La clave para disfrutar del verano y del sol y conseguir un bronceado duradero y saludable es utilizar de manera correcta la crema de sol y no olvidarse nunca de aplicar la fotoprotección. Es tan importante ir a la playa o a la piscina con el bote de protector solar como llevar las chanclas y el bañador en la bolsa.
Otro gesto muy aconsejable es usar siempre protección solar aunque no vayamos a la playa, sobre todo en verano pero también el resto del año por la calle: proteger la cara y las manos de los rayos del sol ralentiza el envejecimiento de la piel.
Un fallo muy común en las rutinas de protección solar es no utilizar la crema adecuada o, incluso, usar botes que ya están caducados o pasados de fecha. ¿La crema de sol caduca? Pues, como casi todo en esta vida, sí. Pasado un tiempo después de su apertura, los protectores solares pierden efectividad o se pasan. Igualmente, si no se guardan en ciertas condiciones específicas pueden perder sus propiedades al estar siempre expuestos a altas temperaturas tras días de playa a pleno sol.
Para descubrir la fecha de caducidad de una crema de sol habrá mirar atentamente en el dorso del bote, donde están las instrucciones y la lista de ingredientes. Abajo de toda la información, habrá que buscar un pequeño icono de un bote con la tapa abierta que irá acompañado de un número y una M. Por ejemplo, 6M, 12M o 24M. Esta es la fecha de caducidad.
El número significa los meses que se conservará la crema en buen estado desde que se abre el bote: si estrenamos la crema en junio y lleva el símbolo 12M, durará un año en buen estado. Si es el 6M, durará 6 meses. Si pasado ese tiempo se recupera el bote y, al abrirlo, el producto ha cambiado de textura o huele raro, se recomienda desecharlo aunque esté dentro de fecha y no utilizarlo.
