La píldora económica 

El empleo, ¿muchísimo mejor ahora que antes de la pandemia?

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El empleo, ¿muchísimo mejor ahora que antes de la pandemia? 
CONTACTO vía Europa Press

Según la Encuesta de Población Activa (EPA), que es la fuente estadística básica oficial para determinar el empleo en España, entre el 4T19 y el 4T22 los ocupados aumentaron un 2,5%, de 19,97 millones de personas a 20,46 millones. En niveles el aumento fue de 497.000 personas. En resumen, según la EPA, podríamos concluir -pero no lo vamos a hacer, por razones que se exponen- que en la actualidad el mercado laboral no sólo ha recuperado los niveles prepandemia, sino que hoy está mucho mejor la situación laboral que entonces.

Son estos datos de crecimiento del empleo los que llevaron a fuentes del Gobierno a cuestionar los datos del PIB publicados. El argumento es el siguiente: ¿por qué si el empleo esta un 2,5% por encima de 2019 no aumenta más el PIB?; ¿no estará el INE midiendo mal el PIB?

El problema es dar por hecho que el empleo está mucho mejor. Pero es que si analizamos bien el dato de la EPA vemos que en horas trabajadas totales no estamos por encima de las de 2019 y que, por lo tanto, si no ha habido cambios en la productividad es lógico que el PIB tampoco esté por encima del existente en igual fecha.

Así, si atendemos a las horas semanales efectivas trabajadas por todos los ocupados, podemos ver cómo se han reducido en 9.764.

A pesar del aumento del 2,5% del número de ocupados, las horas trabajadas semanales han descendido -1,5%. Este hecho muestra que el mercado laboral se ha deteriorado con respecto a la situación previa a la pandemia, dado que con más trabajadores se trabajan menos horas. En concreto, en el 4T19 los ocupados trabajaban una media de 32,1 horas semanales, mientras que en el 4T22 trabajan 30,8 horas semanales, es decir, 1,3 horas semanales menos por trabajador.

Al comparar entre el 4T19 y el 4T22 el tiempo que los ocupados declaran haber trabajado, se observa que han aumentado en cerca de 1,29 millones las personas que dicen que trabajan menos de 30 horas semanales, mientras que las que dicen trabajar más de esas 30 horas ha descendido en 792.000.

Además, llama poderosamente la atención el fuerte aumento (+33,6%) de ocupados que declararon no trabajar ninguna hora. En niveles, el aumento de este colectivo fue de 488,900 personas, es decir, el 98,3% del aumento total de ocupados de la EPA. Aunque las causas por las que pueden no haber trabajado son varias, las de estar de baja, de vacaciones, ERTEs no parecen haber variado mucho, por la tanto hay que buscar algo más.

Así podemos llegar a la conclusión de que se puede explicar este aumento de los ocupados que declaran no trabajan ninguna hora por el fuerte crecimiento de los contratos fijos discontinuos en periodo de inactividad. Esto es consecuencia de la aplicación de la reforma laboral de 2021. Recordemos que el periodo de inactividad puede ser corto, pero también muy dilatado ya que, salvo que la negociación colectiva lo determine, no hay un tiempo mínimo (ni máximo) legal para estar inactivo.

También al contrato fijo discontinuo se le ha incorporado en la reforma laboral de 2021 un supuesto nuevo más allá del que hasta ese momento lo justificaba (los trabajos estacionales o de temporada) como son aquellos que sin ser estacionales/de temporada son de prestación intermitente con periodos de ejecución ciertos que pueden estar determinados o no.

De esta forma, y con el acuerdo de la patronal, los antiguos contratos temporales de obra o servicio determinado (que eran el grueso de la contratación temporal y podían incluso durar más de tres años) se han trasvasado al nuevo fijo discontinuo. Los incentivos pueden ser perversos ya que durante los periodos de inactividad el trabajador fijo discontinuo no sólo percibe la prestación de desempleo, sino que el SEPE cotiza por ellos durante ese periodo de inactividad, cobre o no cobre la prestación

Para entender mejor la situación y confirmar esta conclusión, se puede recurrir al registro administrativo de la Seguridad Social y analizar la evolución de las afiliaciones por tipo de contratos y las causas actuales de finalización de estos.

Si se compara las variaciones de afiliación al régimen general entre enero y diciembre de 2022 por tipo de contrato con lo ocurrido, en media, en el periodo desde 2016 hasta 2019 incluido (las conclusiones son las mismas si solo se toma el 2019 como año de comparación), se observa que se ha producido un trasvase de afiliados de la modalidad de contratos temporales a contratos indefinidos, aproximadamente 1,92 millones.

En concreto, 1,49 millones han pasado a ser contratos indefinidos propiamente dichos, el 78,4% del total, mientras que el 21,6%, es decir, 0,41 millones, son nuevos fijos-discontinuos (cifra está muy parecida al aumento de los que declaran en la EPA estar trabajando cero horas). Vaya casualidad o vaya confirmación de que no parece que haya mejorado mucho la situación del mercado de trabajo en términos de horas efectivas, respecto a antes de la pandemia.

La reforma laboral del 2021 busca la eliminación de los contratos eventuales/temporales restringiendo su uso ya que solo se admiten como causa motivante dos modalidades: por circunstancias de la producción y por sustitución. El problema es que esto no elimina la existencia de trabajos que son de naturaleza temporal. Por lo tanto, la estabilidad en el empleo puede ser deseable pero no se puede obviar la realidad: existen sectores y situaciones específicas en las que los contratos eventuales/temporales son necesarios.

Ante la imposibilidad de realizar contratos eventuales/temporales, han tomado protagonismo causas de baja de la Seguridad Social que antes eran marginales, y que ponen en duda la efectividad de la regulación porque está no puede cambiar la realidad de la naturaleza de muchos trabajos.

Así, las causas de baja del régimen general en 2022 son bastante diferentes a las de 2019 y años anteriores. Destacan causas de baja que han crecido notablemente, y que no son tan deseables, como la baja voluntaria, +30,8%, la baja por no superar el periodo de prueba, +33,9%, o la baja por despido disciplinario individual, +34,2%, que parecen estar ligadas a la dificultad de contratar temporalmente.

En resumen, revisando las horas trabajadas según la EPA, y los efectos de la reforma laboral de 2021 sobre variación de causas de finalización de contratos trabajo, podemos concluir que no estamos mejor que en 2019, a pesar de que el empleo ha crecido en 490,000 personas, hay casi igual aumento de personas que estando ocupadas trabajan cero horas, y en el cómputo total de horas no se trabajan más. Además, parece que el aumento de algunas causas por despido equivale a una manera de tener contratos temporales por otras vías. Como dicen los ingleses, “you can't put doors to the field”, aunque suena mejor en español: “No se pueden poner puertas al campo”.

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