El virus pone en jaque a los 'soldados de Greta': adiós a los proyectos en velero

"Estábamos navegando y no teníamos acceso a internet para enterarnos de lo que ocurría en tierra. Cuando vimos las primeras noticias sobre el virus decidimos continuar con el viaje, pero de una semana a otra la epidemia se convirtió en una pandemia y ya era una irresponsabilidad seguir visitando países. Los 20 pasajeros del barco compramos pasajes para volver a nuestros hogares y dijimos hasta luego a este proyecto". Julia Proto es una de las jóvenes que participó en la iniciativa 'Sail for Climate Action' de Naciones Unidas, que reúne a activistas de distintas nacionalidades en un velero para crear y propagar mensajes sobre el cambio climático en el mundo. Eso sí, tratando de dejar la menor huella de carbono posible, como Greta Thunberg. Su meta era viajar de América a Alemania, pero el brote truncó sus planes.

"Yo no me quería ir. Me encantó navegar. Encontré una pasión y estaba determinada a llegar a Europa". La travesía de Julia y sus compañeros comenzó el 20 de febrero en Colombia y pasaron por Jamaica, Haití, Bermudas y Azores, pero se vieron obligados a cancelar el viaje justo antes de partir hacia el viejo continente. El 17 de abril iban a llegar a Francia para ofrecer conferencias sobre el estado del medio ambiente en sus países, que replicarían en Holanda, Austria, Reino Unido y Bélgica.

"Poco a poco los miembros del equipo se fueron regresado a sus casas ante la amenaza del virus. Yo consideré quedarme para ayudar a la tripulación que sí siguió rumbo a Europa porque sé que en el barco hay reservas de comida como para dos meses con las que pudiéramos aguantar una cuarentena si las autoridades europeas la imponen. Lastimosamente, mi familia estaba muy preocupada por mí y decidí volver a mi hogar en Uruguay por su tranquilidad", explica.  

La embarcación en que vivieron fue el velero holandés 'Regina Mary' que un grupo de activistas medioambientales empleó para navegar de Europa a Chile y asistir a la COP25, que finalmente se celebró en España. Los jóvenes aprovecharon que el navío tenía que regresar a Europa para diseñar un plan de acción y llegar a Bonn (Alemania) y participar de una conferencia por el clima. La joven relató que "fue una locura vivir con tanta gente en un espacio tan chico" y explicó que en el velero "creamos un ambiente muy sano. Todas las comidas eran veganas y había opción vegetariana. Además, ayudábamos en todo. Teníamos que hacer tareas como guardias, arreglar las velas, cocinar, lavar baños, separar y limpiar la basura, organizar los talleres… Estábamos conviviendo muy cerca unos de otros y entiendo que el riesgo de contagio era alto. Si no cancelábamos nos podíamos ver en una situación como el crucero Diamond Princess, que se tuvo que someter a una cuarentena en Tokio y murieron varias personas". 

A Julia, el proyecto le "cayó del cielo". Ella aseguró que siempre le ha interesado trabajar en el campo de la comunicación medioambiental –estudió Periodismo- y fue elegida para formar parte de la embarcación del 'Regina Mary' tras un proceso de selección donde compitieron 150 jóvenes por 20 puestos. Lo que más le "duele" de haber suspendido la actividad es que varios miembros del grupo pertenecían a minorías étnicas y "yo soy una persona privilegiada: nunca me faltó comida, vivo en un país libre... Pero los más afectados por el cambio climático suelen tener menos poder para manifestarse y ahora lo iban a conseguir". 

El viaje fue cancelado y el grupo se separó, pero Julia confía en que seguirán trabajando a distancia en fortalecer su mensaje para volver al agua cuando la crisis por el coronavirus lo permita. De hecho, "Alemania, uno de los mayores patrocinadores, ya se ofreció a pagar nuestros boletos de avión para ir a la conferencia si la situación mejora. Ojalá todos nos volvamos a ver pronto".