Libertad sin cargas

La profecía de 'Cuéntame' o cómo montar unos Presupuestos para Halloween

Sánchez e Iglesias han cuadrado los Presupuestos de 2021 'a codazo limpio' para asegurar su contrato de alquiler en Moncloa durante todo lo que resta de legislatura.
La profecía de 'Cuéntame' o cómo montar unos Presupuestos para Halloween.
La Moncloa

Pedro Sánchez compareció ufano. “Podríamos replegarnos en la austeridad y los recortes o ponernos en pie y salir adelante con energía. Por eso incorporamos la mayor inversión pública de la historia: 239.000 millones de euros, un 10% más que los anteriores”, dijo como carta de presentación para los Presupuestos Generales del Estado del año 2021. Junto a él, Pablo Iglesias, su vicepresidente, no fue menos triunfalista: rearman el Estado del Bienestar, los derechos laborales y sociales y entonan el réquiem por la “etapa neoliberal”. Pese a que tradicionalmente es el ministro de Hacienda quien asume el protagonismo en el acontecimiento económico por excelencia para un gabinete, el tándem gobernante no quiso pasar la oportunidad de colgarse la medalla preceptiva, después de que el día antes estuvieran a punto de romper a resultas de la negociación por los alquileres. Eso sí, ambos obviaron en sus discursos alusión alguna al caos económico que se avecina y que sí admiten para buen entendedor los documentos que acompañan el proyecto de ley presupuestaria. Sólo hace falta escarbar en los papeles con cierto esmero. Si no, la demagogia ‘sanchista’ hace el resto.

Por ejemplo, desde el punto de vista macroeconómico, lejos quedan los discursos -alentados incluso desde el Gobierno- que inicialmente hablaban de una rápida recuperación en ‘V’ tras la debacle de 2020. En su glosa al denominado Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que incluye en el primer año 27.000 millones de euros en transferencias comunitarias, el Ejecutivo admite que su puesta es marcha es “fundamental para que la economía española recupere en 2023 la senda de crecimiento económico que tenía antes de la pandemia”. Esto es, se da ya por descontada una travesía del desierto de casi tres años. Y siempre que no se materialicen riesgos que, con la segunda ola en plena ebullición, no parecen lejanos. “La capacidad de recuperación de la actividad económica está absolutamente marcada por la situación sanitaria y epidemiológica”, reza el Informe Económico y Financiero que acompaña a las cuentas públicas. De hecho, “el principal riesgo a corto plazo se encuentra (…) en el impacto económico que puedan estar teniendo los brotes, ralentizando la recuperación”, remacha el documento.

También es clave en este punto la obtención de una vacuna, a la que los Presupuestos Generales del Estado ponen fecha. Al menos, la fecha que impediría que el castillo de naipes de los números se viniera abajo. En efecto, todo lo que no sea una vacunación masiva a partir de 2021, que permitiera que gran parte de la población estuviera inmunizada en el segundo semestre del año próximo, pondría las cuentas públicas contra las cuerdas. “Si hubiera dificultades no previstas en el desarrollo de vacunas eficaces, el período de convivencia con el virus deberá prolongarse, manteniéndose ciertas restricciones, aunque localizadas y esporádicas, que limitarían los niveles de utilización de la capacidad productiva, particularmente en algunos sectores de especial relevancia para España, como el turístico, la hostelería o el comercio”, expone la documentación anexa al anteproyecto. Alto y claro. Demasiados condicionantes como para no poner el planteamiento presupuestario en cuarentena, incluido ese trienio de contracción que, a tenor de los nubarrones que se atisbaban, podría incluso quedarse corto.

Dicho lo cual, si algo puede ser más inquietante que el planteamiento macro es cómo bajará a la micro, es decir, a la problemática de las empresas. Sin ir más lejos, el documento alerta no solo de la elevada temporalidad del mercado laboral, sino del reducido tamaño de las compañías en España, lo que les hace “más vulnerables ante ‘shocks’ de liquidez provocados por caídas repentinas de los ingresos”. E incluso se aporta un dato devastador. Sin las medidas de soporte tomadas por el Gobierno en el arranque de la crisis, la economía española podría haber registrado una caída del PIB del 25%, acompañada por la pérdida de tres millones de empleos. En roman paladino, las empresas -que son al final las que crean empleo, no los gobiernos- han estado ya están al límite de sus fuerzas. “Atendiendo al balance financiero de las empresas y al alcance sectorial del ‘shock’ de pérdida de ingresos, alrededor de un 30% de las sociedades financieras hubieran entrado en situación de sobreapalancamiento, con dificultades para hacer frente a sus compromisos”. Según los últimos datos del INE, España cuenta con más de tres millones de empresas censadas, la mayoría pymes y autónomos. Echen las cuentas.

Vacunados en la segunda parte de 2021, ausencia de más brotes epidemiólogicos, evitar un Brexit duro... Los riesgos que amenazan las cuentas son tantos y de tal calado que parecen cogidas con alfileres

Una tragedia en ciernes marcada también por una palabra técnica. Véase, la “histéresis” con la que se tienta ya la ropa el Ejecutivo. Textualmente, asegura que si el golpe sanitario se prolonga más de lo previsto, podría derivar en “problemas de de solvencia empresarial y de histéresis, dificultando las reincorporación al mercado de trabajo y la creación de empleo”. El concepto, utilizado generalmente en la biología y la física, es el fenómeno por el que algunos materiales pueden retener durante un tiempo propiedades generadas por un efecto que ya desapareció. En economía, esencialmente aplicado al mercado de trabajo, implica, por ejemplo, que un país pueda pasar tiempo sin generar empleo pese a que el efecto que provocó su destrucción -en este caso bien podría ser la pandemia- haya pasado a mejor vida. Una prevención que no es accesoria en la medida en que el Informe Financiero se refiere a ella en más de una ocasión y que no permite ser optimista respecto a la recuperación del mercado laboral, que sufrirá una situación de estrés sin precedentes cuando decaiga el escudo de los ERTE y las empresas quiebren o tengan que recurrir a ajustes definitivos.

La puntilla al desaguisado está a punto de cruzar el Canal de la Mancha. “Otro de los riesgos a tener en cuenta es la posibilidad de un Brexit sin acuerdo, de una salida del Reino Unido desordenada, lo que podría empeorar las perspectivas de crecimiento de la economía española para los próximos años”. Principal emisor de turistas a España, el nuevo confinamiento decretado este fin de semana por Boris Johnson hace tambalear ya la temporada alta en destinos nacionales que luchaban por salvarse de la quema, como es el caso de Canarias. El impacto en el PIB de una ruptura abrupta con la UE ha sido ya cuantificado por el Banco de España, y no es menor. La conclusión es que solo los fondos europeos aportan algo de luz a unas cuentas cogidas con alfileres, sujetas no solo a la incertidumbre propia de los tiempos sino también a la demagogia de quienes las han elaborado y que se han reservado para ‘consumo’ público la mayoría de esas dotaciones. Como publicó este periódico, el ‘top ten’ del Ibex se ha dejado más de 150.000 millones de capitalización desde marzo. España va a vivir en ‘Halloween’ durante algunos años y, lo que es peor, va a sentir cómo retrocede en el tiempo. ‘Cuéntame’ parecía solo una serie de éxito.

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