EN BUCLE

La temporada televisiva más larga

Lara Álvarez, copresentadora de 'Supervivientes'
Lara Álvarez, copresentadora de 'Supervivientes'
Telecinco

Julio empieza a rondar su fin y, todavía, los programas estelares siguen en emisión. 'Supervivientes' ha vivido su edición más larga, 'Mask Singer' sigue descubriendo famosos escondidos debajo de sus disfraces, 'La Voz Kids' todavía no ha llegado a su final. Hace años, a estas alturas del verano, las cadenas ya habían dado vacaciones a sus ofertas estelares y probaban otros formatos que permitían al espectador refrescarse y romper con su rutina. Ahora todo sigue igual. Aunque el consumo de la audiencia descienda en estas fechas, aunque el público ansíe desconectar de lo cotidiano. 

Lejos quedan aquellos tiempos en los que los presentadores estrella se tomaban tres meses de vacaciones, en la época actual da la sensación de que la rueda no puede parar o el programa en cuestión pierde fuelle. Síntoma del momento en el que vivimos. La audiencia no para de toparse con impactos audiovisuales en su móvil y no desconecta del todo, mientras que los canales clásicos intentan minimizar riesgos económicos y deciden no arriesgar con programas temporales que sólo durarán dos meses. Incluso el lenguaje de los formatos que continúan siguen enfocando mismo contenido que en temporada alta, cuando su público potencial está en la playa pretendiendo olvidarse, por ejemplo, de los vaivenes de la política. La programación se ha convertido en un bucle infinito en el que ya no se diferencian las distintas temporadas, con lo importante que era remarcar estaciones para airear las parrillas, ventilar los platós y probar nuevas ofertas. 

Así las plataformas se han ido transformando en el punto de encuentro de aquellos espectadores que quieren olvidarse de la monotonía cotidiana. Es más, compañías como Netflix se han percatado de que los estrenos de series ya no siempre tienen que esperar a septiembre. Las nuevas formas de ver la televisión propician que la vacación del espectador sea una buena oportunidad para colocar producciones fuertes en la bandeja de salida. Véase el boom de Stranger Things hace unos años. Fue en las fechas estivales. 

El espectador sigue conectado a la tele en verano. Incluso más que antes, pues ahora se lleva esa televisión en el móvil y en la tablet a los largos viajes en avión o en tren, a su descanso en la playa bajo la sombrilla o simplemente en la desconexión en el sofá de casa. Entonces, ¿las cadenas deben empezar a plantearse aumentar sus estrenos entre junio y agosto? A priori puede parecer que sí, pero es un nuevo escenario más complejo. La audiencia sigue bajando en verano en la televisión generalista, la clave está en que la producción que se ubique en vacaciones rompa con la rutina. Así que, salvo excepciones muy justificadas, no tiene sentido estrenar un gran formato de actualidad cuando las temperaturas suben: el público quiere 'resetearse' del caudal informativo del año. Paradojas. Porque justo, ahora, parece que la televisión lineal, aquellas cadenas de siempre, no quieren bajarse de su cómoda rutina.

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