OPINION

El fin de 'Las Mañanas de Cuatro': cuando un programa deja de servir a la táctica empresarial

Javier Ruiz entrevista a un pensionista
Javier Ruiz entrevista a un pensionista

Telecinco ha cancelado Las Mañanas de Cuatro. El próximo día 14 el programa presentado por Javier Ruiz cierra una andadura que arrancó en 2006, cuando este formato de actualidad se estrenó como gran magacín matinal dirigido y presentado por Concha Garcia Campoy.

Pero la fusión por absorción de Telecinco y Cuatro propició cambios en la dinámica del espacio. García Campoy pasó a presentar el informativo matinal de Telecinco y Marta Fernández cogió las riendas de una nueva versión de Las Mañanas de Cuatro.

Poco a poco, Las Mañanas dejaron atrás el género del magacín tradicional para centrarse en la mesa de debate político. Un enfoque que se perfiló aún más con la llegada del periodista Jesús Cintora, que impulsó la audiencia al impregnar a este matinal de un tono más combativo y vehemente.

Las mañanas de Cuatro cumplía el objetivo de Telecinco: competir frontalmente, con un contenido similar, con Al Rojo Vivo de Ferreras. Sin embargo, a pesar de los buenos rendimientos en audiencia, Mediaset finiquitó por sorpresa a Cintora en 2015 y apostó por Javier Ruiz, que volvía así al canal donde, en tiempos del grupo PRISA, relanzó el informativo del mediodía de Cuatro con más periodismo de datos.

Ahora, más de diez años después de su estreno, Las mañanas de Cuatro se despide de una audiencia fiel que seguía los análisis de una mesa de debate tan plural e incisiva que no siempre ha gustado al Gobierno. De hecho, la sombra de la censura ha planeado sobre el cierre del formato. Pero, en realidad, el formato ya ha dejado de cumplir su función en la táctica empresarial de Mediaset.

Mediaset ha utilizado Cuatro como arma para intentar frenar a La Sexta. De esta forma, Las Mañanas de Cuatro ha sido muy útil para paliar los buenos datos de Al Rojo Vivo. El segundo canal de Mediaset planta cara al segundo canal de Atresmedia con un contenido similar que disgrega público.

Pero el escenario ha cambiado. Telecinco tiene un problema en sus mediodías, no puede estirar más El Programa de Ana Rosa y la edición en familia de Pasapalabra, que está probando suerte en la franja de las dos de la tarde, no alcanza los resultados de share esperados y, lo que es peor, debilita a la edición principal del concurso de Christian Gálvez.

Así que Telecinco ha decidido competir con un formato de actualidad en esta franja. Se llama Ya es mediodía, llegará el viernes 15 (justo el día después del fin de Las Mañanas de Cuatro) y estará presentado por Sonsoles Ónega. Como consecuencia y a pesar de su buena cuota de pantalla, ya no tenía sentido para Mediaset Las Mañanas de Cuatro, pues los canales del grupo juegan a emitir contenidos complementarios entre sí para sumar audiencias diferentes.

Cuatro y Telecinco no van a competir con un programa del mismo género, ya que Mediaset necesita reunir a esa misma audiencia potencial -en este caso, los interesados en información- en el mismo programa de una única cadena. No vale diluir un género informativo en dos programas simultáneos. La prioridad de Mediaset es proteger a Telecinco para blindar su liderazgo mensual.

En esta estrategia televisiva, por tanto, era incompatible que Las mañanas de Cuatro compartiera franja con Ya es mediodía, como nuevo y casi desesperado intento de reflotar un horario débil de Telecinco en el que no ha cuajado ni la versión en directo de Cámbiame ni estirar la fórmula del reputado Pasapalabra.  Así que ahora se opta por diferenciarse con un contenido opuesto al del principal competidor, Antena 3, que brilla con el ligero concurso La Ruleta de la Suerte

Una decisión empresarial arriesgada, que puede cuajar si Mediaset tiene paciencia con la implantación del nuevo programa. A favor de la cadena está que existe interés por la información en televisión y, además, que hay precedentes de éxito. En este tramo horario de Telecinco, María Teresa Campos lideró con una pionera y contracorriente mesa política para la TV privada. Tertulia que triunfó de forma inesperada porque supo adaptar el género de debate político al público del canal en donde se emitía. Ahí estará la cruda misión de Sonsoles Ónega: captar al asiduo de Las Mañanas de Cuatro, atraer al fiel de Ana Rosa Quintana e incorporar más participación activa de los espectadores en el formato. Como hacía la Campos, mucho antes de Twitter.

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