OPINION

El poder de la artesanía televisiva: cuando un plano secuencia se convierte en impagable publicidad

Kidding, plano secuencia
Kidding, plano secuencia

El truco digital está a la orden del día en cine, televisión y publicidad. Todo lo imaginable es posible. En un ordenador puedes recrear mundos imaginarios, quitar arrugas a la estrella de turno o incluso hacer que algo parezca rodado en un plano secuencia (en una sola toma, sin cortes de cámara) cuando en realidad no se hizo así. Eso con lo que Alfred Hitchcock ni soñaba cuando rodó La soga en 1948.

Rodar cualquier escena, por complicada que sea, es más fácil por obra y gracia de los efectos especiales y los ordenadores. Y ya somos conscientes que nada lo vemos exactamente como se rodó, porque las postproducción hacen milagros. Con este arte de lo digital, podían haber trucado también un largo y brillante plano secuencia que nos ha sorprendido en el tercer capítulo de la serie Kidding, una producción de Showtime con Jim Carrey que en España emite Movistar Plus.

Pero, justamente, este plano ha impresionado por lo contrario. Sus artífices no han tardado en soltar en la red un vídeo de 'making of' que muestra que no hay trampa alguna en lo que vemos en el capítulo. Se ha realizado tal hazaña como antiguamente: con la fuerza de la inventiva y lo humano, que consigue que la escena sea más especial.

En el vídeo del 'making', una grabación cenital nos deja claro que el plano secuencia se rodó tal cual, con la actriz poniéndose y quitándose ropa, con una doble para cuando a ella no se le ve la cara, con gente moviendo muebles a velocidad de vértigo mientras la cámara da vueltas. Y es tan disfrutable y adrenalítico de ver, que enseguida se ha hecho viral. O, lo que es lo mismo, ha sido un éxito millonario  de audiencia en Internet.

Las redes sociales han implosionado con el vídeo que muestra cómo se rodó. En tiempos en los que nuestros ojos se han acostumbrado a las avalanchas de efectos especiales, nos vuelve a deslumbrar lo artesanal, lo que es fruto del minucioso trabajo en equipo, del esfuerzo frenético y la imaginación.

Y el resultado ha sido que, a golpe de retuiteo de un público asombrado con tal trabajo, Kidding ha logrado una campaña publicitaria más efectiva que cualquier marketing habitual. Y gratis. Mucha gente que no conocía la serie ahora sabe de ella y le crea curiosidad. Se ha conseguido al dejar circular un vídeo que nos ha devuelto a aquellos años en los que aún nos preguntábamos "¿cómo habrán hecho esto?" y la respuesta no era "con un ordenador". Kidding ha recuperado, en parte, esa sensación de que, tras la tele, hay superhéroes de lo creativamente rudimentario.

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