ANÁLISIS

'Madridcentrismo', la tele nacional hecha ¿solo? pensando en Madrid

Contaminación Madrid
Madrid, Madrid, Madrid
EFE

Todo no pasa en Madrid, pero lo parece. Las prisas con las que se gestiona el contenido actual de los medios de comunicación propicia que, a veces, muchas veces, de la sensación de que sólo existe la realidad que le toca al periodista de cerca. Quizá porque la velocidad con la que se elabora la información no permite excesivo margen de tiempo para pararse a pensar en la clásica jerarquización de los acontecimientos también en función de su calado según la diversidad autonómica.

Es normal que lo que acontece en Madrid cuente con una relevancia especial por ser la gran capital del país, su alta densidad demográfica y su posición como efervescente centro de las comunicaciones. Sin embargo, en ocasiones, se priman realidades por la influencia en el profesional de la información del lugar en el que habita.  

El 'Madridcentrismo' hace mella desde hace años. La diversidad de miradas se ha ido mermando por la centralización cada vez mayor de los medios de comunicación generalistas en sedes de Madrid. La crisis ha propiciado que, incluso, no se pueda traer como antes a profesionales de otros lugares de España a los formatos de debate. No se puede gastar demasiado en desplazamientos. Sin olvidar, la disminución paulatina de la producción de programas para todo el ámbito nacional desde el contrapunto de Barcelona, que siempre servía de revulsivo creativo. Lo que se traduce en una menor pluralidad de prismas. 

Madrid es España, cada vez más.  Al menos a través de la tele. Y eso también es un obstáculo para la vertebración real de España, ya que la capital adquiere la imposición de protagonismo no siempre realista, no siempre simpático. Ni siquiera para la propia Madrid. De hecho, uno de los problemas que puede sufrir la ciudad es que sus barrios se contagien del ruido de la teatralización de los partidos del Congreso de los Diputados. Choque polarizado que no representa el día a día compartido de una sociedad que convive sin la simplificación de las trincheras.

Los Gobiernos no ayudan. Y es que la Comunidad de Madrid y el mismo Ayuntamiento se han alzado como la oposición del Gobierno Nacional. Tanto Moncloa de Sánchez como la Casa de Correos, que preside Ayuso, utilizan sus gestiones como tira y afloja político que pretenden rentabilizar electoralmente. Como consecuencia, un sobreactuado Madrid está siempre en el foco de los periodistas que también se contaminan de ese tono que no es un reflejo de la cotidianidad social. Aunque esa imagen no defina Madrid.

Compleja situación en la que la actualidad informativa puede empezar a caminar por un lado y las preocupaciones diarias reales de la sociedad por otro. Un escenario que los medios de comunicación no se pueden permitir. Porque el periodismo no es el impacto del individualismo del interés propio, el periodismo es el faro de la honestidad de intentar radiografiar con la perspectiva suficiente lo que sucede. También en la elección del contenido de los formatos pegados al entretenimiento, donde la sociedad debería ser la brújula y no las maquinarias que marcan los estrategas de la comunicación política. 

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