ANÁLISIS

¿Por qué han bajado las audiencias de 'Mask Singer'?

Isabel Preysler en 'Mask Singer'
Isabel Preysler en 'Mask Singer'
Antena 3

La pérdida del efecto novedad ha pasado factura a 'Mask Singer'. El programa revelación del curso ha regresado en su segunda temporada con un dato de audiencias más débil, a pesar de contar con un casting de gran nivel con nombres propios como La Toya Jackson o Isabel Preysler.

El problema está en que en las pistas de las galas ni siquiera se han intuido quiénes eran, a diferencia del pasado año en el que las pistas eran más fáciles. Como consecuencia, el espectador se siente perdido. Ahí está una de las complejidades del programa: la importancia de equilibrar la dificultad del eslogan 'adivina quién canta'. Como en cualquier concurso, el espectador debe sentir que adivina. El programa debe definir algunos disfraces más fáciles, que eviten la frustración del público, y otros más complicados que aguantan la expectación de la incógnita hasta el final de la temporada.

Otra de las debilidades del show es que faltan actuaciones que sean musicalmente y estéticamente sorpresivas para que el público se enganche y aguante hasta el final en un prime time tan largo. Falta narrar una historia en cada número, como realiza 'Tu cara me suena'. Además, en la pasada temporada, cuando las galas se fueron estirando, fue un acierto contar con una máscara invitada que se descubría sobre la mitad del show. Lo que favorecía un repunte de interés cuando la atención empieza a decaer y animaba a seguir viendo el espectáculo.

Sin embargo, en esta edición el público intuye que hasta el trasnochado final nadie se quitará el disfraz. Y si la dinámica se observa repetitiva no atrae con la ingenuidad de la primera vez. En este sentido, tampoco fue un acierto anunciar el estreno del programa y, al final, arrancar con un documental previo que explicaba cada máscara. La audiencia quiere descubrir en acción los disfraces y no que les expliquen cómo se han confeccionado. Es más, mostrar el proceso de creación resta magia al show, ya que se muestra el muñeco inerte y no con la personalidad del artista que esconde. Así los disfraces pierden magnetismo, disfraces que deben estar pensados para que las familias especulen con qué celebrity se encuentra debajo y, a la vez, hacer reír a la audiencia infantil. No asustar al personal. Y, en esta edición, hay alguno que roza lo tétrico. Aunque se revista como asombro.

Para mejorar el rendimiento del talent show revelación del año, Antena 3 ha optado por mover 'Mask Singer' a su horario original durante la pasada temporada. De esta forma, salta del lunes al miércoles. Está claro que el formato mantiene su fuerza y originalidad: pone a todo su público a jugar desde casa. Ahora, para que siga brillando, habrá que potenciar su premisa: crear actuaciones acontecimiento que pillen desprevenido a un público que no podrá hablar de otra cosa. Giros de guion, en definitiva, donde la valentía de la creatividad deberá ganar a la previsibilidad del playback.

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