Conozca a los candidatos de PSOE y PP a enderezar la crisis tras las elecciones

  • ¿Quién decidirá en la economía española tras las próximas elecciones generales? PSOE y PP presentan cada uno candidatos de todo tipo para ocupar los principales cargos del Ministerio de Economía, que van desde viejos pesos pesados hasta nuevas promesas.
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Sin llegar a los límites de expectación que generan los fichajes en el fútbol, cada cambio de Gobierno abre las quinielas de los nuevos integrantes que dirigirán el país tras las elecciones.

Con la posibilidad de un adelanto de los comicios generales encima de la mesa, las apuestas se centran ahora en los nombres que tendrán que abordar el mayor reto del próximo Ejecutivo: enderezar la economía.

Ex ministros, ex altos cargos, personal de confianza o nuevas caras para el gran publico. Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy tienen donde elegir.

La vieja guardia

El próximo ministro de Economía tiene que presentar una biografía sólida, que sólo con su currículo pueda complacer a los mercados internacionales. La experiencia se le exige y a este puesto sólo podrá acceder un nombre consagrado.

Los socialistas, por ejemplo, siempre tendrán a Joaquín Almunia, actual comisario europeo de Competencia y sucesor en la cartera comunitaria de Economía de Solbes cuando éste desembarcó en el primer Gobierno de Zapatero.

Prácticamente, se repetiría la misma jugada que con el ex vicepresidente económico en 2004. En cuanto a las ventajas y desventajas, Almunia disfruta de una buena imagen exterior, pero en España (y en el PSOE) se le recuerda por haberle entregado al PP la mayoría absoluta de 2000, tras perder sonoramente las elecciones generales de aquel año.

Desde el PP, por su parte, suena con fuerza Luis de Guindos. Último secretario de Estado de Economía de Aznar, siempre ha gozado de una imagen de gestor impecable. Además, es mano derecha de Rato y conjuga el perfil político con el empresarial, ya que desde su salida del Ministerio ha trabajado para Lehman Brothers, PwC y hace un año fichó por el Instituto de Empresa.

La segunda opción: un perfil más bajo.

Luego están los actores secundarios que han tenido sus momentos estelares. Juega en su contra que su nombramiento no acarrearía el necesario golpe de efecto. Sin embargo, nadie los descarta ni como números uno ni, por supuesto, como segundos de a bordo.

En el PSOE esas condiciones las reúne David Vegara. Ha alternado los cargos públicos (como cuando formó parte del último Gobierno de Felipe González) y los privados (en la empresa Intermoney). Fue el secretario de Estado de Solbes hasta que éste dimitió, pero dejó buen sabor de boca. Tanto que ahora trabaja para el Banco Mundial.

Cristóbal Montoro sería su homólogo popular. Ministro de Hacienda en la segunda legislatura de Aznar (cuando el Ministerio económico se dividió en dos), ha vivido el destierro del Europarlamento, pero ha vuelto como portavoz económico de Génova, erigiéndose como la cabeza visible en estos asuntos durante los últimos meses.

La ensalada de posibilidades en el bando socialista no excluye a otros históricos del partido, como Carlos Solchaga, que fuera ministro de Economía entre 1985 y 1993, o Javier Gómez Navarro, ex presidente de las Cámaras de Comercio. El vistazo al pasado parece más justificado que nunca dado el perfil del candidato, un Rubalcaba no menos histórico en la estructura del PSOE.

Otras opciones pasarían por las consejerías de Economía de las autonomías gobernadas por el PSOE o por dar continuidad en la segunda línea a los que ya ocupan esos puestos. El problema de éstos es que se les relacione demasiado con el proceso reformista liderado por Elena Salgado.

De esa quema podría salvarse Juan Manuel López Carbajo, que acaba de desembarcar en la Secretaría de Estado de Hacienda con un pasaporte de técnico de confianza. Tampoco ha sufrido mucha exposición Inmaculada Rodríguez Piñero, desde su cargo de secretaria geneal de Infraestructuras, pero considerada mujer fuerte de Ferraz en asuntos económicos.

Del mismo modo, en esta terna de candidatos que trabajan hoy día para el Gobierno podría añadirse la figura de Javier Vallés, director de la Oficina Económica de Moncloa desde abril de 2008.

El vistazo al pasado en el Partido Popular no llegaría mucho más allá de Miguel Arias Cañete, que también fue ministro (de Agricultura) y, como Montoro, portavoz económico del PP en los primeros años de oposición de Rajoy. Dirige el Comité Electoral Nacional, con lo que no ha perdido su ascendencia en el partido.  

Y hablando de ascendencia, cada vez gana más fuerza la figura de Alberto Núñez Feijoo, actual presidente de la Xunta de Galicia y uno de los nombres más próximos a Rajoy. Pasó por el Insalud, Correos y Sanidad durante los ocho años de poder popular en Madrid antes de recalar en su Galicia natal.  Es tanto su peso que quizá no aspire a cargos intermedios de economía sino a cotas más altas en otras carteras.

La última carta de los populares podría recaer sobre Álvaro Nadal, una joven promesa del partido que ha ido escalando en la estructura hasta convertirse en secretario de Economía y Empleo de la formación. Joven y muy preparado, representaría la opción del aire fresco, pese a no disponer de experiencia gestora (sólo trabajó de asesor en diferentes ministerios bajo el mando de Montoro o Rato).

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