OPINION

Concierto de Año Nuevo: así logra conquistar a 50 millones de espectadores

Diez curiosidades del Concierto de Año Nuevo de Viena
Diez curiosidades del Concierto de Año Nuevo de Viena
EFE
Diez curiosidades del Concierto de Año Nuevo de Viena
Concierto de Año Nuevo.

La música clásica puede ser un éxito en televisión si se narra con atractivo. Así sucede cada año con el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, una emisión que congrega a más de 50 millones de expectantes espectadores, lo que supone un triunfo de fusionar, con inteligencia, la tradición con la emoción del espectáculo televisivo.

Porque el Concierto de Año Nuevo no se queda en la emisión de un concierto de Año Nuevo y traza una historia armónica, casi como una serie, que se dibuja gracias a una atractiva y luminosa coreografía visual de imágenes que está minuciosamente diseñada.

Así la televisión amplifica la experiencia musical y, además, crea una hermosa estampa de Viena, su historia y sus parajes. De hecho, la televisión pública austriaca ha enriquecido la emisión desde otras localizaciones, saliendo de la sala del concierto.

Así la cadena incorpora tramas casi cinematográficas con diferentes intérpretes (ballets, actores, hasta los propios peatones…) para, de esta forma, contar diferentes tramas a través de la imparable combinación entre la música, la espectacularidad arquitectónica de un país y el retrato de su vida cotidiana. Incluso algunos de los propios músicos van protagonizando ciertos gags en directo, con cierto humor, guiños cómplices que humanizan.

Y todo narrado con ayuda de las nuevas tecnologías, que se incorporan para hacer crecer esta retransmisión. De la cámara aérea al microplano detalle. Sin olvidar la iluminación y la fotografía que arropa la belleza de la materia prima que se dispone en los decorados naturales. Recordándonos la importancia de cuidar el envoltorio en una era en la que las cadenas no tienen tiempo para preparar y ensayar las emisiones. Porque sin una buena y calculada realización, muy ensayada, la televisión no funciona igual. Pincha. No es televisión de verdad.

Aunque, también, es aliado del Concierto de Año Nuevo que no está formado por largas sinfonías sino por piezas breves y luminosas. Polcas, valses y fragmentos de operetas para acabar con la famosa entrada en falso del vals de Strauss y terminar con la emoción en alto gracias al icónico palmeo acompasado del público en la pieza final. De esta forma, el patio de butacas se convierte en arte y parte del show, como colofón. El público también es el protagonista. Todo un símbolo, porque la mejor televisión es la que cuenta con símbolos emocionantes.

Y el Concierto de Año Nuevo es esa mejor televisión, pues no se queda en una mera retransmisión externa de una orquesta. Al contrario, se deseña por y para la televisión, recordando que al otro lado están millones de espectadores esperando asistir a una experiencia auditiva... y visual.

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