Cela Conde muestra a un escritor que "grita socorro y desesperado" en el nuevo libro sobre su padre

Cela Conde muestra a un escritor que "grita socorro y desesperado" en el nuevo libro sobre su padre
Cela Conde muestra a un escritor que "grita socorro y desesperado" en el nuevo libro sobre su padre
EUROPA PRESS
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Hace unos años, Cela Conde recibió de su madre una caja "con una sorpresa bárbara", miles de cartas y documentos. "Ella me dijo que no tenían interés, pero claro, yo sabía que no era así. Lo que pasa es que había que esperar para leerlas, porque haberlo hecho con mis padres en vida hubiera sido una grosería".

Entre esos documentos estaban una correspondencia entre Cela y su primera mujer, Rosario Conde, en la que aparecía un Cela distinto a la imagen que se tenía de él. "Era un joven angustiado y cargado de contradicciones, que cambiaba la percepción que todos teníamos de él", ha resaltado Cela Conde en rueda de prensa.

Este descubrimiento obligó a su hijo a considerar que su primer libro sobre el escritor gallego, 'Cela, mi padre', era "un fracaso", por lo que emprendió una nueva obra en la que incluir estas cartas --aunque todavía quedan muchas que "no han podido ser leídas con cuidado" y, por lo tanto, no incluidas--.

En esta correspondencia --acompañada de una parte narrativa del autor sobre los años con su padre--, aparece por primera vez un Cela "solo y hasta desesperado". "Me ha sobrecogido leer ese lamento de mi padre, algo que no creía posible", ha resaltado Cela Conde, quien sobre todo apunta a ese sentimiento durante los primeros viajes transatlánticos del escritor gallego.

La otra versión del premio Nobel en el imaginario colectivo es la de alguien "tremendo, con una sensación de dominar las cosas y que algunos podrían pensar que hasta desayunaba niños crudos" según sus reacciones ante distintas situaciones.

Ante la pregunta de si esa actitud era "postureo" de cara a los periodistas, Cela Conde cree que se trataba más bien del "oficio de escritor". "Todos los escritores se inventan personajes y, el primero, el suyo propio", ha reconocido su hijo, que además apunta a que en los últimos años de su vida "trató de huir de esa figura inventada".

LA PENDIENTE RESBALADIZA DEL NOBEL

"Se podría decir que cuando le concedieron el Premio Nobel entró en una pendiente resbaladiza, porque todo el mundo creía que estaba imposibilitado para seguir escribiendo, pero se guardaba un as en la manga", ha señalado, en alusión a su última novela, 'Madera de boj'.

"A medida que se acumulaban galas y otros lastres, cada vez se veía más difícil una vuelta de tuerca en su obra. Por eso hay que quitarse el sombrero ante alguien que fue capaz de terminar su vida literaria escribiendo la novela que quiso escribir siempre y además, de tan alto valor poético", ha defendido.

En cualquier caso, Cela fue alguien que "no se arrepintió nunca de nada" y esa actitud pudo "pasarle factura" en alguna etapa de su vida. "De hecho, en dos ocasiones a dos tíos míos distintos, mi padre llegó a transmitirles esa sensación de haber perdido los papeles", ha resaltado Cela Conde.

CARTAS "COJONUDAMENTE BIEN ESCRITAS"

El estilo narrativo de las cartas es el de un Cela que "no bajó la guardia e, incluso, se podría afirmar que están cojonudamente bien escritas, como él habría dicho". Las misivas de Charo Conde no han sido incluidas por "falta de tiempo", si bien el hijo ya ha adelantado que "si bien no son de alguien que ganó el Nobel, si demuestran el amor (recíproco) que sentía" hacia Camilo José Cela.

Las cartas y los documentos pasarán ahora al estudio de los investigadores de la Fundación Camilo José Cela, ya que Cela Conde no cree que haya material para un nuevo libro --a pesar de haber poemas inéditos--. Sobre una aprobación de su padre respecto a este libro, ha recordado que "nunca" le dio una valoración de sus trabajos, pero que de 'Cela mi padre' si le llegó por otros su aprobación. "Si yo fuera fatuo, ridículo y desmesurado, diría que este libro a lo mejor lo podría haber escrito mi padre", ha añadido con ironía.

Además, respecto al paso del tiempo en la obra de su padre, ha reconocido con humor que se trata ya de "un clásico raro", emparejado en esta categoría con Quevedo y hasta con Cervantes. "Hombre, alguien que escribió esos apuntes capertovetónicos o su viaje a Estados Unidos...no parece serio para ser un clásico. Pero menos mal que puede haber clásicos tan divertidos", ha afirmado.

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