DESCUBREN UN PLANETA EN TORNO A LA ESTRELLA MÁS PRÓXIMA A LA TIERRA QUE PUEDE SER HABITABLE

Un equipo de astrónomos europeos ha encontrado claras evidencias de la presencia de un planeta que gira alrededor de la estrella más cercana a la Tierra, gracias al telescopio del Observatorio Europeo Austral (ESO).
Bautizado como Próxima b, este planeta orbita a su fría y roja estrella anfitriona (Próxima Centauri) cada 11 días, y tiene una temperatura que permitiría la existencia de agua líquida en su superficie.
Según ESO, Próxima B es un poco más masivo que la Tierra y es el exoplaneta más cercano a nosotros (también puede ser el planeta más próximo capaz de albergar vida fuera del Sistema Solar).
Un artículo que describe el hallazgo de este hito se publicará mañana en la revista 'Nature'.
A poco más de cuatro años luz del Sistema Solar se encuentra una estrella enana roja denominada Próxima Centauri, por ser la estrella más cercana a la Tierra aparte del Sol.
Este astro frío de la constelación de Centaurus es demasiado débil para poder ser visto por el ojo humano sin ayuda y se halla cerca de un par de estrellas mucho más brillantes, Alfa Centauri A y B.
Aunque Próxima b orbita mucho más cerca de su estrella que Mercurio del Sol en nuestro Sistema Solar, esta estrella es mucho más débil. Como resultado, Próxima b se encuentra dentro de la zona habitable alrededor de la estrella y tiene una temperatura superficial estimada que permitiría la presencia de agua líquida.
Con todo, a pesar de esta órbita templada, las condiciones en la superficie del planeta pueden verse fuertemente afectadas por las llamaradas de rayos X y de radiación ultravioleta procedentes de la estrella, mucho más intensas que las que experimenta la Tierra con respecto al Sol.
LA BÚSQUEDA
Durante el primer semestre de 2016, Próxima Centauri fue observada con regularidad con el espectrógrafo HARPS instalado en el Telescopio de 3,6 metros ESO en La Silla (Chile), y monitorizada simultáneamente con otros telescopios de todo el mundo.
Estas investigaciones formaron parte de la campaña Pale Red Dot (Punto rojo pálido), en la que un equipo de astrónomos dirigido por Guillem Anglada-Escudé, de la Universidad Queen Mary de Londres, buscaba el pequeño bamboleo que, por la fuerza de la gravedad, provocaría en la estrella la existencia de un planeta en órbita.
Según Anglada-Escudé, "las primeras señales de un posible planeta se vieron en 2013, pero la detección no era convincente. Desde entonces, hemos trabajado duro para obtener más observaciones con la ayuda de ESO y de otras instituciones”
A veces Próxima Centauri se acerca a la Tierra a unos cinco kilómetros por hora (el ritmo de una marcha humana normal), y otras retrocede a la misma velocidad.
Este patrón regular de cambio de velocidades radiales se repite con un período de 11,2 días. Un análisis cuidadoso de los minúsculos cambios en el efecto Doppler indicó la presencia de un planeta con una masa al menos 1,3 veces mayor que la de la Tierra, orbitando a unos 7 millones de kilómetros de Próxima Centauri (sólo el 5% de la distancia Sol-Tierra).
Las enanas rojas como Próxima Centauri son estrellas activas y pueden variar, generando efectos parecidos a los que provoca la presencia de un planeta.
Para evitar esta posibilidad, durante la campaña el equipo también estudió de forma cuidadosa la luminosidad cambiante de la estrella, mediante el telescopio ASH2 instalado en el Observatorio de Exploraciones Celestes de San Pedro de Atacama (Chile) y la red de telescopios del Observatorio Las Cumbres. Se excluyeron del análisis final los datos de velocidad radial tomados cuando la estrella se dilataba.
“Próxima b será un blanco perfecto para la búsqueda de evidencia de vida en otros lugares del universo. De hecho, el sistema Alfa Centauri es también el objetivo del primer intento de la humanidad de viajar a otro sistema solar, el proyecto StarShot”, concluyó Anglada-Escudé.

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