ANÁLISIS

El lapsus de Wyoming en 'El Intermedio', un programa incensurable en directo

Wyoming manejando con instinto su expresividad no verbal en el momento del lapsus.
Wyoming manejando con instinto su expresividad no verbal en el momento del lapsus.
La Sexta

"En el fondo os entiendo, yo también soñé algo parecido cuando era niño: Sí, que una mamada...". Wyoming se acaba de equivocar al leer el guion de 'El Intermedio'. Un lapsus en pleno gag. El instinto le hace corregir al instante: "perdón, manada". Pero, rápidamente, salta su carisma de cómico, ejerce una sabia pausa dramática, cambia la mirada a cámara e improvisa con ímpetu: "¿soñaba ya eso de niño?" La risa en el estudio se multiplica. Se crea espontáneamente el gran momento del programa.

Obra y gracia de El Gran Wyoming. Ahí, cuando la realidad supera al guion se observa donde existe un gran presentador, curtido en tantas batallas desde hace largas cuatro décadas. Porque Wyoming prácticamente siempre se ha mantenido en televisión desde que debutó como copresentador de un concurso sobre cine en 1984 en Televisión Española. 'Silencio, se juega', se llamaba. Entonces, tímido. Intentando pisar sobre seguro en las arenas movedizas de la tele, aunque ya evidenciando su capacidad para no imponerle casi nada en el directo. Sea riguroso o falso directo. Da igual. Lo importante es lanzarse a jugar.

Y el directo es una de las decisivas bazas de 'El Intermedio', este contrainformativo que nació al mismo tiempo que La Sexta y sigue como columna vertebral de la programación del canal verde. Se podría grabar una hora antes para que todo saliera redondo. Como hacen los norteamericanos con sus legendarios late nights. Sin embargo, si se realizara en "playback" perdería esa fuerza de lo incensurablemente imprevisible que no se puede rectificar

Ahí es donde Wyoming se hace más grande, pues sale al plató sin red y otorga ese carácter genuino que da más fuerza a un guion ya de por sí muy bien armado para que todo fluya con el complicado equilibrio entre la narración del relato de la actualidad y la ironía que todo lo hace más digerible. Incluso cuando parece imposible de digerir. De esta forma, nos identificamos con el programa, su imperfección y sus ideales. Un oasis en tiempos en el que los ideales parecen ser devorados y hasta ser confundidos por la cerrazón de las trincheras del marketing más depredador. 

'El Intermedio' representa a los ideales clásicos del progreso -¿quién puede estar en contra de la palabra progreso?- vistos a través del humor comprometido con su sociedad. Ese humor que te hace más grande al darte herramientas para reírte de ti mismo. Es lo que hace Wyoming al equivocarse, de hecho. Lo hace a diario desde hace 15 temporadas, logrando el complejo cometido de que tenga autoridad un largo texto recién salido de la mente de un equipo de guionistas. Wyoming no lo lee, lo interpreta. Hasta cuando se equivoca. Lo que sólo está al alcance de esos comunicadores, que no crean indiferencia. Porque no son lectores, son intérpretes con ideas propias, con ideales propios. Son autores que generan debate hasta a carcajada limpia. 

Mostrar comentarios