"El país ya ha quebrado"

Las paradojas económicas de Venezuela, el país sin gasolina que nada en petróleo

Los chavistas echan la culpa a EEUU pero la escasez de combustible se debe a una mala gestión. Caracas llegó a producir 3,5 millones de barriles al día. La cifra actual apenas alcanza los 392.000.

EFE
Las paradojas económicas de Venezuela, un país sin gasolina que nada en petróleo.
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En la mañana del 27 de febrero de 1989, los usuarios de los autobuses que recorren los 25 kilómetros que separan Guarenas de Caracas se encontraron con que el billete costaba un 30% más. Empezaron a protestar. La subida era la consecuencia de un decreto gubernamental que aumentaba el precio de la gasolina.

Las protestas de Guarenas 'contagiaron' a Caracas, donde el pueblo empezó a saquear las tiendas. Los comerciantes comenzaron a cerrar sus comercios y la policía y el ejército tomaron las calles. Algunos miembros de las fuerzas del orden cayeron por disparos, con lo cual tuvieron que responder y aplastar la protesta. Se calcula que murieron casi 400 personas.

Hugo Chávez era entonces mayor y estaba destinado al Consejo Nacional de Seguridad Defensa en el Palacio de Miraflores (sede de la presidencia). Un año después, en 1990, había redactado un proyecto para un gobierno de transición. En 1992, tres años después del Caracazo, intentó dar un golpe de estado que fracasó. En 1999, diez años después del Caracazo, era investido presidente de la República de Venezuela. Y confesaría: “El Caracazo' fue la chispa que encendió el motor de la Revolución Bolivariana”.

Puesto que la subida de la gasolina que originó el Caracazo era un mito fundacional del chavismo, desde entonces el precio del carburante no se había movido, salvo una pequeña corrección en febrero de 2016 que rápidamente fue neutralizada por la inflación.

De modo que 21 años después, en 2020, el precio era de 0,00006 bolívares el litro. Esa cifra tan rara se debe a que, a lo largo de estos años, el bolívar se ha devaluado, y la cantidad de billetes que había que llevar en el bolsillo era tan pesada que, en sucesivos decretos, el Gobierno ha ido eliminando ceros. Por ejemplo, en 2018 Nicolás Maduro anunció que quitaba tres ceros, de modo que un billete de 100.000 bolívares pasaba a ser de 100, por arte de magia. Durante el año siguiente el país rompió el record como la economía con más inflación del mundo: más de un millón por ciento al año.

Pero el precio de la gasolina permanecía intocable por aquello de la leyenda del Caracazo, así que se convirtió en la gasolina más barata del mundo: 0,00006 bolívares. Al cambio del euro o del dólar, habría que añadirles otros tantos ceros.

Puesto que un tanque de 50 litros se llenaba con 0,003 centavos de bolívar, y puesto que el billete de menor denominación era de 2 bolívares, en las estaciones de servicio no había forma de cobrar la gasolina. Era tan barata que, como decía el economista Jesús Casique para AFP, "se podía considerar regalada". De hecho, en algunas gasolineras no cobraban a los motoristas, porque su tanque tiene tan poca capacidad, que cobrarles les hacía perder tiempo a los dependientes.

En mayo de 2019, un teletipo de la agencia France Press comparaba el precio de la gasolina con el precio de un huevo: "Un huevo en Venezuela cuesta lo mismo que 93,3 millones de litros de gasolina". Se calcula que eso le ha costado al estado una media de 5.000 millones y 10.000 millones de dólares al año, según un estudio de la firma de análisis pro gubernamental Misión Verdad.

Con los precios bajos se producía una situación inconcebiblemente injusta: ese precio 'chavista' de la gasolina ha ayudado a los ricos a llenar gratis sus tanques de gasolina, ya que los pobres viajan en transporte público.

Peor aún: puesto que los ricos consiguen dólares con facilidad, los cambiaban en el mercado negro a precios siderales, con lo cual con un dólar se podían comprar el contenido de 14.600 camiones de gasolina, según AFP.

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Las paradojas económicas de Venezuela, el país sin gasolina que nada en petróleo

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Comparaciones de este tipo han asombrado a los economistas de todo el mundo porque Venezuela se ha convertido en la economía que rompe todos los moldes. Tiene las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, y llegó a producir casi 3,5 millones de barriles al día, pero ahora produce apenas 392.000, diez veces menos, según Trading Economics. Es la tasa más baja en 70 años.

El vicepresidente venezolano Tareck El Aissami, asegura que la escasez de gasolina es culpa de las sanciones y medidas impuestas por la administración de Donald Trump contra funcionarios de la cúpula del régimen de Nicolás Maduro.

No es verdad. Durante los últimos años ha habido escasez de gasolina en Venezuela debido a otra causa: las refinerías se caían a pedazos porque no se había invertido en su mantenimiento. En enero de 2020, Pdvsa (Petróleos de Venezuela) cerró sus dos últimas refinerías operativas en Venezuela, Amuay y Cardón, debido a “múltiples fallas y a la falta de crudo por procesar”, según un informe técnico al que tuvo acceso la firma S&P Global Platts, noticia que fue publicada por 'Cambio16'. Al no tener capacidad de refino, ya no puede suministrar gasolina a sus ciudadanos.

Y por eso, desde hace varios meses, Venezuela intenta importar gasolina desde Irán, su país amigo revolucionario, por medio de buques cisterna. En mayo llegó el primer cargamento. Pero hace unas semanas, a mitad de agosto, se encaminaba una flota de cuatro barcos cisterna y EEUU afirmó que había interceptado los cuatro buques iraníes con más de un millón de barriles de gasolina.

El llamado bloqueo de EEUU no es un embargo como el que sufre Cuba desde los años 60. Estados Unidos sanciona a países y empresas que quieran comerciar con Cuba por haberse apropiado de bienes norteamericanos como hoteles y empresas, pero no sanciona a países y empresas que quieran comerciar con Venezuela. De hecho, sabiendo cómo se las gastaba EEUU, Hugo Chávez nacionalizó las empresas petroleras norteamericanas, pero les pagó un precio justo cosa que nunca hizo Fidel Castro.

Pero EEUU sí castiga a quien exporte gasolina Venezuela. Además, el caso de Irán es especial porque EEUU lo considera un país hostil y está sometido también a sanciones, como Siria o Birmania.

La historia de las sanciones de EEUU a Venezuela empezó en serio con Barack Obama, quien en marzo de 2015 aprobó una orden ejecutiva por la cual consideraba al régimen de Venezuela “una amenaza a la seguridad nacional”. “Las acciones corruptas de los funcionarios del gobierno venezolano privan a Venezuela de los recursos económicos necesarios que podrían invertirse en el pueblo venezolano y utilizarse para estimular el crecimiento económico”, dijo el secretario del Tesoro, Jacob Lew, en un comunicado. “Estas acciones también minan la confianza pública en las instituciones democráticas y los derechos humanos a los que tienen derecho los ciudadanos venezolanos”. La secretaría del Tesoro aprobó sanciones contra siete personas del régimen, cuyas propiedades y cuentas fueron bloqueadas en EEUU. Pero fue cuando llegó Donald Trump cuando las sanciones se convirtieron en un arma de fuego de su Gobierno.

Según informaba el medio digital venezolano 'Tal Cual', citando al vicepresidente Tareck El Aissami, el supuesto plan de bloqueo naval y amedrentamiento de EEUU contra proveedores del país impide el suministro de los aditivos químicos, insumos y repuestos para el proceso de producción del combustible que se distribuye en todo el territorio nacional.

Pero aquí llega la sorpresa. Venezuela ha sido hasta 2019 uno de los principales suministradores de crudo a Estados Unidos. Es decir, crudo salido y no refinado desde sus pozos de Maracaibo. Casi podría decirse que el país ha sobrevivido económicamente gracias a Estados Unidos. Pero el endurecimiento de las sanciones apenas le permite colocar su crudo pues, según datos del departamento de energía norteamericano, Estados Unidos ya no le compra crudo desde julio de 2019. Y además, EEUU procura que Venezuela no coloque barriles en el mercado.

El Gobierno de Maduro había logrado contactar con dos empresas mexicanas, Libre Abordo y Schlager Business Group, que se encargaban de cambiar crudo venezolano por comida. Las compañías mexicanas habían recibido 30 millones de barriles, y prometían entregar 210.000 toneladas de maíz a Venezuela, entre otras cosas. Pero entraron en la lista negra del departamento del Tesoro de EEUU, y cesaron su actividad, e incluso anunciaron que irían a la quiebra.

Las sanciones de Estados Unidos ahora han llegado a niveles más alto como el propio Nicolás Maduro. En marzo de 2020 la fiscalía de EEUU le acusó de delitos de conspiración para el narcoterrorismo, conspiración para la importación de cocaína, y tenencia de armas y otros artefactos destructivos, y ofreció una recompensa de 15 millones de dólares por su captura. También acusó de los mismos delitos a Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente; Vladimir Padrino, ministro de Defensa; y Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia.

Por ahora, las cosas siguen igual, o, para ser sinceros, peor para Venezuela. En mayo de este 2020, Maduro decretó por primera vez en 21 años la subida del precio de la gasolina. Rompiendo un mito fundacional del chavismo, subió el litro hasta 5.000 bolívares. Pero para aquellos que tuvieran el Carnet de la Patria habría un descuento de 99%. El Carnet es un documento con código QR mediante el cual se tiene acceso a determinados privilegios del estado como alimentos. Pero también se exige en las elecciones para obligar a la gente a votar. Quien lo haga, recibe bonos o alimentos. Es como si el Gobierno español diera un bocadillo por ir a votar, siempre que los votantes presentaran el carné de un partido político concreto. Pero Maduro puso un límite: 120 litros de gasolina al mes. A partir de ahí, cada litro valdría 0,5 dólares, con lo cual el Gobierno admitía la dolarización, que ya era evidente.

La medida no ha servido de mucho, porque los venezolanos siguen haciendo colas en las gasolineras, colas que pueden durar varios días. Algunos, los que pueden, la compran en el mercado negro a los militares, y hasta se van a Colombia a comprarla, cuando hace pocos años era al revés.

¿Derribarán las sanciones a Maduro?

El problema ya no es el precio sino el abastecimiento. Maduro afirma a través de sus canales de TV y de su aparato propagandístico que el culpable del desabastecimiento es EEUU y sus sanciones. Pero la verdad es que Venezuela sufre desabastecimiento no por las sanciones, sino porque el Gobierno no ha invertido en mantener las refinerías: y ahora no tiene ni divisas ni crédito para comprar repuestos.

La pregunta es si las sanciones de Trump cumplirán el cometido de derribar al Gobierno de Maduro. Hay analistas que dicen que esto le reforzará en el poder, como Marco Aponte-Moreno profesor asociado de Negocios Internacionales y miembro de la junta del Institute for Latino and Latin American Studies, St Mary's College of California, EEUU. La más importante razón que aporta es que “Venezuela ya está quebrada”, según escribió en 'The Conversation'.

El presidente Maduro ha convocado para diciembre de este año elecciones legislativas, de las cuales saldrá un nuevo Parlamento. Todo indica que el resultado no va a ser reconocido por la comunidad internacional. La Unión Europea, por boca de su Alto Representante Josep Borrell, ha dicho que “no se reúnen las condiciones para un proceso electoral transparente, inclusivo, libre y equitativo”. De modo que no atenderá la “invitación” de Nicolás Maduro para desplegar una misión de acompañamiento electoral.

La oposición venezolana ha dicho que no participará en el “fraude electoral”. Como Maduro está decidido a proseguirlas, en diciembre tendrá una Asamblea a su gusto. Además, si las encuestas se cumplen, el nuevo presidente de EEUU que habrá sido elegido el mes anterior ya no será el radical antichavista Donald Trump, sino Joe Biden, demócrata.

Entonces, Venezuela seguirá siendo un país gobernado por comunistas, con la inflación más alta del mundo, sin electricidad, sin agua, con 5 millones de desplazados y refugiados, con la gasolina más barata del mundo, pero, y eso es el colmo, sin gasolina a pesar de ser el país con mayores reservas de crudo del mundo.

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