelere la transición.
En un perfil publicado por la revista Wire sólo unas horas antes de su anuncio, el hasta ahora jefe del espionaje estadounidense quiso salir en defensa de su trabajo de espionaje, alegando que nunca ha tenido dudas sobre la moralidad de su profesión.El zar de los secretos
La imagen de Clapper quedó muy dañada públicamente después de que Edward Snowden revelase cómo la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estaba recopilando información de ciudadanos americanos y de países aliados del Tío Sam.
Clapper tenía autoridad sobre 17 organismos diferentes, incluyendo a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Drug Enforcement Agency (DEA) y el FBI.
Más de 107.000 empleados dependen de sus decisiones, en un cargo que maneja un presupuesto total de cerca de 52.000 millones de dólares (48.667 millones de euros), lo que ofrece pistas sobre el poder que tendrá el sucesor que Trump designe para el cargo.
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