Más de la mitad de los afectados por depresión no recibe tratamiento en españa


Más del 50% de las personas que acuden a atención primaria en España y que presentan un cuadro depresivo o ansioso no reciben el tratamiento adecuado por las dificultades que encuentran los profesionales sanitarios para establecer un diagnóstico correcto.
Así lo manifestó este martes Miquel Roca, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, en un encuentro informativo celebrado en Madrid por esta entidad, la Sociedad Española de Psiquiatría y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, en colaboración con Lundbeck.
Roca explicó que la revista ‘The Economist’ reunió en Londres (Reino Unido) a finales del año pasado a cerca de 150 personas, entre expertos y ministros de Salud de la UE, con el fin de disertar sobre la depresión, y se llegó a la conclusión de que “su altísima prevalencia” constituye “un gravísimo problema de salud pública” que “no recibe la atención que se merece por su impacto individual, familiar, social laboral y económico” en cuanto a “políticas sanitarias de prevención, manejo y asistencia”.
Señaló que, según algunos estudios españoles publicados en revistas internacionales, alrededor de un 20% de los pacientes que acuden a atención primaria diagnosticados con entrevistas psiquiátricas específicas presentan un cuadro de depresión o de ansiedad.
Roca subrayó que “menos del 50% de esos pacientes reciben esa atención que necesitan”, debido a, entre otros factores, las dificultades del médico de atención primaria para establecer el oportuno diagnóstico.
“Los síntomas a veces no son psicológicos, sino que hay componentes físicos o somáticos difíciles de diferenciar en un primer momento, a lo que le añadimos la dificultad que tiene el sistema de atención primaria para, en una entrevista de corta duración, entrar en aspectos emocionales y psicológicos en la valoración del individuo, y el estigma de las enfermedades mentales”, apostilló.
PERFIL DE LA ENFERMEDAD
Roca indicó que “en España hay estudios epidemiológicos suficientes” que reflejan que la prevalencia anual de la depresión es de entre un 4 y un 5% de la población, que un 10% corre el riesgo de tener esta enfermedad en algún momento de su vida, que la edad de inicio se sitúa en torno a los 30 años, que por cada hombre que la tiene hay tres mujeres y que uno de cada 10 trabajadores tendrá en algún momento una baja por trastorno depresivo, con una media anual de entre 30 y 40 días de baja.
Además, apuntó que, según un estudio realizado con datos de 2007 y 2011, los trastornos depresivos o de ansiedad aumentaron en un 10% entre 2007 y 2011 entre los pacientes de atención primaria debido fundamentalmente a la crisis económica, ya que la mayoría de los problemas estaban relacionados con las dificultades para pagar la hipoteca de la casa o estar en situación de desempleo. “Este aumento nos parece considerable”, agregó.
Por otro lado, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Miguel Gutiérrez, apuntó que existen “muchos tipos de depresión” y recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que será la primera causa de discapacidad en 2030.
En este sentido, el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Jerónimo Sáiz, comentó que la depresión es “la causa de discapacidad que más ha crecido en el mundo respecto a las previsiones de hace 20 años”.
Sáiz sentenció que “la depresión en nuestros días está trivializada”, por cuanto que suele asociarse a “una contrariedad” en el estado de ánimo, y destacó que cerca del 1% del PIB “se gasta” en asumir las consecuencias de esta enfermedad, sin que se produzca retorno alguno.
Reclamó “un plan para la prevención del suicidio en España”, puesto que ésta es una de las consecuencias que puede acarrear esta enfermedad mental, y al modo en que se ha trabajado en los últimos años para prevenir los accidentes de tráfico.
Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, Miquel Bernardo, explicó que en la depresión confluyen factores biológicos, psicológicos y sociales, y lamentó que el progreso científico no se haya traducido en mejores resultados para tratar la enfermedad, que “en las próximas décadas va a ser una de las causas principales de discapacidad”.

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