Bosques verticales: la alternativa para combatir la contaminación en China

  • El arquitecto italiano Stefano Boeri ha diseñado dos torres vivas, llenas de árboles que está previsto absorban 25 toneladas de CO2 cada año y producirán 60 kilogramos de oxígeno al día.

    Este primer proyecto lo realizará en la ciudad de Nanjing, la segunda más contaminada de China, pero estudia construir auténticas ciudades en otros puntos del país. 

Bosques verticales: la alternativa para combatir la contaminación en China
Bosques verticales: la alternativa para combatir la contaminación en China
A. Domingo

La contaminación es uno de los grandes problemas de China. Los niveles de dióxido de carbono que soportan los habitantes de las grandes ciudades, sobre todo en el este de país, son letales para la población. Pero en un país con 1.400 millones de habitantes y con ciudades en las que conviven más de 10 millones de personas es muy difícil crear ambientes sostenibles. 

Por eso los bosques verticales se han convertido en una buen a opción para "limpiar" el aire de estas ciudades. Y ya han dado el primer paso. Las autoridades de Nanjing, han contratado al arquitecto italiano Stefano Boeri para que construya dos torres-bosque. 

Nankin está situada en el este de China y tiene algo más de 8 millones de habitantes. Es la segunda con el aire más contaminado del mundo según un estudio, pero confían en abandonar pronto ese ranking, gracias a los dos torres que contienen 1.100 árboles y una combinación de 2.500 arbustos y plantas.

De acuerdo con la página web de Boeri, el proyecto proveerá 25 toneladas de absorción de CO2 cada año y producirá 60 kilogramos de oxígeno al día, unos datos que van a aliviar y mucho la congestión y la llamada smog o niebla contaminante. 

Las torres que se han proyectado en Nanjing medirán 200 y 108 metros de alto, respectivamente, y tendrán oficinas, tiendas, restaurantes, un museo, una escuela de arquitectura "verde", una discoteca en la terraza y un hotel Hyatt. Construirlos generará mucha contaminación

Pero este proyecto tiene sus inconvenientes, según algunos expertos. Lloyd Alter, arquitecto y editor gráfico de la web sobre construcción ambiental TreeHugger asegura que hay que contabilizar también la contaminación que va a generar construir esas torres, sobre todo el dióxido de carbono que consumirán estos edificios" dice Alter. "Uno debería calcular cuántas décadas serán necesarias para compensar el daño".

Otro inconveniente señalado por Alter es que los árboles que crecen en espacios hechos por los hombres no florecen tan ampliamente y, por tanto, no tienen los mismos beneficios ambientales que los que crecen en el suelo. 

Además, si esos edificios se destinaran a viviendas en lugar de oficinas, se reduciría aún más la contaminación ya que no haría falta coger el coche para acudir al trabajo, comenta Alter. 

Pero a pesar de estos inconvenientes, tener más árboles en las ciudades siempre es positivo, no solo para la salud física, sino que también para la mental, concluye Alter. El proyecto se extenderá a otras ciudades

Borei, tal y como recoge The Guardian, ya trabaja en la construcción de una ciudad sostenible, una auténtica ciduad bosque. Así, el arquitecto asegura: "Se nos ha pedido diseñar toda una ciudad con 100 o 200 edificios de diferentes tamaños, todos con árboles y plantas en las fachadas,". "Estamos trabajando muy seriamente en el diseño de todos estos edificios y creo que van a empezar a construirse a finales de este año." revela el arquitecto, para pronosticar que en 2020 podría ser realidad la primera ciudad del bosque en China.

Pero el proyecto del arquitecto italiano no termina aquí, consciente de que dos torres ayudan a combatir la contaminación, pero no es suficiente. Por eso, su idea es crear una serie de mini-ciudades sostenibles que podrían proporcionar una hoja de ruta verde para el futuro de la China urbana.

El primero de estos asentamientos se construiría en Luizhou, una ciudad china de alrededor de 1,5 millones de habitantes en el sur de la provincia montañosa de Guangxi. Existen, además, planes para un segundo proyecto alrededor de Shijiazhuang, un centro industrial en el norte de China, que se sitúa entre las 10 ciudades más contaminadas del país .

En comparación con los bosques verticales, estos modelos de ciduad-bosque representan "algo más importante en términos de contribución al cambio de las condiciones ambientales urbanas en China," asegura Boeri.

Boeri, de 60 años, llegó por primera vez a China en 1979. Hace cinco años abrió una oficina en Shanghai, donde dirige un programa de investigación de la Universidad de Tongji de la ciudad.

El arquitecto afirma que parece que finalmente las autoridades chinas han entendido que era necesario adoptar un nuevo modelo más sostenible de planificación urbana en la que no entran las "enormes megalópolis", sino asentamientos de 100.000 personas o menos construidas en su totalidad con criterios de "arquitectura verde".

Hasta ahora, asegura Boeri, las ciudades chinas han ido creciendo de manera insostenible, simplemente añadiendo nuevos entornos en las periferias de las ciudades. Esa política de construcción ha dado lugar a la pesadilla de hormigón y contaminación que padecen ahora, continúa el arquitecto. Ahora, recomienda, tienen que entender que no se trata de expandir, sino de crear un sistema de ciudades pequeñas y verdes. Se extienden por todo el mundo

El arquitecto, ,aseguran que al margen del beneficio ecológico y mental que aporta el hecho de vivir rodeado de árboles, no se puede olvidar el aspecto visual. Califica de espectacular el hecho de poder ver una ciudad que cambia de color en cada estación. 

El arquitecto de Milán ha afirmado también que espera que cunda el ejemplo y en breve las ciudades-bosque inunden el mundo. 

Las torres de Nankin son el tercer proyecto de jardín vertical que diseña Boeri, después del primero que construyó en Milán y el segundo, las torres Cedars en Suiza. La arquitectura verde urbana ya lleva algún tiempo siendo una tendencia. Por ejemplo en Stuttgart, Alemania, cerca de un cuarto de los techos planos son verdes, mientras en Londres hay 121.000 metros cuadrados de techos con cultivo de plantas y huertos.

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