Análisis de 'Juego de tronos' 6x09

  • [Atención spoilers] El capítulo 9 de la sexta temporada de 'Juego de tronos' ha dejado una de las batallas más grandes nunca vista en la televisión.

    Venganza, muerte, decapitaciones, tortura, dragones... La Batalla de los Bastardos es el mejor episodio de la temporada, y uno de los más brutales de la serie.

Análisis de 'Juego de tronos' 6x09
Análisis de 'Juego de tronos' 6x09
HBO
Marta S. Ortigosa

Llevábamos semanas esperando este capítulo, y nos ha dejado con la boca abierta con su producción y espectáculo visual. Estamos, sin duda, ante el mejor episodio de la sexta temporada de 'Juego de tronos', y uno de los más brutales de toda la serie. 'La Batalla de los Bastardos' pasará a los anales de la historia de la televisión por el enfrentamiento que nos dejan los Stark y sus aliados y los Bolton y los suyos sobre la tierra norteña de Poniente. El director Miguel Sapochnik saca la varita para deleitarnos con un baile de espadas, danzas de caballos y tripas fuera de sitio. 'Juego de tronos' nunca ha escondido su amor por lo escatológico, y menos iba a hacerlo en una batalla de esta magnitud en la que el norte está en juego. Y se agradece. La guerra es cruda y desagradable, y así debe ser mostrada

A diferencia de los últimos capítulos, en los que pesaban más los movimientos de piezas y los diálogos que la acción, en el noveno el argumento queda en un segundo plano (aunque no sin dejarnos grandes pláticas entre protagonistas) y centra todos sus esfuerzos (con éxito) en el espectáculo. Un espectáculo que ha sido posible gracias al trabajo realizado por 600 trabajadores, 500 extras, 70 caballos y 25 dobles durante los 25 días de rodaje que duró el episodio.

'La Batalla de los Bastardos' gira en su mayor parte sobre el conflicto norteño, sin embargo, Daenerys también tiene su momento de gloria en este capítulo y no debe pasar desapercibido. Le pedíamos que diera un paso al frente y actuara de una vez, que sacara su lado más despiadado, y así ha hecho. Pero vayamos por partes.¡A las armas!

Antes de la batalla, Jon y Ramsay tienen un cara a cara en el que intentan convencerse mutuamente de que esta guerra es innecesaria (algo que saben que no va a servir de nada). Jon le plantea un duelo para resolver el conflicto, pero Ramsay, sabedor de que tiene el doble de efectivos que su rival, se niega en rotundo a ello y se emplazan al campo de batalla. Por suerte para Jon y todos sus aliados, la carta de Sansa llegó al destinatario que todos sospechábamos (Meñique) y el ejército Arryn arribó justo a tiempo para salvar la situación de una milicia rodeada. La verdad es que no sorprendió ni su aparición ni su momento de hacerlo, pero no por ello la carga de caballos es menos espectacular (salvando las distancias...¿a quién no le recordó ese ataque a las cargas Rohirrim de 'El señor de los anillos'). Ver cómo los soldados de Ramsay son arrollados por los corceles y cómo este huye despavorido con el rabo entre las piernas es maravilloso.

Pero antes de todo esto, la casa Stark sufre una nueva baja. Lo sentimos Rickon, pero sabíamos, igual de bien que tu hermana Sansa, que tus horas estaban contadas. Eras una amenaza mayor para Ramsay que Jon (bastardo) o Sansa (mujer) por ser el Stark al que le pertenece Invernalia (en ausencia de Bran), y este no podía arriesgarse a que alguien le estropeara los planes. Son precisamente Rickon y Ramsay los desencadenantes de una tensa conversación entre hermanos que muestra de nuevo la entereza de Sansa forjada a raíz de su sufrimiento. Ella intenta abrir los ojos a Jon sobre la muerte segura de Rickon ("Tú no conoces a Ramsay") y le revela cómo al bastardo Bolton le gusta jugar con las personas. Poco después vemos cómo Sansa tenía razón.

Ramsay libera a Rickon y le dice que vaya corriendo a brazos de su hermano. Sabemos que no hay ni una pizca de bondad en él, por lo que solo nos queda esperar al momento en el que deje de fallar con el arco y la vida de Rickon se vaya para siempre. ¿Y cuándo es el momento elegido? Cuando el pequeño Stark está a escasos metros de Jon, que no ha dudado en coger su caballo e ir a por él. Seguro que en el fondo Jon sabía que esto iba a pasar, pero eso no le impide luchar por su familia.

Al ver caer a Rickon, rompe en ira, se libera de su cinturón y empuña su espada dispuesto a morir con honor (antes de la batalla, le deja bien claro a Melisandre que no quiere ser revivido de nuevo, a lo que la sacerdotisa roja hace oídos sordos y lo deja todo en manos del Señor de la Luz). Pero no muere, y no será porque no tienta a la muerte en este capítulo, ya no solo con las espadas y flechas que silban a su alrededor, sino también con una de las escenas más agobiantes que recuerdo: Jon siendo pisoteado y quedando atrapado debajo de una maraña de cuerpos. La filmación de esta escena, más los fabulosos efectos sonoros, logran agobiarte hasta el punto de pasarlo mal.

 

La batalla nos deja decapitaciones, intestinos fuera, sangre y mucho sufrimiento, sobre todo hasta que se escuchan de fondo los cuernos Arryn. Gran parte de la acción la vemos desde el punto de vista de Jon. Es el líder de este frente y debe llevarse los focos, aunque un poco más de Davos o Tormund tampoco hubiera sobrado. Si se lleva cierto protagonismo el gigante Wun Wun, que antes de morir por un flechazo de Ramsay en el interior de los muros de Invernalia lucha con valor y rompe la puerta que devuelve a los Stark a casa.La venganza está servida

Ya en Invernalia, cuando ve lo negro de la situación, Ramsay dice haber recapacitado y 'acepta' un duelo. Agarra su arco y empieza a disparar. Jon se protege con un escudo hasta que le alcanza y empieza a reventarle la cara a puñetazos. Cuando le queda un suspiro de vida, el ex Lord Comandante decide parar para que su hermana pueda obtener su venganza. Los estandartes Stark ondean de nuevo en Invernalia.

Sansa, en otra muestra de fortaleza (ha pasado de ser uno de mis personajes más odiados a uno de mis preferidos, y todo eso gracias al exponencial crecimiento mostrado por el personaje y también por la actriz Sophia Turner), no duda en hacer sufrir a Ramsay como él ha hecho con tanta y tanta gente. Atado en una silla, mareado y cubierto de sangre, no puede más que rendirse ante sus perros (a los que ha tenido siete días sin comer para que fueran más feroces todavía), que se lanzan a su cara y le desgarran entero. Sansa, que está viendo el espectáculo desde la barrera, se marcha con paso satisfactorio y disfrutando de su posición de poder. Ramsay se lo merecía y no voy a negar que he disfrutado el presente con su macabra muerte, pero también es cierto que echaremos de menos sus maquiavélica cabeza (es imposible suplantar a quien nos ha dejado muchos de los momentos más impactantes de la serie).

No puedo terminar de hablar de Sansa sin mencionar una frase que le lanza Ramsay antes morir que ha dado lugar a un pensamiento bastante extendido. Ramsay le dice que una parte de él vivirá con ella aunque lo mate, lo que muchos han interpretado como que está embarazada (aunque ¿cómo podría saberlo él?) y otros simplemente que sus torturas le perseguirán toda la vida. El tiempo lo dirá.

En un segundo plano en Invernalia, está Davos, que antes de la batalla encuentra en la nieve el juguete de Shireen, hija de Stannis, junto a leños quemados y empieza a elucubrar sobre lo que le ocurrió a la pequeña princesa. En su hipótesis (no tan hipótesis) está implicada Melisandre. Seguro que el Caballero de la Cebolla no dejará el tema sin resolver.Fuego implacable

Como mencioné al inicio, el capítulo no fue exclusivo de la Batalla de los Bastardos, como sí ocurrió por ejemplo en el asalto al Castillo Negro tiempo atrás. Pero alejarse del norte no significa que la acción y las atrocidades desaparezcan del escenario. En el capítulo anterior dejamos Meereen siendo asediada desde el mar, y así comienza el noveno, con la ciudad ardiendo en llamas y una Daenerys con aire serio y desafiante que está harta de mirar desde su pirámide sin hacer nada y tiene claro que no se va a dejar amedrentar por los amos de Yunkai, Astapor y Volantis.

Para demostrar su poder e intimidar a sus enemigos, Gusano Gris degolla a dos de los amos y deja vivo al tercero para que cuente lo que acabar de ocurrir: Dany a lomos de Drogon y Viserion y Rhaegal sueltos al fin convierten en ceniza a sus enemigos, con la inestimable ayuda también de los dothraki, que llegan a caballo para eliminar a los Hijos de la Arpía. Un espectáculo de fuego y muerte que llevábamos ansiando mucho tiempo en el arco argumental de la Madre Dragones. Una Dany que empieza a mostrar síntomas de la locura que persigue a su familia. Esa Targaryen pacifista y diplomática parece estar difuminándose en favor de una Targaryen implacable. Y nosotros encantados.

Aparte del llameante ataque, en Meereen se produce un encuentro muy interesante entre dos mujeres con personalidad que se entienden a la perfección (el ser dos mujeres que reclaman su derecho a gobernar ayuda mucho en este entendimiento). Yara Greyjoy, y su hermano, Theon, han llegado a la ciudad para ofrecer su flota a cambio de recibir ayuda para reconquistar las Islas de Hierro. Daenerys acepta la propuesta, a cambio también de que dejen de asaltar, robar y violar y que la apoyen cuando reclame el trono de los Siete Reinos.

El capítulo es fabuloso en sus dos frentes. Vimos en 60 minutos toda la acción reprimida en las semanas anteriores, y seguro que el último, 'Vientos de invierno', tampoco decepcionará. Suponemos que, ahora que los Stark vuelven a gobernar Invernalia, los ojos girarán más al norte, a la amenaza de los Caminantes Blancos. Además, queda por ver qué ocurre con Arya tras marcharse de la Casa de Blanco y Negro, con Cersei en Desembarco del Rey tras la prohibición de los juicios por combate, con la Hermandad sin Estandarte, con Jaime... Suponemos que ninguna de estas tramas se quedará fuera, y, para poder verlo todo, 'Vientos de invierno' durará 69 minutos, la duración más larga de un episodio en la historia de la serie.

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