Ejemplo contra el Covid-19 a nivel mundial

El éxito de Portugal frente al coronavirus: anticipación, disciplina y solidaridad

Fotografía de Antonio Costa, primer ministro de Portugal.
Fotografía de Antonio Costa, primer ministro de Portugal.
EFE.

“Es una lucha por nuestra supervivencia”. El jueves 12 de marzo, el primer ministro de Portugal Antonio Costa anunciaba la declaración del estado de alerta para luchar contra el coronavirus un día antes que España, con solo 50 contagios y ningún muerto en el país, cifras que contrastaban con las de nuestro país en aquel momento: 5.100 contagiados y 132 fallecidos. Un mes después los números hablan por sí mismos sobre el éxito de Portugal frente al Covid-19, con 16.934 contagiados, 277 curados y 535 fallecidos, siendo el 16º país del mundo en número de casos y muy lejos de los 172.541 contagiados españoles. ¿En qué reside el éxito luso contra la pandemia?

En los últimos días, medios internacionales como ‘Le Figaro’ han alabado el ya conocido como ‘milagro portugués’. La receta del gobierno socialista presidido por Marcelo Rebelo de Sousa se basa en tres pilares: anticipación, disciplina y solidaridad. Medidas rápidas y efectivas que han llegado a buen puerto tanto en materia de salud como económica gracias a la obediencia de la población, con solo 150 detenciones por violar el estado de alarma hasta la fecha, por las 1.873 de España.

Portugal fue uno de los países más previsores a nivel mundial decretando el estado de alerta con un escaso número de contagios, y aumentando el endurecimiento de las restricciones una semana después con la declaración del estado de emergencia: el 18 de marzo cesó toda actividad económica no esencial y se prohibió salir a la calle de forma injustificada.

Sin embargo, la disciplina del pueblo luso ya había actuado antes de estas medidas del Gobierno. A finales de febrero, ante la propagación del virus por Europa, los portugueses comenzaron a aislarse voluntariamente, dejando de ir a bares y restaurantes y evitando llevar a sus hijos a los colegios. Como resultado, muchos centros educativos cerraron antes de las medidas gubernamentales por la falta de alumnos.

Lo mismo ocurrió con los negocios, dando lugar a un aislamiento voluntario progresivo antes del cierre total oficial. Ya lo dijo su primer ministro Antonio Costa cuando declaró el estado de alerta y descartó poner multas elevadas por saltarse el confinamiento, como en otros países europeos: “Los portugueses son tan disciplinados que la represión es inútil”, declaró.

Economía parada hasta mayo y endurecimiento de los desplazamientos

El confinamiento se ha ido prolongando en Portugal aproximadamente cada 15 días hasta el 1 de mayo. Al contrario que en España, la economía está completamente parada y no será hasta mayo cuando los trabajadores podrán volver de forma progresiva a sus empleos, siempre y cuando la situación esté controlada. El presidente Rebelo de Sousa se reúne casi a diario con varios epidemiólogos para valorar la situación y tiene algo muy claro según informa el diario ‘Correio da Manha’: “La recaída es peor que la primera fase del virus”, así que si no hay garantía de control del riesgo de contagio no hay vuelta al trabajo.

Para paliar las pérdidas económicas, el Ejecutivo luso puso en marcha un sistema parecido al de los ERTE en España, llamado ‘mecanismo de lay-off’, con el que las empresas pueden despedir a trabajadores de forma temporal y estos cobran un subsidio de dos tercios de su salario bruto hasta un máximo de 1.905 euros. Asimismo, se estableció que el subsidio para la asistencia de los hijos de los funcionarios pueda alcanzar una cifra más alta, con un máximo del sueldo neto del trabajador entre todos los subsidios que se cobren.

En cuanto a los desplazamientos, las restricciones aumentaron antes de Semana Santa prohibiendo salir a los habitantes de los municipios en los que viven, a no ser que ejerzan una profesión esencial en otro lugar. Esta limitación de los movimientos seguirá vigente hasta el final del confinamiento, según avisó el Gobierno.

Todos a una: Portugal es un país solidario en tiempos de crisis

La solidaridad del pueblo portugués en general y de sus políticos en particular ha dado la vuelta al mundo. En materia legislativa, por ejemplo, el 28 de marzo el país decidió regularizar la situación de todos los inmigrantes que presentaran una autorización de residencia, y también renovó automáticamente las autorizaciones de residencia que expiraban. Una medida generosa con trasfondo sanitario: todos los inmigrantes regularizados tienen ahora acceso al sistema de salud gratuito y universal.

Por otro lado, las intervenciones de los líderes portugueses se han hecho virales. En primer lugar la del primer ministro Antonio Costa defendiendo a España ante los líderes de la Unión Europea después de que el ministro de Finanzas holandés Wopke Hoekstra, solicitase la apertura de una investigación a España e Italia por no tener margen de presupuestos para afrontar la crisis. "Ese discurso es repugnante en el marco de la Unión Europea", dijo Costa.

La comunión del país con Europa existe también entre las formaciones políticas nacionales. Y es que el líder del PSD, Rui Rio, hizo un discurso en el parlamento de total apoyo al Gobierno pese a estar en la oposición. “Señor primer ministro, cuente con nuestra colaboración. Todo lo que podamos, ayudaremos. Le deseo coraje, nervios de acero y mucha suerte. Porque su suerte es nuestra suerte”, señaló. 

Algunos artículos de medios internacionales aluden a la posición geográfica de Portugal como punto clave para la menor propagación del coronavirus, pero lo que está claro es que a pesar de tener solo un país vecino, sin anticipación, disciplina y solidaridad no habría habido tanta firmeza ante la pandemia.

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