Opinión

La dirección estratégica y la gestión política de la negociación del PSOE para formar gobierno (I)

Pedro Sánchez
La dirección estratégica y la gestión política de la negociación del PSOE para formar gobierno (I)
EFE

Los principios y modelos de la dirección estratégica utilizados para analizar a empresas y otras organizaciones, son válidos también para comprender y valorar las actuaciones de los partidos políticos. Se presenta en este papel, como estos principios se pueden aplicar al caso de la negociación para formar un nuevo gobierno por parte del PSOE, único partido que puede en la coyuntura actual liderar su formación.

El modelo de referencia para el análisis político

En el marco de un entorno competitivo con otras organizaciones, la estrategia en cualquier organización implica 3 conocimientos: el saber donde se está; a donde se quiere llegar, y el camino a recorrer para alcanzarlo. Los partidos políticos como cualquier otra organización actúan en un mercado competitivo, donde a partir de propuestas de valor diferenciadas, buscan el respaldo de los ciudadanos, para con sus votos formar gobierno que les permita llevar adelante sus propuestas.

Existen tantas propuestas de valor como colectivos a los que se dirigen los partidos, el conjunto de las cuales forman su programa electoral. La propuesta de valor de un partido, viene dada básicamente, por la credibilidad de 3 componentes: las propuestas programáticas (políticas economía, internacional, industrial e innovación, medio ambiente; estado del bienestar, …), la de los líderes que representan al partido, y la de la acción política y de gobierno desarrollada hasta ese momento.

Su realización viene condicionada por su cultura interna, sus recursos y los procesos necesarios para poder llevarla a cabo, teniendo, en bastantes casos, la necesidad de usar socios estratégicos para hacerla posible. Y como en muchos mercados competitivos, es normal competir y colaborar al mismo tiempo entre varios partidos.

Si como viene siendo habitual en las últimas elecciones generales, no existe ningún partido que obtenga una mayoría electoral para gobernar en solitario, será necesario llevar a cabo negociaciones entre dos o más partidos para que se pueda formar gobierno, fruto de la negociación y el acuerdo entre ellos. En la gestión diaria de cualquier organización se deben tener presente dos temas.

El primero, una guía de actuación, el medio plazo, donde se quiere estar en ese momento. Un medio plazo cuyo horizonte depende del sector y del momento actual, y que es el determinante de las decisiones a tomar en el presente.

El segundo, en coherencia con tu medio plazo claro, es definir tus objetivos y priorizarlos. Ordenarlos, si se tiene más de uno, no suele ser tarea fácil, aun cuando estén relacionados. A estos temas, en una negociación, es conveniente agregarle un tercer elemento, conocer lo mejor posible el medio plazo y los objetivos de la otra parte.

El ámbito de la acción política en España

En España hay dos ámbitos donde se compite a un mismo tiempo interfiriéndose entre sí. Un espacio clásico de izquierda-derecha, y otro más específico de España, el territorial, centrado fundamentalmente en Cataluña y el País Vasco, donde el espacio anterior se fragmenta como consecuencia de la existencia adicional de fuertes partidos territoriales de izquierda y derecha.

Lo anterior hace necesario tener una estrategia adecuada a cada escenario, que sean coherente entre ellas, ya que la propuesta de valor en unas elecciones generales, o de un programa de gobierno ha de ser única. Este doble escenario a veces introduce conflictos en la actuación de los partidos de ámbito estatal.

El resultado de las elecciones del 23J arrojó el siguiente resultado:

El resultado de las elecciones del 23J arrojó el siguiente resultado:

•Bloque de la derecha, poco más de 11 millones de votos (170 escaños)

•Bloque de la izquierda, cerca de 11 millones de votos (152 escaños)

•Partidos nacionalistas/independentistas (NIs), unos 2 millones de votos (28 escaños)

Y una conclusión: no es posible conformar un gobierno de coalición solo con el eje izquierda y derecha. Caben 2 posibilidades:

1.- Un gobierno formado por partidos de la derecha e izquierda. Algo prácticamente imposible a corto plazo, dado el nivel de polarización existente en la política española.

2.- Un Gobierno formado por el bloque de la izquierda, apoyado por los NIs, que pueda presentar un programa de gobierno. Esta necesidad hará que los aspectos territoriales cobren en esta legislatura una importancia mayor de la que tuvieron en la pasada.

El medio plazo del PSOE

En el eje izquierda-derecha, el PSOE sigue la estrategia de polarizar y potenciar la existencia de dos bloques estancos, y tener el liderazgo del bloque de la izda. La existencia de Vox, con su entrada en gobiernos locales y autonómicos de la mano del PP, ha sido muy funcional para esta estrategia. El PP usa también una estrategia parecida con Podemos y Sumar.

El resultado es un país cada vez más polarizado, sin que se existan incentivos, a corto plazo, para disminuir esta situación.

En este eje, el PSOE, si tiene claro su medio plazo y con ello sus objetivos de legislatura que básicamente serán una continuación de los desarrollados durante la pasada legislatura, y que negociara sin grandes problemas con Sumar.

No obstante, algunos de los temas en este eje: demografía/inmigración; productividad; transición digital y verde; política industrial y tecnología, son de tal magnitud para la prosperidad del país, que se hará necesaria algún tipo de entendimiento entre los dos bloques, máxime teniendo en cuenta la mayoría que detenta el bloque de la derecha en gobiernos autonómicos y ayuntamientos.

Una dificultad añadida en este eje será el ajuste fiscal de 10.000 millones de euros que se deberá llevar a cabo, por la finalización de la moratoria de las reglas fiscales europeas.

En el eje Territorial, y un hecho y dos referencias.

El hecho es que, aunque el principio de solidaridad y las acciones de gobierno llevadas a cabo desde la constitución del Estado de las autonomías han buscado reducir las desigualdades territoriales, diversos indicadores (económicos, demográficos, sociales…) indican la persistencia de claros desequilibrios entre autonomías. Este hecho se agrava por el destino de las inversiones tanto públicas como privadas que en casi un 80% van a las zonas con mayor PIB, siendo Madrid, con gran diferencia, y Cataluña, las más beneficiadas.

Una primera referencia son los indultos y la reforma del código penal, destinada a rebajar la tensión en Cataluña, generaron un rechazo en amplias capas sociales fuera de Cataluña, como se puso de manifiesto en las elecciones municipales y autonómicas de mayo, con el resultado de 11 comunidades gobernadas por la derecha y solo 3 por el PSOE.

En segundo lugar están las elecciones generales, la estrategia básicamente consistió en explotar el rechazo que Vox produce tanto en sectores amplios de la población, como muy principalmente en los partidos nacionalistas, tanto de derechas (PNV y Junts) como de izquierdas (EHBildu y ERC). Al PSOE no le hizo falta explicar su medio plazo.

En esta dimensión, el PSOE no parece tener claro cuál es su medio plazo. No lo ha explicitado, a diferencia de sus otros potenciales aliados, que si lo han hecho. Tanto Sumar, como los partidos presentes en las autonomías (PNV; EHBildu; Junts; ERC y BNG), son, todos ellos, partidarios de un estado confederal a corto plazo, en algunos casos, como paso intermedio hacia la independencia.

No plantear cuál es su modelo territorial es una debilidad del PSOE. Si bien en algunas declaraciones menciona el estado federal, esto no lo ha traducido a la práctica, limitándose, en función de la necesidad del apoyo de los NIs, como también lo ha hecho el PP, a hacer traspasos de competencia una tras otra, sin establecer mecanismos de coordinación propios de un estado federal. Esta práctica favorece el ir construyendo un país cada vez más fragmentado, donde la desigualdad y la descoordinación entre territorios se puede ver incrementada.

En este eje, destaca la necesidad de reformar el sistema de financiación autonómica, que sigue aplazándose desde 2014, y que deberá contar con algún tipo de acuerdo con el PP dado el control que tiene en la mayoría de las autonomías.

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