Butoh, la danza de la oscuridad, se reivindica Santiago de Chile

  • Cristina García:

Cristina García:

Santiago de Chile, 19 oct.- El Butoh, una disciplina artística que nació en Japón inspirada en las víctimas de Hiroshima y Nagasaki, y definida como poesía grotesca en movimiento, celebró esta semana en Santiago un encuentro internacional, conectando la expresión nipona con propuestas latinoamericanas.

"Cruces y miradas reflexivas" es el concepto que unió durante seis días en la capital chilena a exponentes de Argentina, Ecuador, Japón y Chile y que culminó este fin de semana con una representación en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

Natalia Cuéllar, organizadora del encuentro, fue la encargada de presentar en dicho museo su obra "Cuerpos quebrados", que muestra sin aditivos los recovecos más oscuros de la historia chilena reciente, con un tributo a las mujeres embarazadas desaparecidas durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

"El lenguaje es tan fuerte que conecta a la perfección con la historia reciente de Chile y nuestra falta de memoria", explicó a Efe Cuéllar.

El escaso conocimiento en esta parte del mundo del Butoh, que suele provocar en quienes no lo han presenciado antes un rechazo inicial por su técnica de movimientos fantasmagórica lo que motivó a Natalia Cuéllar a organizar el encuentro.

"Es muy importante contar con maestros japoneses que enseñen la esencia del lenguaje, para que después podamos crear nuevas líneas de investigación y reflexión", señaló la directora chilena.

El Butoh nació en los años 50, pero no se desarrolló internacionalmente hasta la década de los 70 con su llegada a Europa, pero tendría que pasar al menos una década más para desembarcar en América Latina.

En el caso de Chile, fueron Peter Hever y Makiko Tominaga quienes en los años 90 trajeron la danza a Santiago de Chile, creando una escuela que se ha fortalecido con el paso de los años.

"Me removió cosas internas, para mí tenía mucho más sentido que la danza y el teatro que yo estaba estudiando en ese momento", confesó Cuéllar.

Considera además que el Butoh ha adquirido una connotación especial en América Latina, con gran variedad de propuestas según el país de procedencia.

"Yo soy chilena, cargo una historia personal y política en relación con la dictadura que muestro en el escenario, sin embargo en México o Ecuador traen una carga ancestral", agregó.

En el caso de la maestra argentina Rhea Volij, que presentó en el encuentro su obra "Amaralaniñafuego", el Butoh es una danza desnuda, donde el cuerpo habla por si mismo.

"Para mi es la danza perfecta, busca entrar profundamente en todas las heridas abiertas, algo que en América Latina entendemos bien", detalló Volij.

El encuentro también contó con la presencia de los maestros japoneses Katsura Kan y Makiko Tominaga y la precursora de la danza en Ecuador, Susana Reyes, que presentó "Sumka" en la cita santiaguina

La muestra finalizó el sábado con una mesa redonda en la que los directores confluyeron en describir el Butoh como una "danza de la oscuridad", con cuerpos pintados de blanco que se retuercen en posturas incomodas para quien observa, un grito silencioso que no deja indiferente a nadie y que busca reivindicar su lugar en América Latina.

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