Desde hace un tiempo, se ha puesto de moda para intentar de dejar de fumar los llamados cigarrillos electrónicos. Pero como cualquier artefacto electrónico, tiene sus peligros. En esta ocasión, a un electricista norteamericano, William Eric Brown, de 24 años, le sucedió el peor de los escenarios. Falleció después de que el cigarrillo electrónico que estaba usando le explotase en la cara. Un hecho insólito.
Brown se encontraba vapeando al lado de una de las tiendas donde se venden este tipo de cigarrillos cuando ocurrió el incidente mortal. Pudo salir del coche para buscar ayuda y fue trasladado al hospital. Lamentablemente, el equipo sanitario que lo dio asistencia no pudo hacer nada por salvarle la vida.
Según CNN, el joven falleció dos días después de la explosión, el 29 de enero, de un infarto cerebral debido a que uno de los pedazos metálicos que se desprendieron con el estallido le atravesó la carótida izquierda. En mayo del 2018 otro hombre falleció en Florida por la explosión de su cigarrillo electrónico. Entonces, artilugio salió disparado como un proyectil y le dio en el cabeza.
En esa ocasión, el cigarrillo electrónico, le arrojó dos fragmentos al cráneo que acabaron con su vida. Se trata del primer fallecimiento por esta causa conocido en Estados Unidos. Cuando llegaron, se entraron una habitación en llamas, el lugar donde yacía la víctima. Según la autopsia, tenía quemaduras en el 80% de su cuerpo, aunque su muerte se debió a un "proyectil en la cabeza", los fragmentos del cigarrillo electrónico, fruto de la explosión.
El cigarrillo que le causó la muerte a este hombrea era del fabricante Smok-e Mountain, de Filipinas, un dispositivo aún sin regular y sin características de seguridad, de acuerdo con un portal sobre cigarrillos electrónicos.
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