OPINION

El giro de guion de'GHVIP' que evidencia que el reality no está manipulado como protestan las redes

Mónica Hoyos y Miiriam Saavedra
Mónica Hoyos y Miiriam Saavedra

La sombra de la manipulación de los votos planea en las redes sociales que hablan de Gran Hermano VIP 2018. Tal vez sea la consecuencia de una sociedad tuitera que se siente mentida por altas esferas de la política cortoplacista y, al final, lo termina proyectando con la televisión. 

Pero no, es evidente que GHVIP 2018 no ha manipulado los votos de su público. Lo demuestra la expulsión de hace siete días de Mónica Hoyos. A sólo unos días para que acabe la exitosa edición del concurso, el desenlace perfecto para finiquitar en alto el guion del formato de Zeppelin sería enfrentar en la gala final a Mónica Hoyos y Miriam Saavedra, antagonistas de culebrón que han cimentado el buen rendimiento del reality.

El choque de dos personajes enfrentados es un clásico en televisión. Así el programa hubiera sembrado un colofón final redondo. Incluso propiciando que las dos adversarias, Mónica y Miriam, se quedaran durante un margen de tiempo solas en la casa. Con sus silencios incómodos, con su juego televisivo, con su humanización de los personajes, con la expectación final de cuál de las dos rivales salía victoriosa.

Sin embargo, como era previsible, la audiencia de GHVIP votó que Hoyos abandonara la famosa casa de Guadalix de la Sierra. Una baja con la que desciende la emoción por la final del show. Ya es prácticamente evidente que ganará Miriam Saavedra. Ella ha sido la revelación del reality.

Miriam ya no "sufre" a su antagonista en el programa. Ya no existe esa tensión que en una gala final hubiera elevado el share del morbo del público afín a la tele-realidad. Es la prueba de que si estuvieran manipulados los votos Mónica seguiría en la casa para continuar generando esas chispas de indignación que todo buen directivo televisivo ansiaría tener en el universo de un reality. 

GH no necesita manipular los votos del público. Con un buen casting, el valor del programa está en saber trazar un culebrón adictivo aprovechando la realidad que fluye de manera natural en la casa. Y, este año, el casting ha introducido a dos enemigas íntimas tan delirantes que, juntas, no serían creíbles si fueran obra de un guionista de telenovela.

Pero ya no están juntas, ya no tiene tanta fuerza la trama.

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