ANÁLISIS

La cualidad de Oprah Winfrey que hace grande la entrevista a Meghan y Harry

La reina de la televisión norteamericana es incisiva y cómplice a partes iguales, difícil equilibrio que consigue sin que se note con la habilidad de la comunicación no verbal.

Oprah Winfrey con Meghan y Harry
Oprah Winfrey con Meghan y Harry
HARPO

Meghan y Harry pedían respeto a su intimidad en el Reino Unido, pero en Estados Unidos al final han terminado concediendo una entrevista a Oprah Winfrey, la gran comunicadora de la televisión norteamericana. Puede sonar contradictorio. Probablemente lo es.

La conversación sin ánimo de lucro para la pareja se ha traducido en un rentable éxito para las cadenas que la han emitido (y para la productora de Oprah), disparando los audímetros tanto en USA (CBS) como en Reino Unido (ITV) donde ha alcanzado más de once millones. Mejor resultado de ITV desde la Final de la Copa Mundial de Rugby en 2019. Incluso obligando a reaccionar a la Reina Isabel II que ha firmado un comunicado para intentar zanjar las especulaciones que surgen de una charla en la que se acusó de racismo a un miembro de la casa real británica.

Pero no parece que vaya a ser la última aparición de Meghan y Harry de la mano de la productora de Oprah, Harpo Studios (nombre de la presentadora al revés). Este encuentro pinta que va a ser el comienzo de una colaboración profesional que habrá que ver en qué se traduce. ¿Docushow a la vista en Netflix?

Sin embargo, el gran éxito de la entrevista no sólo está en lo que cuentan los invitados, también está en la cualidad histórica de Oprah Winfrey que la convirtió en la prescriptora más influyente de Estados Unidos: Oprah no sólo pregunta, también logra titular en vivo lo relevante de la entrevista. Talento que no está al alcance de muchos. ¿Cómo lo logra?

Winfrey primero crea un clima de implicación con el invitado. No es una entrevistadora incisiva, es más una periodista de escucha. Así hace sentir bien al invitado cómodo porque se siente escuchado y hasta comprendido. Como consecuencia, construye un clima de confianza especial en el que la comunicación no verbal es crucial. No sólo con el entrevistado, también, por supuesto, con el espectador.

Ahí surge el superpoder de la estrella de la televisión. Oprah Winfrey subraya lo relevante durante la propia grabación. Y lo hace sin que se note. Sus charlas no necesitan rótulos que recalquen con palabras lo más llamativo o crucial, es directamente la expresividad de su imagen de reacción la que pone el acento en lo excepcional de la charla. Así la comunicadora genera un todopoderoso vínculo de confianza entre la audiencia y ella misma.

No es nada nuevo, es uno de los secretos del gigante éxito de Oprah desde sus orígenes, talento que después curtió y moldeó en su programa de testimonios. Oprah habla al público con su rotundo gesto y afectuosa mirada. Hasta con su movimiento de cejas, si hace falta. Se sorprende con esa ingenuidad de amiga cómplice que te está dando un codazo para recalcar "¡mira lo que ha dicho!". Y, al mismo tiempo, el entrevistado se deja llevar porque esa misma curiosidad de la presentadora le hace sentirse valorado. Porque está siendo escuchado con cierta pasión. Oprah incide y abraza a partes iguales, difícil equilibrio que consigue como si nada.

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