China tensa la cuerda en la pugna del gas y petróleo del "segundo golfo Pérsico"

  • Hasta seis países pugnan por la soberanía de una zona clave para el comercio mundial y por la abundancia de recursos bajo sus aguas.
Plataforma petrolífera de la empresa estatal china CNOOC sobre el mar. / CNOOC
Plataforma petrolífera de la empresa estatal china CNOOC sobre el mar. / CNOOC

El mar de China Meridional es el escenario una de la mayores disputas territoriales y económicas del mundo. A pesar de que tan sólo alberga los archipiélagos de las islas Spratly y las islas Paracelso, la importancia de este área del mundo reside en dos aspectos: el comercio mundial y el 'tesoro' en forma de recursos naturales que aguarda bajo sus aguas. Hasta seis países (China, Malasia, Vietnam, Brunéi, Filipinas y Taiwán) reclaman la soberanía completa, o de una parte, de las aguas del Mar de China Meridional.

El Mar de China Meridional es vital para el comercio internacional ya que, según la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), alrededor de un tercio del comercio marítimo mundial pasa por estas aguas, una estimación que equivale a la astronómica cifra de 3,37 billones de euros anuales. China es el principal protagonista comercial en estas aguas ya que el 30% de las exportaciones totales y el 25% de las importaciones totales corresponden únicamente a China (incluyendo a Hong Kong), seguida muy de lejos por Singapur y Corea del Sur con un 12% y un 11%, respectivamente.

Por el momento la que más ímpetu y esfuerzos pone es precisamente China; la República Popular lleva décadas reclamando la soberanía de más del 80% de las aguas del mar hasta las islas Riau, casi en el límite con el Oceáno Índico. Las actividades chinas en esta zona, que han sido cuestionadas por la comunidad internacional en varias ocasiones, pasan desde la creación de las ya conocidas islas artificiales que albergan bases militares de aviación y marina, la prospección y perforación de petróleo en zonas en disputa y la "expulsión" a mediados de septiembre de un destructor de la Marina de Estados Unidos de zonas ocupadas cerca de las islas Paracelso.

Zonas en disputa en el Mar de China Meridional. / Nerea Bilbao
Zonas en disputa en el Mar de China Meridional. / Nerea Bilbao

A pesar de que tener el "control" sobre un tercio del comercio mundial por mar pueda parecer un suculento incentivo, los recursos naturales que descansan bajo esta zona son el principal objetivo de estos seis países. De acuerdo con 'South China Morning Post', en la vasta zona que reclama China para sí hay unos recursos probados de unos 190 billones de pies cúbicos de gas natural y unos 11 mil millones de barriles de crudo, razón por la cual ha llegado a ser calificada como "el segundo Golfo Pérsico" por el Ejecutivo de Pekín. La controversia está en que la gran mayoría de estos recursos se sitúan en zonas en disputa entre esos seis países.

La justicia internacional ya se ha pronunciado respecto a la sobernía de estas aguas. La Corte de Arbitraje Internacional de La Haya dictó sentencia acerca de este tema en 2016, y a petición de Filipinas. La Corte internacional dijo que no existe base legal para las reclamaciones que China presente en la zona marítima que corresponde a la llama "línea de los nueve puntos". También llamada como "línea en U", se trata de la línea trazada por el Gobierno de Pekín y que delimita las reclamaciones dentro del Mar de China Meridional.

El por qué del ímpetu chino

A lo largo del último lustro, el gigante asiático ha intensificado no ya sus reclamaciones, si no también sus actuaciones en este escenario. Si ya en agosto volvió la controversia internacional con las acusaciones de Vietnam hacia China y las prospecciones de petróleo "de manera ilegal", China ha vuelto a dar un paso más. De acuerdo con la prensa afín a Pekín, el Gobierno chino ha desplegado una plataforma de perforación petrolífera en el Mar de China Meridional, la 'Haiyang Shiyou 982'. El 'South China Morning Post' asegura que la empresa estatal China National Offshore Oil Corporation (CNOOC, por sus siglas en inglés) es la compañía encargada de la gestión y explotación de la plataforma. Una plataforma que el Gobierno de la República Popular no ha querido desvelar cuál sería su posición. Sí ha trascendido la capacidad de perforación de la 'Haiyang Shiyou 982': puede operar en aguas de hasta 3.000 metros y alcanzar unos 5.000 metros de perforación.

El despliegue de esta plataforma supone un nuevo pulso de China al resto de países en su búsqueda por la independencia del petróleo extranjero. La guerra comercial con Estados Unidos (China anunció que estudiaba imponer aranceles al crudo estadounidense) y la volatilidad de Oriente Medio (especialmente con los hechos del estrecho de Ormuz y el ataque a la refinaría de petróleo saudí) han hecho que Pekín enfoque sus esfuerzos en esta zona. El precio del crudo y del petróleo son coyunturas  de las cuáles China no quiere tener que estar pendienre y depender. Tan sólo en este año, el barril de Brent se ha encarecido en un 21,5%.

De acuerdo con las importaciones de crudo de China, que en 2017 ascendieron a 132,5 mil millones de euros (un 9,4% de sus importaciones totales), y sus principales vendedores son Rusia (14%, unos 18,9 mil millones de euros) y Arabia Saudí (13%, unos 16,9 mil millones de euros). Las importaciones de petróleo y crudo de Estados Unidos a China, suponen un 2,6% del total, unos 3,4 mil millones de euros.

China se ha mostrado beligerante en el pasado y celosa de su, según Pekín, soberanía de las aguas; Estados Unidos acusó a China de dar "pasos agresivos" que buscan "intimidar" y "escalar su coerción" hacia el resto de países asiáticos interesados en la zona. Además de la ya citada "expulsión" del destructor de la Marina de EEUU este mismo mes de septiembre, el Gobierno de la República Popular de China  ha presentado serias amenazas contra sus vecinos que realizaban prospecciones en la zona.

Un buen ejemplo de ello afecta a una empresa española. En 2017, Vietnam permitió a Repsol a realizar prospecciones en el mar de China Meridional a través de su filial canadiense Talisman. Sin embargo, la petrolera se vio forzada a retirarse de la zona cuando su contrato de perforación fue cancelado por el Gobierno vietnamita tras las presiones de Pekín. China amenazó con atacar bases militares vietnamitas en las islas Spratly si Hanói no ponía fin a sus tareas de prospección en el Mar de China Meriodinal.

El despliegue de esta nueva plataforma petrolífera en unas aguas en disputa supone un nuevo órdago de China a la comunidad internacional, a pesar de que Pekín sigue considerando que "China tiene soberanía sobre las islas Spratly y sus aguas adyacentes", por lo que cree que sus reclamaciones son "conformes a la ley internacional".

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