OPINION

Cuando corríamos a poner la tele en la mañana del sábado

Britney Spears en Música sí.
Britney Spears en Música sí.

LLos adolescentes ya no se despiertan la mañana del sábado y corren a la televisión para encontrarse a sus grupos de música favoritos. No tiene sentido, pues ya ni siquiera se necesita levantarse de la cama para disfrutar la música que ansiamos ver y escuchar. Sólo basta un móvil, que nos permite conectar con nuestras listas de éxitos con sólo un clic. Pero no siempre fue así.

Hubo un tiempo en el que los sábados por la mañana había que preparar las cintas VHS para grabar el único pase de las actuaciones de los cantantes y bandas. Grupos a los que no les quedaba otra que acudir a la tele para dar a conocer su música en programas como 'Música sí', una mezcla entre 'Aplauso' y 'RockoPop', que triunfó en TVE entre 1997 y 2004

También Antena 3 reprodujo la fórmula con un 'magacine ficcionado' llamado 'Desesperado club social', que duró de 1999 a 2002. En este espacio destacó un joven Christian Gálvez entre el elenco de protagonistas.

Los sábados por la mañana, las cadenas pensaban más en los jóvenes que en el resto de la audiencia. No era un acto de generosidad, el motivo: en esa franja, eran ellos los que tenían en su poder el mando a distancia. Se producían, por tanto, programas a medida de las nuevas generaciones en un tramo horario que, ahora, se ha transformado en un hábitat recurrente para la reposición.  Nadie quiere gastar dinero en esa franja en la que, en principio, no hay competitiva audiencia. 

Pero los jóvenes siguen siendo un jugoso target para los anunciantes, que las cadenas tradicionales deben mimar.  No lo hacen ya que se mide la audiencia pensando más en el liderazgo de la media de cuota de pantalla del día después que en un análisis en profundidad de los datos. Y la media de audiencia instantánea del día después se aupa con el público mayor de cincuenta años. Pero los jóvenes siguen conectando con la tele cuando se sienten representados.

Como sucedía con 'Música sí'. Un formato por el que pasó una diversidad de artistas sin demasiados complejos, que iba de Britney Spears Joaquín Sabina. Todo sucedía desde un escenario prácticamente desnudo, que optaba por utilizar al propio público como fondo vivo del decorado. Así el plató se convertía en discoteca y, al no contar con muchos elementos de atrezo, el set era más fácil de desmontar, ya que en el mismo plató -normalmente se realizaba en el mítico Estudio 1 de Prado del Rey- se desarrollaban más programas. No hacía falta grandes presupuestos, simplemente cierto ingenio, que es el gran motor de la tele.  

'Música sí' hoy no tendría sentido. La audiencia no asiste a playbacks televisados. Para qué ver a un artista moviendo la boca, haciendo que canta, si puedes ver un videoclip más elaborado en tu propio móvil.

Pero la música está por redescubrir en televisión. Es la gran materia prima para crear acontecimientos en donde los cantantes y los grupos puedan presentar su arte con originalidad. Esto tampoco es nada nuevo, ya lo hacían Laura Valenzuela y Joaquin Prat en 'Galas del Sábado' en los lejanos años sesenta. Y es la esencia del éxito millonario de 'Eurovisión': crear una imaginativa historia con ayuda de todos los elementos que dispone la creatividad televisiva y escénica -realización, iluminación, atrezo, guion, riesgo...- Así se propicia una estampa para la posteridad, que se ve por primera vez en la tele en directo y luego no para de consumirse, a golpe de 'retuiteo', en diferido. 

Hacia ahí vamos: el futuro es de la televisión acontecimiento, si recupera al espectáculo con ingenio y esa cierta osadía que moviliza la curiosidad del público. Entonces, volveremos a correr hacia la televisión para ver con qué te sorprende tal artista favorito y no sentir que te puedes perder algo irrepetible. Casi como se hacían en aquellos ingenuos sábados por la mañana de los noventa en los que era todo un ritual analógico sentarse en el sofá para esperar a ver si 'ponían' pronto tu canción favorita. Si te despistabas, te lo perdías. Había sólo una oportunidad.

@borjateran

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