OPINION

Así TVE ganó la investidura fallida

Ana Blanco, congreso
Ana Blanco, congreso

RTVE destaca cuando muestra su músculo sin titubear. Así sucedió este jueves cuando la cadena pública volvió a ser referencia informativa con un 16,9 por ciento de share en La 1 (1.378.000 espectadores), situándose su retransmisión de la investidura fallida por encima de 'Al Rojo Vivo' de La Sexta. El programa de García Ferreras, que ha fidelizado el interés de información en directo de estos años, se quedó por detrás con un también excelente 15,1 por ciento de share en su tramo más importante, reuniendo a 977.000 seguidores.

Mientras el extenso 'Telediario 1' con Ana Blanco, donde se emitió y resolvió la votación que perdió Pedro Sánchez, se convirtió en lo más visto con un excelente 17,4 por ciento de cuota de pantalla y 2.077.000 espectadores. Nadie sabía cómo iba a terminar la investidura y eso jugó a favor de la televisión.

Pero, ¿por qué el público ha ido a TVE si su emisión, aparentemente, no cuenta con la telegénica pasión que inyecta Ferreras en La Sexta? Justo por eso mismo. Porque los informativos de RTVE están sabiendo recuperar su esencia, que es lo que les diferencia y complementa de sus rivales, pero incorporando nuevas narrativas.

En RTVE es donde la señal oficial del interior del Congreso de los Diputados, suministrada por Mediapro, se veía más limpia. Dato importante, pues ante la tensión de la jornada el espectador no quiere que le corten los discursos parlamentarios. TVE favoreció una emisión sin interferencias en las intervenciones. Aunque, lógicamente, dotando a lo que sucedía en el hemiciclo de un contexto informativo tranquilo a través de expertos y conexiones. Otra clave: la tranquilidad es un buen antídoto para los tiempos de intenso frenesí. 

Para enriquecer el especial informativo también se optó por la multipantalla, claro. Varias ventanas en emisión para dar ritmo al especial. Sin embargo, en una de las ventanas, en vez de optar por imagen en directo, se colocaron en determinados momentos expresivas fotos fijas de los líderes, lo que daba al programa el toque de la carga histórica de la jornada que resumían unas imágenes que, hace décadas, servirían de efectistas portadas de periódicos. Hoy, en cambio, son una herramienta para describir la situación en tiempo real.

Factor destacable también en el vigor de la retransmisión de RTVE es que la cadena pública estaba en el lugar de la noticia y no paraba de evidenciarlo con grandilocuentes planos con la cámara que vuela desde una grúa. El set de informativos se trasladó al Congreso de los Diputados como otras veces, pero con una crucial diferencia. En esta ocasión, se ha huido del viejo autobús-plató alquilado, que hacinaba a presentador, colaboradores y cámaras en su techo durante el directo, contagiando cierta claustrofobia al público. Ese agobio invitaba a cambiar de canal.

Ahora se ha optado por un practicable más amplio, que transforma la Plaza de las Cortes en un plató con más movilidad televisiva. Así el programa respira en una holgura que convierte este epicentro de Madrid en un decorado perfecto en el que la fachada del hemiciclo no pierde nunca protagonismo. TVE en el corazón de la noticia. Es más, el propio fondo también enseña información, ya que al no estar tan elevando como el bus-plató se puede ver el movimiento de periodistas y curiosos en la Carrera de San Jerónimo. La profundidad del plano es dinámica, está viva.

RTVE fondo de plano investidura
Señora con perro pasea por el Congreso en plena investidura fallida.

Allí estaba el presentador, Xabier Fortes, junto a sus expertos. El elenco de colaboradores de los informativos de RTVE también son vitales en el aumento de la influencia de este tipo de especiales, ya que sus análisis ya no son monocolor. El choque sereno de ideas es otro aliciente. Aunque se puede ampliar todavía más la diversidad de colaboradores por edad, sexo y procedencia de medios de los profesionales expertos para que toda la sociedad se siente representada y pueda elegir a su experto de cabecera. El protocolo de dar como voz oficial a la prensa escrita de papel clásica ya no representa al universo mediático y social de hoy. 

Al final, RTVE ganó porque ejerció de televisión pública sin ir a rebufo de nadie ni sin pretender ser lo que no debe ser. Es el problema que existe en otros ámbitos de su programación actual y que también sufren sus informativos. A mejorar, en este sentido, sigue estando el grafismo de los 'Telediarios', que lleva años desfasado y está ya más que amortizado. También la escenografía, a la que se van a introducir cambios en septiembre. Aunque, sobre todo, hay que actualizar ciertos convencionalismos en la manera de contar las noticias en vídeos. Eso sí, sin perderse en los fuegos de artificio de sus rivales.

Porque el principal valor de RTVE fluye cuando se cree que es la mejor televisión pública y saca la artillería desde esa sensatez de la contundencia tranquila, que piensa en el espectador pero sin que le imponga ni el espectador ni los políticos que le gobiernan. Y ahí es donde RTVE ganó el pasado jueves, con un especial con el que el público volvió a conectar con la cadena, como antes hacía tradicionalmente, porque la retransmisión olía a televisión que está en el lugar de la noticia sin titubear, con seguridad, y narrando lo que pasa con una calidad visual cargada de luminosidad y amplitud. La luminosa amplitud, tan infravalorada y tan esencial siempre en televisión.

Un programa especial que hasta supo cerrar el relato con maestría. La última imagen del 'Telediario 1', después de un gran plano general de contexto de la plaza, con el set del informativo y el Congreso, fue plasmar en emisión el recorrido del perdedor, mostrando el solemne momento en el que la presidente del Congreso comunica el resultado de la votación y el candidato fallido arranca con el coche oficial por la Carrera de los Jerónimos hacia algún lugar. Tal vez la Moncloa. 

El informativo concluyó bien el relato de la jornada con el protagonista, perdedor, partiendo justo desde el mismo y simbólico sitio noticioso en el que TVE estaba retransmitiéndolo al mundo. No es un detalle baladí. Eso es televisión. Narrar bien, hasta el final, sea el género que sea.

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