El nombre de Antonio Camacho no es de los más conocidos en el ámbito político, aunque solo hace falta analizar las acciones de Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del Ministerio del Interior para ver a un joven de 46 años a su lado.
Su nombre saltó a los titulares hace unos meses con el caso Faisán por ser uno de los usuarios de los móviles del Ministerio desde los que se realizaron llamadas a los tres imputados en esta causa, que investiga un supuesto chivatazo a ETA para alertarle sobre una operación.
Sin embargo, el juez de la Audiencia Nacional que investiga este caso, Pablo Ruz, rechazó llamar a Camacho para testificar porque su testimonio "no resulta determinante" para esclarecer los hechos.
Este joven madrileño ha ido subiendo escalón tras escalón: de fiscal a ministro del Interior, pasando por secretario de Estado de Seguridad.
Ha sido el prototipo de alto cargo: joven, de perfil técnico y con conocimientos en el ámbito de su departamento. De hecho ha permanecido como secretario de Estado de Seguridad desde abril de 2004 cuando se formó el primer gobierno de Zapatero.
Fue fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Valencia entre 1991 y 1993 y después en el TSJ de Madrid. También estuvo al frente de la asociación Unión Progresista Fiscales y de ahí dio el salto al Gobierno cuando ganó el PSOE en 2004.
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