Crece la alarma internacional por el avance rebelde en la República Centroafricana

    • EEUU ha cerrado temporalmente su Embajada en la antigua colonia francesa y ha ordenado la evacuación inmediata de todos sus diplomáticos.
    • Los rebeldes se encuentran a menos de 70 kilómetros de la capital, Bangui, para derrocar al presidente François Bozizé.

EUROPA PRESS/EFE

La evacuación ordenada por el Gobierno de Barack Obama no implica la ruptura de relaciones con el país, tal y como apuntó el portavoz del Departamento de Estados de EEUU, Patrick Ventrell. "Esta decisión se ha tomado únicamente por nuestra preocupación sobre la seguridad de nuestro personal y en modo alguno está relacionada con nuestras largas y continuas relaciones diplomáticas con la República Centroafricana", explicó a través de un comunicado en la web del Departamento de Estado.

"El embajador (Lawrence) Wohlers y su equipo diplomático han abandonado Bangui con varios ciudadanos estadounidenses. Como resultado de la suspensión de las operaciones, la Embajada no podrá proporcionar hasta nuevo aviso los habituales servicios consulares a los ciudadanos estadounidenses en la República Centroafricana".

"Estados Unidos", concluye la nota, "anima a todas las partes a que participen en un diálogo bajo los auspicios de la Comunidad Económica de Estados de África Central (CEEAC) para que desarrollen un acuerdo integral que ofrezca un nuevo escenario de paz y seguridad para el país".

En cualquier caso, Estados Unidos a Naciones Unidas en la evacuación de sus respectivas misiones en el país africano conforme avanzan los rebeldes de la coalición Séléka desde el norte del país. La guerrilla alega que el presidente Bozizé no ha cumplido con los acuerdos de paz de 2007 que incluyen una compensación económica para antiguos combatientes y la liberación de presos políticos.

Los rebeldes se encuentran a menos de 70 kilómetros de la capital, según las últimas informaciones, mientras el presidente Bozizé ha pedido ayuda a la comunidad internacional mientras miles de seguidores han salido esta semana a las calles de la capital para manifestar su apoyo al presidente y acusar a Francia, la antigua potencia colonial, de abandonar el país a su suerte.

"Pedimos a nuestros primos franceses y a los Estados Unidos de América, las grandes potencias, que nos ayuden a expulsar a los rebeldes para permitir que negociemos en Libreville [la capital de la vecina Gabón] el fin de la crisis", proclamó Bozizé ante la multitud en declaraciones recogidas por el diario británico 'The Guardian'.

Francia, que mantiene desplegado un contingente de 250 soldados en el país, se ha negado a facilitar la ayuda y ha esgrimido que la única misión de sus fuerzas es la de proteger la Embajada gala, atacada por grupos de manifestantes a principios de esta semana. "Nuestra presencia es para defender a nuestros ciudadanos y nuestros intereses", recalcó el presidente francés, François Holland. "En modo alguno intervenimos en los asuntos internos de un país. Esos días se han terminado", reiteró.

El Gobierno español expresó ayer su "gran preocupación" por la situación de la República Centroafricana, condenó las acciones de los grupos rebeldes en el norte de este país y recalcó que "todo atentado contra la paz, la seguridad y los derechos humanos no debe quedar impune".

El avance de Séléka es un episodio más en la larga historia de conflictos del país desde su independencia de Francia en 1960. El propio Bozizé llegó al poder tras un breve conflicto en 2003, y es escenario de enfrentamientos de milicias de países vecinos como Chad, Sudán o la República Democrática del Congo, a pesar de los esfuerzos de desarme --entre ellos una misión de estabilización internacional, la MICOPAX, y una inyección de 100 millones de euros de la Unión Europea--.

Cabe recordar que el ex presidente de República Centroafricana, Jean-Pierre Bemba Gombo, está siendo juzgado actualmente por el Tribunal Penal Internacional, acusado de cinco cargos de crímenes de guerra y tres de crímenes contra la Humanidad, entre ellos violación y saqueos, presuntamente cometidos durante los años 2002 y 2003.

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