ANÁLISIS

Josep Ferré, el poder de la cultura 'freak'

Josep Ferré de José Luis Moreno
Josep Ferré de José Luis Moreno
Mediaset

'Sálvame' ha crecido este curso con la incorporación de Josep Ferré a su plantilla de personajes incontrolables. La diferencia es que él no aparece como Josep Ferré, pues se puede transformar en prácticamente la persona que desee. Y hacerlo con una inteligencia pasmosa.

Lo mismo te hace a Lydia Lozano que a José Luis Moreno. Y lo más difícil: sus parodias clavan la personalidad de los imitados, tanto que su presencia enriquece el programa. Así se ha convertido en un habitual de 'Sálvame', en sus múltiples ediciones. Hasta en 'La última cena'. Porque logra una interesante y sin complejos radiografía de las tripas del programa. Es más, 'Sálvame' necesita su arte, pues 'Sálvame' es mejor cuando no se toma demasiado en serio y se ríe del percal que sustenta el formato.

Conocimos a Ferré con su personaje de Soledad León de Salazar, una mujer de pedigrí que destacó en el programa de culto catalán 'Vitamina N'. Se trataba de uno de los shows más gamberros de los 2000. Fue cantera de rostros como Torito o Marta Torné, entre otros. Al frente, la experiencia de Jordi González que, después, adaptó este espacio, en Telecinco con TNT.

Años más tarde, 'Soledad León de Salazar' también se incorporó a 'Hable con ellas' como contrapunto de alta alcurnia. Sus maliciosos dardos eran infalibles para dinamizar un show que tuvo varias vidas. Y es que, al final, en todo este tiempo, Ferré ha evidenciado su gran capacidad para el ingenio de la corrosión, que no está al alcance de muchos y es esencial en televisión. Con la corrosión bien entendida se generan vínculos de conchabanza con el espectador, que también tiene ese punto picante mientras conecta con uno u otro programa.

Porque, más allá de la caracterización, la  habilidad de Ferré está también en que atesora una gran cultura friki de todo el universo de Telecinco y aledaños. No sólo conoce muy bien a los personajes que interpreta, además cuenta en su cabeza con un imaginario histórico de peculiaridades de la cadena que sabe aprovechar en directo con un instinto del espectáculo aplastante. De esta forma, consigue lo más difícil: que hasta cuando están enfadados en 'Sálvame' se relajen... y sonrían. 

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