¿Cuánto cuesta Eurovisión? Los países ganan más de lo que gastan con el festival

  • El certamen supone un desembolso para los países organizadores, si bien suele dejar muchos más ingresos del turismo.
Eurovisión
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EFE

Este sábado, el himno de la Unión Europea de Radiodifusión volverá a sonar por toda la región como cada año por estas fechas para dar comienzo a uno de los festivales más famosos del mundo, Eurovisión, el cual cumple ya 64 años en el que no se ha dejado de celebrar bajo ninguna circunstancia. Se trata de uno de los momentos más importantes para los estados del Viejo Continente, los cuales intentan mostrar su mejor versión a sus vecinos europeos, y no solo musical.

Porque la música, o más bien "la canción", como así se llama Eurovisión desde sus orígenes, es solo la excusa para estrechar lazos entre los distintos países europeos, y algunos otros como Israel, que precisamente es el organizador este año y uno de los que más ediciones ha ganado en los últimos años. Pero la cordialidad aparente esconde una rivalidad manifiesta entre muchos de estos países, los cuales aprovechan el famoso televoto para mostrar sus filias y fobias. Además, al ser un escaparate de tal calibre, los estados aprovechan para lucirse todo lo que pueden, con puestas en escena cada vez más arriesgadas con los efectos especiales más impactantes.

Pero quien de verdad tiene la oportunidad de mostrar lo mejor de sí mismo a Europa es el país organizador, el anfitrión de la cita que prepara su capital para que luzca estupenda durante alrededor de una semana que duran todos los preparativos y el propio certamen. No obstante, para otros el hecho de que su país gane Eurovisión es una 'patata caliente', pues preparar un festival de este calibre conlleva un importante gasto que corre a cargo del estado. En concreto, en los últimos diez años se han invertido entre 15 y 100 millones de euros para celebrar el certamen.

Así, mientras Suecia en 2013 decidió no gastarse más de 15 millones para ser la sede eurovisiva, un año antes Azerbaiyán había tirado la casa por la ventana invirtiendo nada menos que 100 millones para sorprender a Europa. Sobre todo, ese desembolso vino provocado por el imponente estadio que se construyó para la ocasión, el Baku Crystal Hall.

Coste Eurovisión
 

Lo habitual, a tenor de las cifras de la última década, es gastar entre 20 y 30 millones. Así lo han hecho países como Austria en 2015 (21 millones), Alemania en 2011 (30 millones) o Rusia en 2009 (32 millones). No obstante, otros prefieren hacer un esfuerzo económico ante tan importante cita (Dinamarca gastó 44 millones en 2014) o ser lo más ahorrativos posible (Noruega se dejó 16,5 millones en 2010). El gasto que hará Israel este año no se conoce, pero a buen seguro que será más elevado que estas cifras, pues ya ha avisado de que será espectacular y ha contratado a una estrella como Madonna para cantar en la final, aunque su caché -un millón de euros- lo va a pagar un empresario privado.

En cualquier caso, aunque tengan que rascarse el bolsillo para acoger Eurovisión, al final acaba compensando. Porque el festival suele dejar más dinero en concepto de ingresos derivados del turismo de lo que invierten los países, siendo además un polo para los visitantes durante todo el año en curso. 

Eurovisión como fuente de ingresos

Estas cifras de inversión normalmente se suelen ver superadas por los ingresos que deja el festival en los países organizadores. El mejor ejemplo es el del pasado año, en el que Lisboa acogió el certamen. El país vecino 'solo' invirtió 22 millones, en un acto de austeridad y contención por parte de la RTP (Radio Televisión de Portugal), si bien ganó casi cinco veces más, pues obtuvo unos 100 millones en concepto de ingresos derivados del turismo.

Así lo calculó la Asociación de Hostelería, Restauración y Similares de Portugal (AHRESP), destacando el lleno hotelero absoluto en el fin de semana de Eurovisión. Para la hostelería este evento fue mucho mejor que la Expo del 98 u otros organizados anteriormente y que en principio deberían haber tenido mucha más repercusión internacional, pues ya solo por parte de la prensa contaron con 2.000 periodistas de 80 países diferentes acreditados.

Y es que el poder de los eurofans es innegable y no dudan en viajar cada año para ver en directo un festival que para otros está denostado. Se estima que cada año unos 30.000 europeos viajan al país organizador para disfrutar no solo del certamen, sino también del ambiente que se vive en la ciudad con personas de diferentes culturas.

Pero no siempre ha sido así. Porque ahora las facilidades de movilidad no son comparables a las que había hace unos años, sobre todo por los servicios nuevos de economía colaborativa puestos en marcha. Así, en ediciones anteriores los organizadores han perdido más de lo que han sacado.

Por ejemplo, Dinamarca invirtió 44 millones y apenas sacó 15 millones de beneficio, mientras que Ucrania solo logró 20 millones por los 50 invertidos, aunque en este último caso hablamos de un lugar que ha tenido mucha inestabilidad en estos años y muchos eurofans decidieron no viajar por seguridad. Pero para pérdidas las de Azerbaiyán, que se dejó nada menos que 100 millones pero solo obtuvo a cambió 8,5 millones.

Pero otros, como Austria, que gastó 21 millones e ingresó otros 38 millones a cambio, salen ganando con Eurovisión. Y esa es la tónica habitual de un festival que ha logrado sobrevivir a pesar de las múltiples críticas que se lleva cada año y de que ha devenido en un loco maremagnum de canciones muchas veces sin sentido. Aunque sigue teniendo mucha importancia como una muestra de la diversidad, tolerancia y multiculturalidad de un continente que sigue moviendo buena parte del mundo.

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