Eso sucedió con el estadounidense Norman Ramsey, Premio Nobel de Física en 1989.
"Habían adivinado que quizás podría estar en Washington. Ahí vivía otro Norman Ramsey y el presidente del comité lo llamó", creyendo que era yo, contó el Premio Nobel, en una entrevista realizada en 2005 y difundida este martes.
Eran las seis de la mañana en Washignton y el que atendió el teléfono era el hijo del otro Norman Ramsey, al cual no quería despertar.
"Le dijeron: queremos anunciarle que recibió el Premio Nobel de Física. El joven respondió: es muy interesante porque mi padre es economista", contó Ramsey.
El físico, premiado por sus investigaciones sobre los relojes atómicos, falleció a los 96 años en 2011.
Su homónimo por su parte no dejó una huella suficientemente importante como para ser distinguido con el Nobel de Economía.
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