La Píldora Económica

Las políticas de cambio climático: el reto, la realidad y la estrategia; no damos ni una

Teresa Ribera
Las políticas de cambio climático: el reto, la realidad y la estrategia; no damos ni una.
CONTACTO vía Europa Press

Una introducción a la realidad. Cuando se habla del Acuerdo sobre cambio Climático de París y del éxito de las Partes firmantes, se olvida que el único compromiso aceptado es el objetivo de reducción nacional de emisiones y, además, no existe una supervisión externa del cumplimiento de ese objetivo ni un mecanismo de sanciones por incumplimientos. Respecto a un aumento reciente de las ambiciones climáticas, baste decir que, desde la cumbre de París hasta ahora, solamente una parte firmante del acuerdo, la Unión Europea (UE), ha revisados al alza sus ambiciones de reducir sus emisiones. Estos objetivos europeos para el 2030 parecen inalcanzables, sobre todo teniendo en cuenta que la UE ha anunciado que hasta el 2025 se utilizará más gas y más carbón y en consecuencia no reduciremos más emisiones de CO2.

En otras palabras, el reto de tener en 2050 un planeta con emisiones netas nulas de CO2 equivalente - 'Net Zero' en inglés- y en consecuencia que no se experimente en la tierra un aumento de más de 1,5 grados centígrados en 2100 es, a día de hoy, puramente declarativo y nada probable de alcanzarse.

Pero es que además será muy caro acelerar la transición si queremos alcanzarlo, aunque fuentes muy autorizadas transmiten la idea de que se puede lograr a través de invertir en energías renovables cada vez más baratas, lo cual no es cierto.

Para entender el problema, debemos reconocer en primer lugar que el reto es global y deberíamos visualizar que la estrategia de acelerarlo en solo unos países, los más avanzados, no reduce el total de emisiones. Baste mencionar el aumento de emisiones en la India y China.

En segundo lugar, el objetivo global de acelerar hacia el Net Zero, hoy en día, solo se puede llevar a cabo generando más emisiones de CO2, ya que se necesitan combustibles fósiles para la extracción y transformación de metales.

Por último, y no menos importante, la opción estratégica de incrementar fuentes renovables e hidrogeno verde, frente a sistemas de captura de carbono en la generación con combustibles fósiles o captura de CO2 directamente de la atmosfera, es probablemente más cara y sobre todo materialmente inviable todavía por la falta de cobre y de otros minerales y materiales necesarios.

En conclusión, según se analiza más el tema más claro se percibe que ninguna estrategia puede ser excluida, incluido utilizar transitoriamente más combustibles fósiles. Proponer una estrategia o solución que se basa en acelerar la reducción de emisiones netas de CO2 solo con energía renovable y electrificación es en el momento actual vivir en el metaverso, o en un mundo de avatares digitales.

Revisemos en primer lugar algunas cifras para entender la magnitud del reto: para limitar el incremento de temperaturas a 1,5 grados centígrados en 2100 el llamado Net Zero deberíamos mitigar, o sea reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero de forma que alcancen su punto máximo antes de 2025 como muy tarde. Implica, en la práctica, por ejemplo, una reducción para 2050 respecto a 2019 del 95% en el consumo de carbón, del 60% del petróleo y del 45 % en el gas. Vamos, una pasada el reto.

En segundo lugar, veamos los problemas con la estrategia. Se insiste en que la solución son las tecnologías renovables intermitentes en la generación, y que exigen la electrificación del consumo energético. Como señalé, para algunos, como la Agencia Internacional de la Energía (AIE), esto se conseguirá con precios más bajos cada vez porque su análisis parte del supuesto de que caerá más rápido la demanda de combustibles fósiles que la oferta. El problema es este supuesto es clave, pero nunca ha tenido lugar en la historia. Por lo tanto, no esperemos combustibles fósiles baratos.

La estrategia de redoblar la inversión en renovables se basa pues en el supuesto heroico de combustibles fósiles baratos y también en el supuesto de que las renovables son cada vez más baratas y eficientes por las mejoras tecnológicas. Es decir, se parte de un segundo supuesto, que analizaré, que tampoco se va a cumplir.

Aparentemente se han alcanzado ya el 98% de las mejoras de eficiencia, pero muchas de ellas solo son posibles con gran cantidad de minerales raros, por escasos. La principal utilización de estos metales es incrementar la potencia de los motores eléctricos al aumentar la fuerza de los imanes. Estos minerales son escasos y costosísimos en término de energía necesaria en su extracción y en su refinado. Pero es que el dilema es más amplio y  también hay problemas con los metales básicos y con el cristal, el cemento y el poli silicio, también intensivos en energía para poder usarse. De hecho multiplicar por cinco la producción de estos metales es imposible

No es una casualidad que gran parte de estos materiales provengan de China, que dispone de carbón barato local que es la energía que utiliza para estos procesos, conjuntamente con la electricidad generada con carbón. Ahora que China intenta acelera su propia transición se da cuenta que el gas es caro y que necesita más carbón. Pensemos que China es el país que más aumenta la generación eléctrica con renovables del mundo.

Acelerar la transición, -si queremos hacerla más rápida, aunque no lleguemos al objetivo-, debería llevar a consumir muchos más combustibles fósiles, no menos. Es la única vía para tener más electrificadoras para producir hidrogeno, más placas solares y más aerogeneradores. Ya no se trata del famoso “más madera” ahora es “más metales”.

Para que se entienda, un ejemplo: una central de ciclo combinado de gas de 1000 MW de potencia necesita para su construcción 300 toneladas (tn) de hierro, 200 de cemento y 100 de metales y minerales especiales como el cobre. La misma potencia instalada en aerogeneradores requiere entre 100 ó 200 veces más de hierro, de 25 a 50 veces más de cemento; 900 tn de plásticos no reciclables y entre 10 y 20 veces más de cobre y metales especiales.

Las necesidades son tales, y la velocidad requerida es tal que primero, no hay esa cantidad de metales; segundo, su precio se dispararía; y tercero, las necesidades de combustibles fósiles aumentarían dramáticamente. Pero, ¡ojo! las tecnologías renovables no solo son intensivas en metales y combustibles fósiles, también son intensivas en capital, y por tanto más caras en un entorno de tipos de interés altos.

Luego la estrategia debería ser acelerar la captura y el secuestro del CO2, porque la transición va a demandar más combustibles fósiles… y no sé si tipos de interés más bajos…

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