Trileros del cuore

'Socialité': las consecuencias de las polémicas de la nada de Telecinco

Socialité.
Socialité.
Mediaset

'Socialité' se está transformando en un programa comodín de Telecinco. No sólo funciona como eje de entretenimiento en directo antes del informativo de fin de semana, también sirve para intentar arropar el prime time de Mediaset cuando no tiene un gran formato o reality. Entonces, la cadena tira del programa con María Patiño que, en estos días de vacaciones, ha presentado Nuria Marín.

El éxito de este espacio de crónica social es que ha huido de los tradicionales vídeos que resumían las noticias de corazón para jugar a proyectar en la percepción del espectador la sensación de que todo va a ocurrir en directo. Es decir, se incide en que el cotilleo puede surgir justo en el lugar donde el programa está desplazado con la cámara preparada para retransmitirlo. A veces, directamente la cámara de un simple móvil. Bien barato.

'Socialité' se articula por multitud de conexiones. Algunas de ellas al otro lado de la pared del mismo plató. Los redactores podrían estar con la propia presentadora en el estudio. Pero no, se opta por el dinamismo de un ir y venir de set diferentes como si se tratara del informativo de Pedro Piqueras.

La diferencia con Piqueras es que este programa es capaz de rellenar una hora de televisión con la nada. No tienen noticias y lo solucionan especulando con que tal vez acontecerá algo impactante en directo o mareando con si podrán o no emitir unas imágenes grabadas con un dron encima de la casa de Isabel Pantoja. Hasta ponen a Nuria Marín a visualizar dicha grabación en un despacho  oscuro. Para generar más suspense, quizá. Y ella describe lo que supuestamente ve para intentar retener la curiosidad del público. De hecho, antes han conectado por webcam con una abogada para que también las vea y diga si pueden o no emitirlas. Aunque sepan ya que no las pueden pinchar. Es una propiedad privada. 

El contenido de las imágenes da lo mismo. Vende más decir que las tienen y promocionarlo con la aureola de lo prohibido. Así el formato construye un objetivo narrativo para retener al espectador hacia un posible desenlace que no se debe perder. En este caso, ¿se emitirán las imágenes del dron volando sobre Cantora?

Al final, 'Socialité' es la televisión lowcost de la especulación constante. O, lo que es lo mismo, dar rodeos y buscar situaciones en directo para tener alguna estampa llamativa aunque sea falseada. Son hasta capaces de disfrazar a una reportera de repartidora de pizzas para llamar al telefonillo de la casa de Leticia Sabater. Por si, de esta forma, la cantante del Leti-Rape abre la puerta y consigue entrevistarla. Se provoca una imagen para tener algo de base y se deja que, de ahí, la suerte de lo inesperado haga de las suyas, un factor clave en el éxito televisivo.

Pero 'Socialité' empieza a ser un previsible espectáculo de trileros en el que da la sensación que lo menos importa es la verdad. Todo parece humo. Lo que se traduce en datos de audiencia que, en realidad, son muy poco competitivos ante un rival fuerte como puede ser el caso de 'El Hormiguero'. El espectador empieza a interiorizar que es un programa cuentista y que  ninguna de las tramas que ceban se solucionará en directo. Bueno, menos cuando se anuncia que la presentadora lleva una ropa interior con la cara de Isabel Pantoja y que lo enseñará. Entonces, sí. Entonces se enseña. Para algo fácil de lograr... Todo sea por alcanzar un momento televisivo en un formato que vive de forzar delirios en directo. Aunque este fuera tan evidente que ni siquiera ha trascendido lo suficiente para impresionar. Empezamos a estar inmunes. No basta con especular y correr en ninguna dirección. 

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