Una vida inconcebible sin arroz

  • Los científicos advierten a los habitantes de Indonesia que ha llegado la hora de cambiar de dieta. Pero tras la era del dictador Suharto, que impuso el monocultivo, la gente se ha vuelto más que dependiente del cereal.
La producción de arroz supera las previsiones, con 360.000 toneladas, aunque "hay que defender el precio"
La producción de arroz supera las previsiones, con 360.000 toneladas, aunque "hay que defender el precio"
Kate Lamb, Jakarta (Indonesia) | GlobalPost

Productos antaño habituales en la dieta básica de la remota provincia indonesia de Papúa Occidental, como el boniato y el sagú, han ido siendo sustituidos poco a poco por el arroz, el carbohidrato favorito de Asia.

Pero los científicos advierten que ha llegado el momento de diversificar la dieta, ya que el país se ha vuelto excesivamente dependiente del arroz como alimento básico.

"Tenemos muchos alimentos diferentes ahora, pero los indonesios tienen que comer arroz tres veces al día", asegura la periodista Desi Anwar.

Para muchos ciudadanos del archipiélago, el almuerzo y la cena simplemente no se pueden concebir sin el acompañamiento de arroz. "Tenemos McDonald's y KFC, pero los indonesios todavía los ven como tentempiés. Después de ir a estos sitios, vuelven a casa y comen arroz o nasi padang [un plato típico a base de arroz]", afirma.

Lo irónico es que hace varias décadas muchos indonesios dependían exclusivamente de alimentos como las patatas, el maíz y el sagú, hasta que el ex dictador Suharto obligó a todo el mundo a comer arroz.

Premiada en su día por ser autosuficiente en el cultivo de arroz por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU, Indonesia ahora tiene que importar la mayor parte de los productos alimenticios básicos de su población, como arroz, maíz, yuca, soja y azúcar. Convertido en el tercer mayor consumidor global de arroz, Indonesia tuvo que importar el año pasado 1,5 millones de toneladas de arroz.

El Gobierno ha puesto en marcha una campaña para que la población tenga un "día sin arroz" a la semana.

Las autoridades, de hecho, están intentando animar a los 240 millones de habitantes del archipiélago, que consumen 139 kilos de arroz per cápita, a que diversifiquen la producción de alimentos.

Según los analistas, esta falta de diversidad es producto precisamente de acciones del Gobierno que fomentaron todo lo contrario.

Regiones como Sulawesi, Papúa, Eats Nusa Tenggara, Madura y las islas Mentawai se alimentaban tradicionalmente de una amplia base de productos, no sólo de arroz. Pero el dictador Suharto impuso políticas para fomentar el cultivo de arroz, con la intención de contribuir a unificar el archipiélago, que ocupa 17.000 islas y acoge una amplia variedad étnica y lingüística.

"La historia del régimen de Suharto es la homogeneización de Indonesia. Desde Banda Aceh a Merauke, Papúa, todos los indonesios se vieron obligados a comer arroz para cumplir las políticas de Suharto" encaminadas a construir la nación, explica Yohanes Supriyono, antropólogo de la Universidad de Indonesia.

Esta política, dicen los expertos, debilitó la seguridad alimentaria del país, especialmente en regiones terriblemente pobres como Papúa Occidental.

"No se puede cultivar arroz en las zonas montañosas de Papúa, pero sin embargo la gente ahora depende mucho de él. El clima y el terreno dificultan su distribución, así que la gente está famélica", afirma el científico conservacionista Ratna Supriatna.

Jefe del Centro para el Cambio Climático de la Universidad de Indonesia, Supriatna asegura que debido a que los cultivos de arroz son vulnerables a las fuertes lluvias monzónicas y al clima extremo, la rediversificación alimentaria es básica para el país.

Los cultivos básicos de Papúa (patatas, malanga y sagú) eran mucho más eficientes que el arroz  y no requieren fertilizantes caros o conocimientos complejos sobre agricultura o sistemas de irrigación, explica.

Pero como el arroz continúa estando muy subsidiado por el gobierno, los cultivos tradicionales siguen siendo más caros. No hay, por lo tanto, ningún incentivo para que la gente cambie de nuevo sus hábitos. "Todos los niños de Papúa crecen a base de arroz", admite Dorus Wakum, "pero eso no es parte de nuestra cultura".

Wakum asegura que pese al precio, algunos papúes están volviendo a los cultivos tradicionales, como manera de protestar contra lo que consideran una ocupación de sus tierras y cultura por parte de los indonesios.

Si bien el programa de "homogenización" de Suharto generó una dependencia del arroz, sus detractores dicen que su política arrocera fue un intento de "indonesianizar" a las tribus de Papúa Occidental.

El profesor Supriyono pasó varios años investigando el tema en Papúa y asegura que a la población local se le dijo que sólo los "primitivos" se alimentaban de boniatos y sagú.

"El mensaje fue transmitido por funcionarios y profesores de Java.

Les decían en el dialecto local que la gente desarrollada sólo comía arroz", afirma. "En la década de 1980 los padres decían a sus hijos que si querían ser personas desarrolladas como las de Java tenían que comer arroz".

Hoy en día muy pocos papúes saben cultivar arroz (la mayor parte de los campos de la provincia son propiedad de inmigrantes japoneses), aunque dependen enormemente de este cereal. Es una política que, según Supriyono, se utilizó para quitarle el poder a los papúes y tomar el control de esa provincia rica en recursos.

 

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